Ya hace casi tres años que Ben Stiller, principal director y responsable del último capítulo de la primera temporada de la serie creada por Dan Erickson, Separación (Severance), dejaba a todos los seguidores boquiabiertos y tirándose de los pelos con las palabras “aún está viva”, lo último que el dentri de Mark Scout (Adam Scott) era capaz de decir antes de volver a ser desactivado. Ahora, la esperada segunda temporada se enfrenta al reto de superar las altas expectativas que asentaron aquellos nueve capítulos, de ofrecer respuestas a los muchos misterios (o a algunos por lo menos) planteados y de traer de nuevo a los complejos personajes, desde los simpáticos dentris como oficinistas de una gigantesca empresa que les explota, a los supervisores como el señor Milchick, para los que la compañía es como una religión y su fundador un señor a quien entregar su vida.
El inicio de esta segunda temporada, enérgico y a toda velocidad con Mark corriendo por esos eternos e indistinguibles pasillos nos sitúa directamente en un nuevo comienzo tras lo acontecido en el capítulo anterior, y la rebeldía casi infantil con la que Mark S. se opone a trabajar sin sus compañeros ya siembra la semilla de lo que está por venir: los trabajadores de Lumon ya han visto demasiado y, por lo tanto, ya nada volverá a ser lo mismo. De este modo, la serie que convertía el corporativismo en una pesadilla surrealista da un paso junto a los dentris en busca de un cambio de tono, manteniendo su ADN pese a los cambios significativos en los nuevos capítulos. Así, ahora la barrera entre Lumon y el exterior queda diluida tanto argumental como formalmente, un cambio evidenciado con momentos en los que el montaje recurre a cortes que saltan más bruscamente de dentri a fueri y viceversa. Los dos mundos que hasta ahora, como indica el título de la serie, permanecían separados, se fusionan en pequeños detalles que sirven de anclaje a los dilemas filosóficos, expuestos más explícitamente y con mucho más peso en los personajes. ¿Hasta qué punto son los oficinistas en “refinamiento de macrodatos” la misma persona que su alter ego exterior? Cuando sus vidas empiezan a solaparse, los conflictos de intereses evidencian la distancia que sus experiencias vitales han creado entre ellos. Como consecuencia, los dentris se muestran más maduros, más rebeldes y también osados, un cambio que en la serie se transmite en el sentido del humor, que si bien sigue estando muy presente, está rebajado en comparación a la temporada anterior.
Se mantiene el diseño estilístico tan marcado y que tanto la caracteriza, sirviéndose de todas las herramientas a su disposición para identificar los dos mundos que construyen su universo y la transición de uno a otro, como el cambio de ópticas para representar el cambio de identidad de un personaje. Las diferencias en los colores separan visualmente los dos mundos, interior y exterior, en pantalla. El blanco predominante de Lumon está acompañada de colores primarios muy estridentes, como el verde del departamento de refinamiento de macrodatos o el azul de la ropa, mientras que en el exterior se forma un barroquismo cromático de un rango mucho más variado, pero de componentes menos saturados. Los espacios liminales contrastan en su esterilidad con los escenarios más cotidianos, estos últimos mucho más edulcorados para dotarles de un carácter expresionista que se sintoniza con el estado emocional de los personajes.
Sin llegar al extremo que se propone en la serie, no es una práctica extraña dividirse en dos individuos: un yo que atiende a reuniones, sigue órdenes y acaba agotado tras horas y horas de trabajo, el dentri, con el objetivo de que un yo externo, el fueri y aquel que se considera real, pueda disfrutar de una vida plena que justifique el vacío existencial que puede acompañar a la rutina del trabajo. La imaginativa idea de Erickson separa literalmente la vida laboral de la personal y reflexiona sobre esta dualidad, extendiendo la temática en su segunda temporada de forma más ecléctica y ambiciosa. Aunque en los nuevos capítulos se pueden encontrar respuestas y la serie alcanza ciertos hitos dentro de la narrativa, la historia sigue quedando a medias y aún tiene mucho que contar, y como no podemos desactivarnos y dejar que otra parte de nuestra personalidad espere por nosotros, toca tener paciencia y aguardar expectantes la siguiente temporada.



