Arantxa Acosta (Miradas de Cine, La Realidad No Existe)
La conciencia del por qué de uno mismo (último plano de A Ghost Story): Vivimos en un «mundo acelerado», como lo denomina Harmut Rosa. Un mundo que nos exige nuestra máxima atención, inevitablemente, selectiva. Porque gracias a los avances tecnológicos disponemos de más información, en el menor tiempo. Más filmes, más series, más documentales, más noticias. Más de todo. Donde queramos, cuando queramos, desde el dispositivo que más nos apetezca. Que del formato digital implique pérdida de datos, bueno…. es un «mal menor». O nos hemos querido autoconvencer de ello. Mucha información, sí, pero también menos veraz, porque no se aplican filtros. O más manipulada. Lo hemos constatado en los últimos meses gracias, precisamente, a la proliferación de fuentes que permiten contrastar todos estos datos, encuestas, noticias… Mucha información, pero sobre todo menos personal, aunque se nos venda lo contrario. Porque nos adaptamos a lo que creemos necesitamos, a lo que se nos dice nos hace falta. Salirse de unos límites invisibles pero por todos conocidos no está bien visto: vivimos en un mundo acelerado, en el que preferimos reírnos de las emociones que otros muestran públicamente, para que nadie sospeche que compartimos sus pensamientos. Un mundo que se acerca peligrosamente a ser vivido desde la realidad virtual, desde una añoranza que pronto veremos en propuestas como la de Ready Player One (íd., Steven Spielberg, 2017), que, no nos engañemos, muestran el mundo al que queremos llegar, por aburrimiento y por inconsciencia. También vivimos en un mundo en el que no respetamos las opiniones de los demás. Ridiculizamos posturas, soterramos opiniones. Todo para lograr encajar. Recuperar lo vintage, desde una perspectiva del s. XXI. nos va durar poco, porque no podemos volver a vivir la inocencia de ciertas décadas. Esta extensa introducción me sirve para poner en situación el por qué fue tan importante el plano final de A Ghost Story (íd., David Lowery, 2017), ese en el que C. lee la nota de M., y el peso del tiempo, del mundo, de su otrora conciencia, de sus proyectos inconclusos, de sus esperanzas no cumplidas, de su irracional apego al espacio, a una vida ya vivida… le sobrepasan. ¿Alcanza C. entonces su destino, sea el que sea?¿Desaparece para no ser nunca más recordado? ¿Encuentra la respuesta que tanto ansiaba, o únicamente una constatación de sus mayores temores? Da absolutamente igual. Lo importante es que avanza. El plano, esa escena en concreto, pero también toda la película, nos recuerda de que nos hemos olvidado de pensar en nosotros mismos, no desde un punto de vista egoísta, sino como parte de un todo. Un todo que es un núcleo familiar, una sociedad, un mundo. Un todo en el que tienen cabida las reflexiones de un intelectual (acorazado en su estética pseudohipster) que nos dice, a todos, eso de que, parafraseando, «hacemos de todo con tal de perdurar en la memoria colectiva, pero mejor follas que escribes un libro, porque llegará un momento en el que, igualmente, desaparecerás finalmente», pero también en el que puede respetarse la decisión de «alguien» por querer seguir esperando, aunque ya no sepa el qué. Vivimos en un mundo acelerado en el que nos hemos olvidado de nuestras raíces, de nuestros valores y principios, y aun así directores como Martin Scorsese nos regalan esa maravilla que es Silencio (íd., 2017) aun sabiendo que no va a ser entendida en este, repito, mundo acelerado que sólo quiere diversión, y que cuando se le entrega tampoco lo comprende, porque se trata de una diversión destilada y mordaz, que apela a un imaginario que ya no existe, que ha sido silenciado «por el bien de las masas». Me refiero, cómo no, a la alegría de ver a un Luc Besson que decide filmar, y sale más que airoso, esa difícil propuesta que es Valerian y la ciudad de los mil planetas (Valerian and the City of a Thousand Planets, 2017) Vivimos en un mundo en el que no se quiere avanzar por mucho que se proclame a los cuatro vientos lo contrario, un mundo en el que ha marchitado la creatividad. Porque sí, se puede ser creativo y lanzar un mensaje de alarma al pensar sobre la evolución del hombre-máquina con ideas tan rompedoras (o no tanto, pero los fans no son capaces de aceptar una alternativa tan poco esperada y original) con sus propuestas iniciales como las de Scott y su Alien: Covenant (íd., 2017). O se puede demostrar la posibilidad real de desmitificar a unos personajes que se habían querido convertir en intocables, y dejar que Rian Johson haga saltar (un poco) por los aires la saga con su propuesta Star Wars: los últimos Jedi (Star Wars,: The Last Jedi, 2017). Así que por todo esto es tan importante ese último plano de A Ghost Story. Para recordarnos que no debemos comulgar siempre con lo preestablecido. Para fijarnos, y valorar, a aquellos que se atreven a cuestionar los límites. Para cuestionarnos a nosotros mismos. Para ser conscientes de quiénes somos, y quién podemos llegar a ser.
