¿Imágenes pese a todo?

Tarantino reescribe el género a través de la historia

La institucionalización y repetición de determinados códigos cinematográficos para representar a la Segunda Guerra Mundial ha transformado a todas esas ficciones en una calle de sentido único. Sus imágenes han perdido la perspectiva del tiempo amanerándose hasta el punto de exigir un mayor barroquismo visual para continuar funcionando, aunque sea a medio gas. Una prueba de ello es la —moralmente— confusa Valkyria (Valkyria, Bryan Singer, 2008), así como Los gritos del silencio (The Killing Fields, Roland Joffé, 1984) que, hace veinticinco años, asentó esas bases estéticas en su manera de testimoniar la dictadura de la Khmer rouge en Camboya. Para inspirar el sentimiento de pérdida del amigo desaparecido en los campos de la muerte, Joffé hacía gravitar un cúmulo de referentes cultos —Puccini y su famosa pieza del Turandot, por ejemplo— que hipertrofiasen su raquítico sentido de la imagen. Pero continuaban siendo imágenes pese a todo.

La reinvención de la Historia

¿Y ahora qué?