Amor tóxico, de Norberto Ramos del Val

Auténtica, original, provocadora y actual. Así es la historia que nos presenta Norberto Ramos del Val en su nuevo largometraje Amor Tóxico. La cinta —protagonizada por una maravillosa Ann Perelló y la notoria actuación de Edu Ferrés— nos muestra una primera cita entre dos desconocidos. Irene aparece como una femme fatale aniñada y caprichosa, mientras que Toni vendría a ser el prototipo de chico loser, desesperado por tener sexo y harto de verse obligado a desplegar rituales sociales para conseguir su objetivo.

En ellos no sólo se encarnan dos soberbios actores, sino el reflejo de unos modelos contemporáneos que responden a la imagen de los jóvenes de hoy en día. Y he aquí el primer éxito de esta película, que radica en el logro de haber sabido narrar una situación actual y recoger en ella las nuevas formas de relacionarse que imperan en el siglo veintiuno. El guion ha sabido representar el egoísmo de la sociedad moderna, juntarlo con la falta de apego y exhibir la necesidad de imponerse sobre el otro. El resultado es un cóctel realista y despiadado el amor en tiempos de tinder.

Lo que a primera vista podría quedarse en una comedia romanticona plagada de estereotipos nos sorprende al derivar en una insólita crónica donde reinará el combate entre los dos protagonistas. Un combate donde parece no haber límites, en el que todo vale. Y he aquí el segundo logro del film, el de suscitar la intriga y por tanto incrementar el interés en los  espectadores que comienzan a hacerse la misma pregunta: ¿quién ganará el pulso? En semejante panorama donde queda claro que el objetivo es destruir al otro, ¿quién abandonará primero?

amor_toxico_02

Lo irónico del asunto es que uno deja de plantearse quién enamorará al contrincante para comenzar a preguntarse quién logrará destrozar al oponente. La originalidad del film se establece precisamente en su capacidad de sorpresa y el interesante tratamiento de los caracteres protagonistas. Los dos jóvenes irán deshaciéndose de sus disfraces iniciales y ganando naturalidad a medida que transcurren los minutos y desfilan sus consumiciones de cubatas. Tanto Irene como Toni son mucho más complicados de lo que parecen, y lo que en un principio pudo llegar a parecer sencillo deja de serlo para mostrarnos una situación mucho más oscura, adaptándose así al tono general de la cinta. Un tono donde reina la gracia verbal, los ataques dialécticos y las críticas feroces.

Los 112 minutos que dura el film son un acierto, ya que la lucha se establece en la propia duración prolongada del tiempo. Casi dos horas es lo que dura esta feroz cita donde ninguno quiere abandonar la guerra. Sus motivos tendrán. Técnicamente es admirable que usando una única localización principal (el bar) el ritmo no decaiga y se mantenga la fascinación por la historia. Parte del mérito se debe a haber sabido intercalar situaciones más surrealistas que otras, logrando así un equilibrio dinámico entre los sucesos y el desarrollo de la relación entre Irene y Toni. Norberto Ramos evidencia merecer el título de Rey Del low cost, demostrando que para hacer buen cine lo necesario no es tanto el dinero, sino el trío que conforma el talento, las ganas y la originalidad. Con un film como este es inevitable no acordarse de Samuel Fuller cuando afirmaba que una película es como el campo de batalla: con amor, odio, acción, violencia y muerte. En una palabra, emoción.