Tonio L. Alarcón (Imagenes de Actualidad, Dirigido por…)
O más bien dos momentazos. Los que concentran dos cortometrajes extraordinarios, Madre de Rodrigo Sorogoyen y Vampiro de Álex Montoya, que demuestran que se pueden contar historias muy grandes en formatos muy pequeños.
Arantxa Bolaños (Miradas de Cine)
https://www.youtube.com/watch?v=kAmn3StMotA
Gerard Casau (Rockdelux, Dirigido por)
La proyección de L’amour fou de Rivette en la Filmoteca de Catalunya, el descubrimiento del cine de Margarida Cordeiro y António Reis en el Festival de Sevilla o, claro, seguir semanalmente Twin Peaks, un «retorno imposible» que arrasa y supera todos los límites que queramos poner entre series y cine. Pero 2017 será recordado, evidentemente, como el año en que se señalaron y se habló en plata de los abusos machistas en Hollywood (y más allá). Tras la necesaria purga de cerdos, ojalá el feminismo cinematográfico se visibilice no solo en titulares (y en clickbaits interesados) y abra una brecha en que las mujeres tengan realmente voz en todas las fases de la producción cinematográfica.
Luis Fernández (Miradas de Cine)
El esperado regreso de David Lynch al gran formato y al universo de Twin Peaks.
José Ramón García Chillerón (Filmoteca de Murcia)
La magnífica (y muy cinematográfica) forma en la que Paco Plaza utiliza la canción Hechizo, de Héroes del Silencio, en la estupenda Verónica. El fascinante y aterrador descubrimiento de la manifestación del Mal primigenio que ofrece David Lynch en el magistral capítulo ocho de la tercera temporada de Twin Peaks. Shalman Rushdie exponiendo a Larry David los beneficios sexuales que tiene ser objeto de una fetua en la temporada nueve de Curb Your Entusiasm.
Andrés Goteira (Director de cine)
Sobre Disaster Artist, la vi en Sitges, la vi en el cine, es la única peli de 2017 que quise/pude ver dos veces. Consigue que ame a ese personaje en muy pocos minutos, único ese choque emocional de lo serio y lo absurdo a partes iguales. Geniales los créditos finales. Este y el fantasma de A Ghost Story son los momentos fílmicos del año.
Marla Jacarilla (Contrapicado, Culturaca)
La sensatez y lucidez de Agnès Vard respondiendo las entrevistas: “La gente se muere, y mientras nosotros estamos aquí, en hoteles bonitos y lujosos. ¿Debería dormir en la calle? No, esa no es la solución. Sé que con el desayuno de un día en mi hotel de San Sebastián podría alimentar a algunas familias durante una semana, pero rechazar mi posición sería deshonesto. Me conformo con no legitimar las gilipolleces.”
Toni Junyent (Miradas de Cine)
Más allá de adscripciones políticas o sentimentales, destacaría el referéndum que, según mantuvieron algunos durante bastante tiempo, nunca existió. Un momento concreto: aquél en el que, al abrirse el colegio electoral donde me tocaba votar, salió la cuarentena de personas que había dormido en él, en medio de un aplauso y unos emocionados «¡Moltes gràcies!» que se prolongaron varios minutos. Contradictoria estampa: sobre la misma entrada del colegio que defendíamos había una pancarta, que lleva años allí, que reza «¡Prou retallades!», en referencia a los recortes aplicados por el mismo gobierno que terminaría impulsado el llamado Procés (que, personalmente, sigo con el mayor de los escepticismos, pero esa es otra historia). Sea como fuere, el 1 de octubre pasado un montón de ciudadanos y ciudadanas de a pie se organizaron y llegaron ahí donde las instituciones no pudieron o no quisieron llegar. Es más, podríamos decir, y no nos equivocaríamos, que el Estado español opuso resistencia violenta. No pudieron impedir que más de dos millones de personas votaran. Hagamos estas cosas más a menudo; sobran los motivos.
Jose Luis Losa (Director Cineuropa)
Cuando Donald Trump compró a los dos notarios de Price Waterhouse para servir en bandeja el papelon a Warren Beatty y Faye Dunaway en la velada de los La La Land haters.
Carlos Losilla (Caiman)
El episodio Twin Peaks. The Return relacionado con las últimas películas de Hong Sang-soo relacionado con Somnia relacionado con La flor relacionado con Algo muy gordo relacionado con James Gray relacionado con Personal Shopper relacionado con el ritmo Puigdemont / Rajoy (sobre todo en pleno Festival de Sitges) o Trump / Putin, etc.: ¿ha existido algo parecido al tiempo tal como lo conocíamos en el cine / la vida vist@ este año? Precisamente ya solo hay “momentos”…
Carles Matamoros (Transit)
El retorno de David Lynch y el escándalo de Harvey Weinstein.
