La cruda realidad pisoteó a los hijos de las flores
Corría el año 1969 y el cadáver de Brian Jones aun estaba caliente cuando los Rolling Stones publicaron Let it Bleed, primero de los seis álbumes que testimonian la fundamental aportación del excelso (y nunca suficientemente reivindicado) guitarrista Mick Taylor al sonido de la banda. Abría el disco Gimmie Shelter (poco después rebautizada como Gimme Shelter) un tema tan convulso como profético que daba fe de la fuerte crispación social que se vivía en los últimos sesenta.
Por aquel entonces la Guerra del Vietnam se había convertido en la mayor carnicería subvencionada por el gobierno yanqui y las revoluciones del 68, el mayo francés y la Primavera de Praga, habían fracasado en Europa. En los EEUU 1969 fue además el año de la llegada del infame Richard Nixon, el mayor tachón en la democracia americana antes de Bush Jr, a la Casa Blanca; de la tristemente célebre matanza en el 10050 de Cielo Drive, que segó la vida de la embarazada Sharon Tate y convirtió a Charles Manson en la bestia negra oficial de América; y del Altamont Speedway Free Festival, respuesta de la Costa Oeste a los tres días de paz y amor de Woodstock, que reunió a 500.000 almas para ver a los Rolling Stones y finalizó de forma trágica cuando Meredith Hunter, un joven negro de tan sólo 18 años, murió acuchillado por uno de los miembros de los «Ángeles del Infierno» (a los que algún majadero decidió encargar la seguridad del evento). Ante esta serie de catastróficas desgracias no cabía más que rendirse ante la evidencia y reconocer que el Flower Power había sido devorado por una realidad inmisericorde que se impondría a plomo durante la siguiente década.
httpv://www.youtube.com/watch?v=t6IfTTnVqSY
De manera fortuita (y por ello terriblemente directa) el momento del asesinato de Hunter a manos de Alan Passaro (el motorista homicida) fue registrado claramente por las cámaras de los hermanos Maysles y Charlotte Zwerin que estaban rodando una película sobre la monumental gira americana de los Stones. Esta filmación se ha convertido en un aterrador documento cinematográfico que atestigua el abrupto final de aquellos maravillosos años en los que parecía posible cambiar el mundo. Así pues Gimme Shelter, el documental, es un film que refleja en sus fotogramas ese ambiente apocalíptico que destila la canción homónima de los Stones con la que, muy acertadamente, se acompaña la diáspora de los asistentes a Altamont que cierra la cinta.
El documental se abre con unas simpáticas imágenes de Charlie Watts y Mick Jagger haciendo el tonto para las fotos de lo que iba a ser la portada de Get Yer Ya-Ya’s Out! The Rolling Stones in Concert, el álbum en directo que se editó para celebrar aquel esperadísimo American Tour de 1969 que concluyó de manera desastrosa en Altamont. Mientras continuamos viendo a un cómico Watts montado en un burro la voz de Mick Jagger se entromete de forma extradiegética para dar la bienvenida al show y enlazar con la vigorosa interpretación de Jumpin Jack Flash que dieron en una de sus dos míticas actuaciones en el Madison Square Garden.
Los Rolling Stones vivían en aquella época uno de sus momentos de máximo apogeo así que eran presentados como The Greatest Rock and Roll Band in the World, es posible que no fueran la mejor banda del mundo pero no cabe duda de que estaban absolutamente convencidos de serlo y sabían transmitir esa convicción en su actitud sobre el escenario. Mick Jagger, que luce sombrero de copa barriestrellado para la ocasión, canta y se contonea como sólo él sabe hacerlo mientras los de seguridad le quitan de encima a las groupies enloquecidas que asaltan el escenario; las guitarras de Keith Richards, como siempre más chulo que un ocho, y Mick Taylor, en un discreto segundo plano pero con fuerte peso sonoro, se compenetran de esa manera tan natural y espontánea que, a mi juicio, sólo han conseguido los Stones; Bill Wyman golpea las cuerdas de su bajo Fender Mustang sin que su rostro abandoné nunca ese gesto triste tan suyo; mientras Charlie Watts sonríe desde detrás de su batería. Sin duda, es sólo rock’n’roll (que no es poco) pero nos gusta (y mucho)
httpv://www.youtube.com/watch?v=fA1auCumJtM
Es sabido que la aparición de equipos ligeros de filmación y sonido posibilitó toda una serie de nuevos movimientos cinematográficos, encabezados por la Nouvelle Vague, cuyo estilo se fundamentaba principalmente en la urgencia extremadamente naturalista que desprendían sus imágenes. Los hermanos Maysles como buenos abanderados del Direct Cinema, versión yanqui del cinema verité, filman a los Stones cámara en mano y desde dentro del escenario. La mayor parte del tiempo optan por colocarse detrás de los músicos para poder transmitir así la fusión que se establece entre la banda y su público. Sin embargo, los Maysles no dudan en romper algunas de las reglas que marcan el cine de la realidad cuando creen que pueden beneficiar el tipo de estímulos que buscan en el espectador. Verbigracia: la postproducción del sonido es tangente llegando incluso a superponer una canción con unos planos ralentizados de un Jagger en plena danza dionisiaca.
Entre conciertos multitudinarios y escenas más intimistas nos vamos acercando al descorazonador final de la función. En este ámbito más cercano hay que destacar la emoción que transmiten esos primeros planos de los componentes del grupo (especialmente los de Richards y Watts) mientras escuchan, tal vez por primera vez, una primitiva (y magnífica) grabación de Wild Horses en el Muscle Shoals Sound Studio. Pero sobre todas las demás virtudes de este excelente rockumental, el gran acierto de los hermanos Maysles y Charlotte Zwerin es sentar a Jagger frente a la moviola y mostrarle el momento en que aquel pobre chico fue asesinado. Un instante que de no haber estado allí las cámaras habría pasado inadvertido para el vocalista pero cuya impresión en celuloide lo transformó en la más cruda de las realidades expuesta ante sus ojos. No hay más que ver la cara del cantante, atinadamente congelada en un plano por los cineastas, para entender que habían llegado tiempos propicios para la exhibición de atrocidades.
Listado de canciones que suenan
The Rolling Stones
– Jumpin’ Jack Flash
– (I Can’t Get No) Satisfaction
– You Gotta Move
– Wild Horses (en el Muscle Shoals Sound Studio)
– Brown Sugar
– Love in Vain
– Honky Tonk Women
– Street Fighting Man
– Sympathy for the Devil
– Under My Thumb
– Gimme Shelter (versión en vivo, durante los créditos)
Otros
Ike and Tina Turner: I’ve Been Loving You Too Long (en el Madison Square Garden)
Jefferson Airplane: The Other Side of This Life (en Altamont)
Flying Burrito Brothers: Six Days on the Road (en Altamont)