Primero de los especiales de Halloween emitidos en HD y formato 16:9, reúne en su introducción numerosas referencias cinematográficas y televisivas de aquellas fechas, pues al reunirse cuatro de los mayores iconos del cine de terror —Drácula, Frankenstein, el Hombre-lobo y la Momia— y describir su satisfacción al encontrar en esa noche la única en la que pueden pasear sin dar la nota, se toparán con los abusones del colegio, Dolph, Jimbo y Kearney —disfrazados respectivamente del Venom de Spider-Man 3 (Id., Sam Raimi, 2007), el Master Chief procedente del videojuego Halo y el Joker de El caballero oscuro (The Dark Knight, Christopher Nolan, 2008)—, quienes se burlan de ellos, pues les parecen sacados del canal TCM. Para ello, los monstruos irán a una tienda de disfraces y a parecerán con sus nuevos atuendos. A saber: Drácula como el Iron Man de la película dirigida en 2008 por Jon Favreau, la Momia como el Capitán Jack Sparrow de la saga Piratas del Caribe, el Hombre-lobo como Harry Potter… ¡y Frankenstein como Bob Esponja! Todo se liará al acudir los cuatro monstruos a casa de los Simpson y serles infiel a sus esposas, quienes aparecerán para poner las cosas en su sitio, matando a Homer por su permisividad.
«Dial «M» For Murder or Press «#» to Return to Main Menu” es quizás uno de los mejores segmentos jamás vistos en estos especiales de Halloween por su preciso e inteligente despliegue de referencias cinéfilas, en este caso relacionados con el cine de Alfred Hitchcock. Para empezar, el título del episodio hace referencia al film Crimen perfecto (Dial M for Murder, 1954) y tendrá en su mayor parte como telón de fondo la banda sonora de Psicosis (Psycho, 1960). Pero inmediatamente tomará el camino de Extraños en un tren (Strangers on a Train, 1951), donde Bart y Lisa intercambian sus víctimas: sus profesoras Mrs. Hoover y Edna Krabappel. Bart presionará a su hermana, quien no está dispuesta a cometer un asesinato. Por ello, Lisa deberá deshacerse de su chantajista, comenzando un demencial recorrido por algunas de las imágenes más recurrentes de los films de Hitchcock, desde las escaleras por donde trepa James Stewart en Vértigo / De entre los muertos (Vertigo, 1958) hasta los decorados dalinianos de Recuerda (Spellbound, 1945), pasando el propio director bajando de un autobús como en Los pájaros, (The Birds, 1963) o por el Monte Rushmore de Con la muerte en los talones (North by Northwest, 1959).
El segundo de los relatos, Don’t Have a Cow, Mankind (No coman vacas, humanos), es una seria reflexión sobre las atrocidades que se están cometiendo por parte de la industria alimentaria actual, ya que el lanzamiento de una nueva hamburguesa de la cadena de Krusty el Payaso, llamada «Krusty2» y que está realizada a partir de vacas que comen vacas —algo no muy lejano a la realidad, ya que los piensos para el ganado están compuestos de proteínas animales, lo cual ha desencadenado varias crisis sanitarias en lo que llevamos de siglo—, desencadena la conversión de humanos en zombis. Las referencias cinematográficas tardan poco en aparecer, pues un fundido a negro nos indica que 28 días después —como en el film de Danny Boyle del mismo título (28 Days Later, 2002)— pocos son los supervivientes. Entre ellos, la familia Simpson, atrincherada en su casa y que, como en Soy leyenda (I Am Legend, Francis Lawrence, 2007) —basada en la novela homónima de Richard Matheson escrita en 1954—, descubre que uno de sus miembros, Bart, contiene los anticuerpos para crear una vacuna contra la enfermedad. Al llevarle a la zona segura se producirá uno de esos momentos que tanta retranca despliega esta serie: mientras alguien propone comerse a Bart, Marge exclamará indignada “¿Qué tipo de gente civilizada se come el cuerpo y la sangre de su salvador?”, mientras al reverendo Lovejoy parece que el cuello de su camisa le aprieta demasiado.
La última de las historias, There’s No Business Like Moe Business (No hay negocio como el negocio de Moe), está basada en la película de 2007 Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet (Sweeney Todd: The Demon Barber of Fleet Street, Tim Burton) donde, por amor hacia Marge, Moe asesina a Homer y convierte la sangre de éste en el ingrediente secreto de su nuevo éxito comercial, apareciendo todo ello ante nuestros ojos como una representación teatral.