Manuel Ortega (Miradas de Cine)
Jim and Andy de Netflix. O la confirmación de Jim Carrey como especie única y en extinción.
Jorge-Mauro de Pedro (Culturaca)
El personaje llevando de la mano al mito. O el icono de la cultura popular secundando al hombre que despierta al mundo, a un mundo al que está cada vez más convencido que no pertenece. Cruzan la calle juntos de la mano. A tientas se han buscado, a tientas se han encontrado. ¿Son lo que parecen o tan solo la proyección intangible de las expectativas de la audiencia? No sabrás hasta el final cuál de los dos es real y cuál pertenece a la órbita de los sueños macabros urdidos en ese limbo que David Lynch rebautizó como Logia Negra. En la calle solitaria, impávidos frente a la casa donde todo empezó. Puede que el horror aceche en el recibidor. Pero para eso habrá que llamar, comprobar que alguien habita ese decorado tan convincente. ¿Nos reconocerán? ¿O nos equivocamos de plano, de vida, de galaxia? ¿Existimos?
Álvaro Peña (Perros Verdes, Miradas de Cine)
En Barry Seal: El traficante (American Made, Doug Liman) la imagen de la estrella Tom Cruise, zarandeada por las texturas caprichosas del vídeo analógico, se congela y finalmente es devorada por un vacío cegador. Cine que sabe morir con los tiempos que lo vieron nacer.
Enrique Pérez (Miradas de Cine)
La impresionante interpretación de Natalie Portman como Jacqueline Kennedy en la película de Larraín, una de las mejores interpretaciones de la historia del cine en mi opinión.
Antoni Peris (Miradas de Cine)
El orgullo y satisfacción de llevar un año de renovadas Miradas de Cine con un puñado de grandes artículos y grandes compañeros/as… un poco de autobombo nunca está de más. La aparición en diversos top de excelentes obras dirigidas por mujeres como Carla Simón, Maren Ade, Lynne Ramsay, Kathryn Bigelow, Milagros Mumenthaler, Lucrecia Martel, Hélène Cattet… El persistente lamento por no ver en las listas de estrenos obras magníficas, vistas el año anterior (y votadas como mejores en listas de festivales), sea por estreno ausente o limitado (sería el caso de la fascinante La región salvaje de Amat Escalante, triunfadora en Sitges 2016, estrenada con fe y esfuerzo durante 2017 y demasiado ignorada). La secuencia final de Nocturama, tal vez la obra que más me ha perturbado este año. Una película que helaba la sangre por evidenciar la necesidad imperiosa de revuelta social y, simultáneamente, la incapacidad de que esta revuelta pueda ser efectiva. Junto a Ceux qui font les révolutions à moitié ne font que se creuser un tombeau (ambas vistas en el D’A 2017) formaban un díptico arrasador sobre una sociedad dividida en dos niveles económicos y en la que los ciudadanos del nivel inferior se asfixian en sus esfuerzos sin poder ni saber cómo cambiar la situación.
Carlos R. Ríos (Director D’A Film Festival)
El movimiento cinematográfico femenino, y el reconocimiento y necesidad de dar cabida al cine dirigido por mujeres además de que este año se han estrenado magníficas y grandes películas dirigidas por ellas.
Paula Arantzazu Ruiz (Sensacine)
Una estrella fugaz cruzando el cielo de la Piazza Magiore en mitad de la proyección de L’Atalante, de Jean Vigo, durante el Cinema Ritrovato.
Joan Sala (Filmin)
The Deserted de Tsai Ming-liang (VR). Mi primera experiencia con el cine de realidad virtual. Enfundarme las gafas VR para experimentar The Deserted me llevó a sentir que estaba metido, y era parte, de la nueva obra maestra de Tsai.
Víctor de la Torre (Miradas de Cine)
Pocos títulos estrenados en este año que se extingue atesoran tantos hitos arrebatadoramente fílmicos, en el sentido más propiamente audiovisual del término, como Blade Runner 2049 (íd.; Denis Villeneuve, 2017). Valga entonces como momento cinematográfico del 2017 cualquiera de los pasajes en que K (Ryan Gosling) dialoga con esa aplicación para móvil a la que Ana de Armas confiere sugerente presencia. Su delicada love story humaniza de modo verosímil un futuro desalentador, con ecos reconocibles de nuestro presente.
Sergio Vargas (Miradas de Cine)
Daniel V. Villamediana (Director de cine)
Presentación y pase en la Filmoteca de Barcelona de la película de David Perlov Memories of the Eichmann Trial, perdida desde 1979 y restaurada en 2011. Se trata de un filme que supone un verdadadero hito olvidado sobre el cine de la memoria de la Shoah.