El contador de cartas, de Paul Schrader

Oscar Isaac es William Tell. Su nombre tiene pocos visos de autenticidad (lo que de algún modo anticipa que tiene un pasado que ocultar). En primer lugar por llamarse igual que el legendario ballestero suizo que disparó a una manzana situada en tenue equilibrio sobre la cabeza de su hijo, y en segundo porque es jugador de póker, y en el póker un tell es lo que puede condenar a un jugador: ese imperceptible guiño del ojo, ese rápido absorber con la nariz, o ese débil rictus en el labio, esa señal inconsciente que se realiza cuando entra una buena (o mala) mano, o directamente cuando se lanza un farol, y que solo pueden descubrir los más observadores después de jugar muchas manos contra alguien.