Heretic, de Scott Beck y Bryan Woods

Iteraciones de milagros

HereticCuando las hermana Barnes (Sophie Thatcher) y Paxton (Chloe East) acuden a la casa del Sr. Reed (Hugh Grant) para predicar sus creencias, no tardan en descubrir que su anfitrión tiene otras intenciones para el encuentro. Reed no solo está increíblemente instruido en la palabra del señor que han venido a explicarle, sino que ha dedicado años de su vida al estudio de las diferentes religiones en general. “Lo último que quería era encontrar la religión verdadera… pero desafortunadamente la encontré”. Con esta afirmación, Reed pasa de ser el predicado a ser el predicador y no desistirá hasta ser él quien convierta a las dos protagonistas.

Aunque la película va al grano y, tras unas pocas y escuetas escenas de presentación, la pareja protagonista enseguida se encuentra en la sala de estar de Reed, el terror psicológico que propone Heretic es uno que se fragua lentamente en base a la tensión de una situación incómoda en la que cada indicio no parece augurar nada bueno, escalando lentamente pero sin pausa a lo largo de todo el metraje. Con un fuerte énfasis en el diálogo, especialmente en la primera parte del filme, la pareja de directores (Scott Beck y Bryan Woods) ruedan con destreza las conversaciones prolongadas manteniendo el interés y sin llegar al tedio, siendo los ingredientes típicos del género del terror los que dotan a esta parte teatral de pequeños extras que agilizan el ritmo y construyen el suspense. Las luces de la casa van con temporizador y se apagan dejando a los personajes en la penumbra, el Sr. Reed desaparece por los pasillos con la promesa de ir a buscar a su esposa, y el silencio abrumador, a excepción del tic tac de algún reloj y la tormenta que hay fuera, no hace más que incrementar el desasosiego de la situación. Todos estos elementos se ven sutilmente enfatizados por el lenguaje cinematográfico del que Beck y Woods hacen uso, ya sea con cambios de posición de la cámara con respecto al eje de la conversación o con la lenta intensificación de sonidos que forman parte del ambiente. Además de los códigos de terror, tratándose de una peli en la que las creencias y de donde surgen estas es el centro de la temática que trata, la puesta en escena se pone al servicio de los trucos y engaños que el Sr. Reed usa para embaucar a sus presas, colocando al espectador en el punto de vista de las misioneras, propiciando las dudas que puedan surgir y la intriga generada por aquello que no ven y todo lo que desconocen.

Heretic

Uno de los aspectos más interesantes de Heretic es el punto ingenioso de las conversaciones y cómo estos se sustentan con ocurrentes detalles y un guion que sabe explotar cada momento en favor del discurso. Aunque el tema principal a debatir en la casa sea la religión, las ideas del filme se extrapolan a las creencias y la creación de estas, sea en el ámbito que sea, por ejemplo en anuncios o mediante la cultura popular. En la escena inicial, las dos predicadoras hablan sobre un reclamo turístico que podría ser falso mientras están sentadas en un banco que anuncia preservativos en base al eslogan “el tamaño importa”. Cuando Reed dice “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, la hermana Paxton no tarda en asociar la famosa cita a Spiderman, siendo inmediatamente corregida por su anfitrión quien en realidad citaba a Voltaire. Estos detalles funcionan a favor del discurso del Sr. Reed, quien compara las religiones con el Monopoly y habla de las “iteraciones”, siendo estas la repetición de creaciones (como canciones, libros, juegos de mesa, etc.) a lo largo de la historia y, quizás por desconocimiento, pueden acabar sustituyendo a la obra original en el imaginario colectivo. Pese al peso del diálogo, Heretic escala rápidamente y los monólogos del Sr. Reed se vuelven más agresivos, sus métodos más peligrosos y sus intenciones más rocambolescas. Irónicamente (o no), Heretic exige en este aspecto un enorme acto de fe por parte del espectador para aceptar algunos de los acontecimientos que se dan, pues lo retorcido del argumento y los giros inesperados pueden llegar a ser realmente excesivos en el contexto que propone. Los milagros aquí los ejercen los guionistas (también Beck y Woods, ambos directores firman el guion), que desde su posición privilegiada de creadores se permiten ciertas licencias que le restan a la película ese carácter intelectual que parece buscar en ocasiones, pero que a cambio ofrecen momentos más peliculeros, escenas más típicas del género a favor del entretenimiento que, si no se les da demasiada importancia, no hay que negar que son un buen divertimento.

Heretic

Heretic no deja de ser una suerte de “iteración” de las que habla Reed. No es una copia de un trabajo anterior pero no es difícil identificar los elementos comunes del género del que proviene. Quizás sea la búsqueda de mantenerse en esos términos y crear una película de terror entretenida la que provoca un exceso en los momentos más avanzados del filme, el cual abandona la parte dialogada y recurre a escenas más típicas de este estilo de películas. Dicho esto, Heretic no pierde su personalidad en ningún momento, es lo bastante interesante para destacar y cuenta con un excelente acompañamiento de la forma por parte de los directores Beck y Woods. El actor británico merece una mención especial por su trabajo, una interpretación que resulta aterradoramente persuasiva y tan carismática que sostiene los casi monólogos sin problema alguno. No creo que Grant consiga que nadie se cambie de religión, pero sí que podrá atrapar la mirada y mantener la atención del espectador (y de las protagonistas, porque a las pobres no les queda otra opción que escucharle) durante sus apasionados y siniestros discursos.