Entrevista realizada durante el Festival de Sitges, donde Shukla presentaba Schirkoa, in Lies We Trust.
La animación se ha revelado como el valor más sólido del Festival de Sitges, sea en cintas de Sección Oficial o Anima’t (Memorias de un caracol, Grand Theft Hamlet, Sanatorium Under the Shadow of the Hourglass, Sauvages, Love Me) o apareciendo como animaciones relevantemente incluidas en una película con personajes reales (Los hiperbóreos, Else, Meanwhile on Earth y Escape from 21st Century).
Schirkoa, in Lies we Trust ha sido una de las sorpresas del Festival. Vimos el año anterior La otra forma, una animación sobre una sociedad distópica dónde todos debían deformarse la cabeza para una integración social definitiva. En este caso, los habitantes de Schirkoa carecen de nombre, siendo referidos por un número, y cubren su cabeza con una bolsa para conseguir una sociedad teóricamente igualitaria. Esta enésima variación sobre el patrón de 1984 tiene como protagonista a 197A, un alto funcionario, que duda de la política del país y de la necesidad de iniciar una guerra con Kontaka, el país vecino. Trabajada en digital, recurriendo a imágenes similares a las de videojuegos, Shukla lleva a su personaje por un vericueto de dudas sociales y morales que incluyen planes para el mejor suicido, fugas al barrio “azul”, una pequeña revuelta y, finalmente, la marcha al país vecino. Si bien representa de modo muy adecuado la frialdad de los espacios gubernamentales y los espacios de fuga de la represión (en las conversaciones entre 197A , su amante y también con la “anomalía”, es en el desarrollo visual del país vecino y de sus gentes dónde el director se luce más con unos dibujos exuberantes en los que construcciones, calles repletas de multitudes o templos indios contextualizan una historia de auto conocimiento y esoterismo. Será en los rituales dónde el protagonista, convertido en una divinidad, acaba siendo adorado a la par que el amor se revela como un arma tan potente como peligrosa.
La obra de Ishan Shukla tiene numerosas capas, debatiendo sobre la responsabilidad individual y social o sobre el papel del Estado y la Religión, aunque no deja de ser en ningún momento una cinta a disfrutar gracias a la calidad de sus dibujos y el humor distanciador que mantiene la narración, un punto a agradecer evitando la consabida severidad de obras semejantes.
Tuvimos la oportunidad de entrevistar a su director con quien establecimos la siguiente conversación.
Miradas de Cine: Buenas tardes y gracias, Sr Shukla. Para empezar, habría que plantear la pregunta inevitable. ¿Cómo surge la idea de una sociedad de “cabeza bolsas”?
Ishan Shukla: Empieza en el tiempo en que trabajaba en Singapur. Yo hacía bosquejos de todo, rostros, ropa, posturas de la gente en general. En el metro todo el mundo estaba silencioso y cabizbajo, mirando sus teléfonos móviles. Era una sociedad homogénea que no daba pie a la identificación individual. De ahí la idea de la despersonalización mediante una bolsa que ocultara los rasgos faciales, representando sólo los gestos o posturas corporales. En paralelo, fui imaginando un mundo dónde eso sucediera. No hay más que ver las noticias para saber lo mal que está el mundo y entender que en algún punto del globo pudiera haber un estado que impusiera esta opción. Estuve tres años trabajando en un monasterio, en Gujarat, y a la par que desarrollaba y estudiaba técnicas de animación, fui desarrollando la idea de una trama basada en ambos conceptos.
MdC: ¿Qué significa Schirkoa?
IS: Ya en mi juventud inventaba historias y dibujaba. En algún momento me vino esta palabra a la cabeza, me gustó y ahora decidí recuperarla. Kontaka también es una palabra inventada, no tiene referencia directa a Kalkatta.
MdC: Los políticos en Schirkoa están ocultos. Se refieren a ellos como los intelectuales. ¿Porqué tomó esta opción?
IS: A menudo los políticos están aislados de la sociedad, viven en sus torres de marfil sin estar conectados con la realidad. Ellos piensan y deciden sin escuchar a la gente. Es por ello que, cuando les oímos, no escuchamos un lenguaje alguno sino una incomprensible jerga. Sus pensamientos no llegan de ninguna manera a ser comprendidos por el resto de la población. Del mismo modo, cuando son desenmascarados, otra máscara aparece bajo la bolsa. Nunca llegaremos a conocerlos, pero ello se debe a que, con su actitud, ellos resultan ser una máscara.
MdC: Pero el exilio del protagonista no facilita ninguna solución. Kontaka es tan fascinante como peligrosa. Da la impresión que se rechaza la libertad como una opción social.
IS: No lo planteo exactamente así. Al diseñar la historia, decidí moverme sobre dos conceptos absolutamente extremos. En Schirkoa tenemos un Estado totalitario que niega la libertad a sus ciudadanos. En Kontaka hay tal grado de libertad que cualquier decisión, con finalidades de diversión o celebración, puede ocasionar un desastre. El protagonista ha vivido treinta años de su vida en un contexto de represión. La falta de límites es para él un problema más que una salvación.
