—¿Es la comedia la mejor forma de hablar de cosas serias?
—No sé si es la mejor pero a mí es la que me sale. Por hacer comedia no significa que te estés burlando de algo. Es la manera de contarlo sin que te des cuenta. Con la comedia todo es más sutil y estás más lejos del panfleto. No quiero hacer manifiestos. Me gusta el retrato de la realidad y de sus detalles, a veces costumbristas, y a veces absurdos o surrealistas, pero que tienen mucha más raigambre en la verdad de la que parece. Justamente esta película creo que hace un tipo de comedia más seca, más “bajonera”, que lo que había hecho hasta ahora, pero que sí había cultivado en el corto Cuando éramos pocos. Para mí es mi trabajo favorito y me apetecía recuperar ese tono después de haber hecho mucha comedia romántica, que sí que me gusta, hacer comedia loca de gags y de situaciones y de chistes, pero creía que mi siguiente trabajo como director no tenía que ir por ahí, por eso no dirigí Ocho apellidos vascos, porque me iba a encasillar.
—Entonces podemos decir que esta es tu película más personal.
—Sí, sí, desde luego. A pesar de que algunas de las ideas son de Diego San José, la he escrito yo solo, se ha hecho en San Sebastián, la he producido yo mismo, con Nahikari Ipiña, mi socia, pero con nuestra propia productora… Es todo bastante pequeño y familiar. He llamado al reparto no porque sean muy buenos comediantes, me daba igual, pero casualmente, siempre he trabajado con gente de comedia. Puede extrañar por el tono, y que la gente piense que para algo tan serio por qué he llamado a actores de comedia. Pero no es porque sean de comedia, es que es una película muy personal y llamo a la gente con la que estoy a gusto.
—Al hilo de lo que comentabas de que ha sido la primera película que escribes sin Diego San José, cuando la escribías, ¿te pones primero como guionista o como director?, ¿piensas mucho ya en la puesta en escena cuando escribes?
—También hay que pensar que la gente conoce tu trayectoria anterior y viene pensando que va a ver una comedia pura, y predispuesta a las risas. Y bueno, tiene muchas cosas divertidas…
—Sí, yo creo que es un poco eso. Y sí, hay cosas divertidas, pero no hay “chistes”, es como todo más frío. De hecho en los minutos iniciales no hay comedia.
—En el pase de prensa, en las primeras imágenes, el montaje del plano del filete friéndose intercalándose con el de Ramón Barea a la mesa, la gente se partía de risa.
—¿Pero por qué? ¿Por qué?
—Quizá porque es una película tuya, o por la planificación del montaje, porque cada vez los planos duran menos, hasta que casi se funden…