Princesa Ghibli
Película fundacional del Estudio Ghibli, Nausicaa es tanto un compendio de las constantes de su autor como una consecuencia y un preludio de todo un estudio. Habiendo dirigido ya El castillo de Cagliostro (Rupan sansei: Kariosutoro no shiro, 1979), Miyazaki captó la atención de Toshio Suzuki, periodista de Anime que, entusiasmado por lo que ha visto, decide colaborar con él y con el productor Isao Takahata para desarrollar el nuevo proyecto. Suzuki promueve la publicación del manga en el que sustentará la película y que se publica ex profeso para crear un público que esperará con avidez la cinta. Tal es el éxito de Nausicaa y de la estrategia que Suzuki y Miyazaki se asociarn en la constitución del llamado Estudio Ghibli, taller del que no sólo surgirán las siguientes obras de Miyazaki sino que creará escuela artística.
Nausicaa, del valle del viento es, pues, una obra que incluye los temas más queridos a Miyazaki: una heroína de claro liderazgo pese a su fragilidad aparente, una reivindicación de políticas ecológicas y una clara pasión por los aeroplanos. Comenta Toshio Suzuki que en el momento de la preproducción de La princesa Mononoke (Mononoke-hime, 1997) tuvo que convencer a Miyazaki de optar por este proyecto frente a otro que narraba la aventura de una oruga que viajaba de un árbol al que tenía al lado. Creía que Miyazaki estaba ya en una edad madura a partir de la cual difícilmente podría enfrentarse a proyectos de acción. Ciertamente, hay una diferencia clara entre la opción por la épica que respira esta Nausicaa y la misma La princesa Mononoke frente a las posteriores El viaje de Chihiro (Chihiro no kamikakushi, 2001), El castillo ambulante (Hauru no ugoku shiro, 2004) o Ponyo en el acantilado (Gake no ue no Ponyo, 2008), obras que, aun gozando de vibrantes pasajes de acción, tienen una vocación mucho más poética y mayor dosis de humor.
Nausicaa es pues una obra de acción, una excelente película de aventuras, que mezcla las cintas bélicas de aviación, la ciencia ficción, el western y las cintas de piratas. Hay abordajes entre naves (voladoras), duelos de aeroplanos, asaltos al castillo, luchas a espada, desbandadas de búfalos (bueno, de ohmus, el equivalente en gusano gigante a un bisonte desbocado) y batallas con monstruos voladores y…. La habilidad de Miyazaki y su equipo no radica sólo en la intensidad de la historia sino en la capacidad de imbricar, a nivel argumental y a nivel narrativa, las múltiples capas de la historia. Así, la breve introducción nos lanza ya a un fascinante paseo de la mano de Nausicaa por la zona desolada del desierto tóxico y permite conocer el impacto que la guerra mundial ha tenido en el equilibrio de la vida en la Tierra, dando lugar (como se verá quince minutos más tarde) a una serie de guerras entre pequeños estados limítrofes con el desierto.
La principal atracción de la cinta no es, no obstante, la agitada trama, sino la capacidad de los creadores de Ghibli, Miyazaki a la cabeza, de definir todos estos mundos. Desde las primeras escenas, en las que Nausicaa evoluciona en la zona devastada, descubriendo el caparazón vacío del ohmu con toda suerte de seres reptando y volando a su alrededor, hasta las fascinantes imágenes del infrasistema, bajo las arenas del desierto, dónde los troncos de los árboles crean una inmensa catedral. Es éste el mérito principal de Miyazaki y de Nausicaa, la capacidad de utilizar una puesta en escena absolutamente cinematogràfica (sin necesidad de 3-D o digitalizaciones), mediante una animación artesanal que encuadra las piruetas aéreas, las contiendas bélicas o los desplazamientos por los nuevos mundos con acertados encuadres o travelling. Un dibujo que también capta paisajes y ecosistemas creíbles, fascinantes y temibles en lo que tienen de presagio. Presagio especialmente ominoso cuando en la secuencia final los ohmu son atraídos por uno de los ejércitos en liza para arrasar un país neutral, siendo enfrentados por un tercer país que dispone del arma definitiva, el guerrero gigante. También en este pasaje la habilidad de Ghibli sirve para lucir sus habilidades en el diseño de un monstruo (cortesía de Hideaki Ano, futuro director de Neo genesis evangelion, 1995) que, a semejanza del gólem, se configura con arena y lanza fuego de potencia atómica. Héroes y monstruos, aviones y desiertos, y una princesa que será el emblema del futuro estudio Ghibli, la primera de más princesas por llegar.