Por otra parte, Kontaka no deja de ser un país basado en la religión, algo mucho más antiguo que el concepto de estado. Un país originado en un concepto religioso, mitológico, no puede dar las soluciones necesarias a su población. Quise que se vieran pues dos modelos muy extremados que presentan situaciones completamente opuestas. La película, sin embargo, no opta por una u otra opción, limitándose a exponer las consecuencias de una y otra, y siempre desde una exageración.
Hay un tercer espacio, que funciona como refugio pero que no es un país en sí mismo.
MdC: Transformarse en Dios no parece ser una solución. Pero los dioses originales parecen estar desaparecidos u ocultos. ¿Cómo debiéramos interpretar tales referencias?
IS: Habría que plantear que cada persona cree, piensa, en su propio modelo de dios. Imponerlo, según un modelo ajeno, puede ser negativo. Por ello en Schirkoa aparece un dios que quiera tranquilidad, una vida corriente, apartada de problemas, pensando que cada ciudadano o toda la sociedad deben solucionar sus problemas. De hecho, aunque refugiarnos en el amor, limitarnos a quedar encerrados en una burbuja, puede impedir la relación social, hay que considerar que el amor es un arma, una herramienta que puede favorecer la libertad.
MdC: La última secuencia transmite realmente la sensación de emotividad de los personajes, incluso pese a las bolsas.
IS: Bueno, me alegra saberlo. De hecho, los propios actores, los que trabajaban en la “caption”, dijeron sentirse emocionados.
MdC: ¿Cuál es la técnica de animación empleada?
IS: Tardamos más de cinco años en completar la película. Se basa en “performance caption”, volcada a 3D. Pero lo que hace distinta a Schirkoa es el uso de software y técnicas propias de la animación de videojuegos. Es una tecnología que avanza muy rápido, se puede acceder a ella y dado que no sólo tengo formación en animación sino también en ingeniería he ido utilizándola y desarrollándola. Los autores estaban realmente interesados en que la aplicase a la película y creo que es más económica que recurrir a animación más clásica. Es mucho más sencilla la representación de las calles poco transitadas en Schirkoa, pero es perfectamente válida para situaciones más complejas como las calles de Kontaka, sus fiestas y rituales, en las que intervienen miles de personas.
MdC: Ciertamente, esas secuencias son extremadamente atractivas a nivel visual y se capta a la perfección un ambiente que nos lleva directamente a la India.
IS: Sí, es mi país de origen y se representa en buena parte en Kontaka, en sus calles y en los vehículos como el autobús, lleno de luces y color, que lleva al protagonista de uno a otro país.
MdC: Sorprende ver a famosos interpretando la voz de algunos personajes. ¿Nos puede dar algún detalle?
IS: Por supuesto. Tanto yo como los productores internacionales tenemos contactos que nos han permitido solicitar la colaboración a algunos de ellos. En el caso de Asia Argento se implicó absolutamente y, por ello, dada su faceta como DJ, decidimos incluir una secuencia en la que ella hace de DJ durante el ritual e interpreta temas propios.
MdC: ¿Y Lav Díaz?
IS: Llegamos a él por casualidad, pero se implicó totalmente. Conociendo su poesía, planteamos que el personaje que interpreta, recitara un poema propio. No sólo se integraba muy bien en la trama sino que fue muy bonito que nos concediera la opción de incluir su obra en la nuestra.
MdC: Hay aquí y allí imágenes muy potentes que recuerdan a diversas obras y comic. En concreto, la imagen de algunos personajes me recuerda a la de los protagonistas de Saga, de Brian K. Vaughn y Fionna Staples.
IS: No negaré en absoluto la semejanza. Pero mi idea visual era previa a la obra de Vaughn. El cortometraje a partir del que desarrollo la obra es de 2007. De hecho, tengo muchas referencias del mundo del cómic (estoy especialmente interesado en Moebius) y había imágenes semejantes de mayor antigüedad que Saga. Siempre he estado aficionado por ese arte, de pequeño inventaba historias y parte de ellas han llegado a las situaciones y personajes de Schirkoa. De hecho, bien pensado, la mezcla entre el totalitarismo de un país y los excesos del otro, las locuras de sus personajes y los tumultos están presentes en la saga del Incal, de Moebius y Jodorowsky. Esa sería una gran obra para llevar al cine, pero es un gran reto, tal vez es infilmable.
MdC: ¿Hay próximos proyectos?
IS: Si. Por una parte estoy desarrollando un nuevo proyecto de animación y por otro dirigiré una película india. Además estoy preparando un videojuego. Son mi auténtica pasión. Schirkoa fue creado como tal y hay muchas posibilidades de desarrollar obras en ellos.
MdC: Muchas gracias y suerte con los proyectos. Esperamos verle de nuevo en Sitges.