La lista de Schindler (Schindler’s List, 1993)

Quién salva una vida, salva al mundo entero

La lista de SchindlerBasado en el bestseller del escritor australiano Thomas Keneally, Spielberg aborda en esta película un tema que deseaba llevar a la pantalla hacía mucho tiempo, el holocausto judío. Quizás por ello sea este su proyecto más ambicioso y también el más atípico dentro de su filmografía.

La lista de Schindler es una película de cuidadísima producción, desde la fotografía hasta el impresionante trabajo de casting, desde la ambientación hasta el último gesto de los actores.

La fotografía es del polaco Janusz Kaminski, quien colaboraría después de esta película con Spielberg en otros proyectos. La lista de Schindler tiene una magnífica fotografía en blanco y negro, con un marcado juego de luces y sombras, planificada para enmarcar determinados objetos, los rostros de los actores y estructurar los espacios. Utiliza enormes ventanas para que entre la luz en casi todas las escenas de interior y las escenas en exteriores están trabajadas casi como si fueran imágenes de un documental, lo que crea una gran sensación de realismo.

La lista de Schindler

Este realismo lo potencia Spielberg rodando parte de determinadas secuencias con cámara en mano, las cuales se convierten en las de más impacto de la cinta; la magnífica secuencia de evacuación del Ghetto, la revisión médica de los húngaros en el campo, entre otras.

El trabajo de montaje es de Michael Kahn, colaborador en todas las películas de Spielberg desde los años 70. Montaje muy elaborado, con gran número de planos y utilización de montajes paralelos, quizás sea demasiado exhaustivo en ocasiones, no deja ni un sólo respiro y momento de reflexión al espectador. Traiciona de esta manera la pretensión del uso de la imagen documental que propone Spielberg en ciertas secuencias y que potencia tanto con el trabajo de fotografía como con el de puesta en escena, los cuales pierden cierta eficacia. Spielberg utiliza el montaje (tanto los recursos visuales como los sonoros) para mostrarnos lo que él piensa que debe ser enseñado, no lo que la historia a priori le pide. Por ello las imágenes no desgarran a pesar de la dureza de lo que cuentan, ya que el director subordina la vivencia extrema del pueblo judío a su propia idea de lo que el espectador debe recibir para entender «su mensaje», después de pasar por taquilla (nos presenta las ejecuciones de los adultos en primer plano y las de los niños en off, el sufrimiento en la película es muy contenido, sin mostrarnos demasiado, tan sólo utilizando las ejecuciones directas, de forma continua durante toda la película, por ejemplo).

A pesar de todo ello, y de la sensación que se tiene durante toda la película de que Spielberg te conduce de la mano constantemente hacia lo que debes o no debes recibir, su realización es impecable.

La música es de otro de sus colaboradores habituales, John Williams. Potencia con ella la gran tristeza que emana de las imágenes y quizás sea una de sus más bellas e inspiradas bandas sonoras.

La lista de Schindler

Hay que destacar también el impresionante trabajo de casting de la película. No sólo los actores principales están magníficos, Liam Neeson, Ben Kingsley y Ralph Fiennes, impresionante este último encarnando a Amon Goeth, sino también merecen destacarse a los secundarios. La lista de Schindler es una película casi coral, cuyos protagonistas son los trabajadores de la fábrica de Schindler, sus «trabajadores esenciales» y por supuesto, todo el pueblo judío. Las historias de los personajes secundarios son quizás las que le dan fuerza a la película, Spielberg nos hace compartir con ellos ese viaje del horror y la incertidumbre hasta la salvación final.

Esto es lo que hace quizás de La lista de Schindler una película conmovedora, de la que emana una enorme tristeza, pero también esperanza. Está de más hablar del gran dominio del medio cinematográfico y la calidad como director de Spielberg, que creo están más que demostradas más allá del resultado final del producto o los gustos personales.

La lista de Schindleres una película sobre la supervivencia, sobre la esperanza, sobre la dignidad del ser humano y lo retrata con una distancia muy respetuosa hacia sus protagonistas. La película tiene una gran contención del ritmo cinematográfico y de la actuación, lástima la secuencia donde Schindler, personaje siempre controlado y distante, cae de rodillas ante la posibilidad de salvar a más judíos. Spielberg flaquea como de costumbre y hace flaquear a su personaje en una escena innecesaria que roza casi el melodrama. Que Schindler es un personaje sensible al dolor ajeno y que ha salvado muchas vidas ya nos lo ha mostrado reiteradamente durante toda la película, la actitud final del personaje no corresponde a lo que nos ha enseñado hasta ese momento de él. Aún así, y sabiendo lo propenso que es Spielberg a caer en gratuitas sensiblerías que nublan la posible grandeza de sus películas, La lista de Schindler es un ejemplo de dominio y solidez tanto en la dirección como en el resto de aspectos de la producción.

La lista de Schindler

La película está planificada al milímetro, cada plano, cada gesto y movimiento de los actores, cada movimiento de cámara está cuidado. Spielberg sabe lo que nos quiere trasmitir con las imágenes y lo hace con distancia ante los horrores que nos muestra y con un gran convencimiento, a pesar de que como hemos señalado antes, su utilización del montaje y los propios límites que se impone como director, le hacen pecar a veces de ser demasiado condescendiente con el espectador.

La dirección es espléndida, contenida, incluso elegante y de una enorme sensibilidad.

Algunas escenas tienen una gran potencia visual y narrativa. Los niños que juegan en el parque mientras cae ceniza como si fuese nieve, Schindler pasa la mano por la superficie del coche cubierto por las cenizas, Schindler a caballo mientras a lo lejos los nazis desalojan el ghetto, los niños escapando de los nazis y escondiéndose para no separase de sus familias en el campo, son secuencias descritas y rodadas de forma magnífica.

También hace un gran uso de los espacios y de los objetos. Espacios que inspiran terror; los trenes de deportados, los campos de trabajo, las duchas…o espacios donde el ser humano puede mantener aún intacta su dignidad, la fábrica de Schindler.

La lista de Schindler

Los objetos están siempre presentes, sobre todo las listas, que condenan o liberan, las listas que contienen el dolor o la esperanza. Listas de deportados, de judíos censados, el pasaporte al horror o «la lista», la de Schindler, el único pasaporte para conservar la vida, la lista para unos pocos elegidos.

Esta lista es el bien absoluto, es la vida —diría Itzhak Stern (Ben Kingsley)— más allá es el abismo, así de estrechos son los márgenes entre el horror y la salvación.

La lista de Schindler tuvo un éxito inmediato de público y obtuvo siete oscars; Mejor película, Mejor dirección-Steven Spielberg, Mejor guión-Steven Zaillian, Mejor música original-John Williams, Mejor fotografía-Janusz Kaminski, Mejor montaje-Michael Kahn, Mejor dirección artística-Allan Starski, Ewa Braun, y obtuvieron nominaciones; Mejor actor-Liam Neeson, Mejor actor de reparto-Ralph Fiennes, Mejor diseño de vestuario-Anna B. Sheppard, Mejor maquillaje-Christina Smith, Matthew W.Mungle, Judith A. Cory, Mejor sonido-Andy Nelson, Steven Pederson, Scott Millan, Ron Judkins. Fue también ganadora de varios premios importantes; ganó varios Globos de oro; mejor película, director y guión. Premio Grammy a la mejor música para John Williams, nominada al César a la mejor película extranjera y muchos otros premios internacionales.

La lista de Schindler

Sin duda un palmarés impresionante para una de las películas más sobresalientes dentro de su filmografía.