Curriculum (Patricio Valladares, 2006. Friki Films)
El primer largometraje del director chileno de 26 años Patricio Valladares es una propuesta de difícil clasificación. A tenor del trailer uno podría pensar en que se va a enfrentar a un film gore, y aunque tiene alguna secuencia un tanto desagradable, no van por allí los tiros (cuando al director, en un pequeño cameo, le rajan el cuello en una bañera al comienzo, no llega a verse el golpe de gracia, por poner un ejemplo). Curriculum nos cuenta la historia de dos sicarios que van a matar a la misma mujer en un pequeño cobertizo donde la encuentran ya preparada (atada y amordazada) para la ejecución de su trabajo. Una vez allí, se presenta el conflicto: ¿Quién de los dos será el privilegiado que podrá incluir el trabajo en su inmaculado curriculum? Así, de un modo teatral dada la naturaleza del escenario y los personajes, y con un mordaz humor negro nos encontramos con una comedia muy atípica, y también valiente, o provocadora, según se mire, teniendo en cuenta que proviene de un país cuyo pasado no parece invitar a tomarse a risa la tortura. El ritmo no decrece merced a una brillante interpretación de François Soto en el papel de El Italiano, al que acompañaremos en sus conversaciones y sus disputas con el Pato Lliro (Fabián Padilla) hasta el twist final que decidirá el destino de los tres personajes. Y esto lo lanza al mercado Friki Films, una nueva distribuidora que, como proclama en su web, está dispuesta a comercializar todo aquello que nadie se atreve a distribuir. Cine de bajo o muy bajo presupuesto, y tal vez cine friki, pero cine, sin duda. Y Curriculum es la prueba de que se puede hacer buen cine con poco dinero. Valladares hace gala de una puesta en escena variada que combina bien con la componente teatral de la película, logrando un entretenimiento de primer orden, y rodado en digital. Además la edición del DVD se completa con el trailer de Departyd (su próxima película, que promete emociones fuertes), un Como se hizo y el videoclip (también dirigido por Valladares) Vomitando insectos, del grupo chileno Gangrena.
Sergio Vargas
Cuando el viento sopla (When the Wind Blows, Jimmy T. Murakami, 1986. Cameo)
Cuando el viento sopla es una de esas películas de animación (tradicional pero a la vez combinada con imagen real, ya que mientras que los personajes son completamente animados, la mayoría de los objetos de la casa son reales en lo que resulta una técnica híbrida bastante llamativa) que sin duda aburrirá a los niños más pequeños (a los que por otra parte, no está destinada), debería interesar a los adolescentes (que probablemente preferirán ver de forma exclusiva cosas como Terminator Salvation, cuando debería haber tiempo para todo), pero que ciertamente será más disfrutada por un público adulto. Y disfrutar es una palabra delicada en un caso como este, puesto que aunque cuenta con unos protagonistas entrañables, el tema que trata y la forma en que va deviniendo la historia terminan por contagiar al espectador de una tristeza que hace que hablar de disfrutar resulte aún más paradójico que cuando hablamos de películas de miedo y/o visceras. La película de Jimmy T. Murakami nos cuenta las disquisiciones de un matrimonio casi anciano en los días previos y posteriores a una bomba nuclear. Con una inocencia que resulta casi molesta, van siguiendo de forma incuestionable los panfletos con instrucciones del gobierno para almacenar provisiones, construir el refugio y esperar a la muerte sin darse cuenta de esto último. El tema principal de David Bowie y la banda sonora de Roger Waters (Pink Floyd) son otro de los alicientes de esta desoladora película de 1986 que no dejaba de ser una muy cruda advertencia sobre los peligros de la bomba atómica. El DVD incluye una emotiva entrevista con Raymond Briggs, autor de la novela en que se inspira el guión del film, también escrito por él.
S. V.
Ergo Proxy (エルゴ プラクシー / Erugo Purakushī. Shukou Murase, 2006. Selecta Vision)
Selecta Vision sabe muy bien como editar una serie en DVD. La edición de coleccionista que se han marcado de Ergo Proxy es una auténtica delicatessen para los amantes del anime. Limitado a dos mil unidades, el cofre contiene, amén de los cinco DVD’s con los 23 capítulos que componen la serie y un sexto repleto de extras con galerías de arte, documentales, trailers, anuncios, fichas de personajes, etc…, contiene, como digo, además, una completa guía que en 64 páginas desgrana todo lo desgranable (lugares, edificios, ciudades que visitan los protagonistas, sus perfiles y las relaciones que se dan entre ellos, los creadores y su trabajo, e incluso un curioso examen con preguntas sobre la serie), un clasificador metálico de CD’s/DVD’s para poder transportarla donde gustemos, y un imán de nevera de Re-l Mayer, la principal protagonista. Y la serie, la serie es un delirio futurista que bebe de numerosas fuentes sin dejar de ser original. Blade Runner es lo primero que viene a la cabeza, con esos vehículos voladores y esos androides (autoreivs) que conviven pacíficamente entre los humanos. Al menos hasta que aparece el virus «cogito», gracias al que los autoreivs infectados cobran conciencia de su existencia (ahora ya sí que es Blade Runner) y se producen algunos crímenes. La joven Re-l, el torturado Vincent, y la pequeña autoreiv Pino deberán sobrevivir a sus problemas en medio de un escenario en el que también irrumpirán los misteriosos proxys. La animación combina el 3D y los efectos digitales con el 2D clásico obteniendo unos resultados más que decentes. La banda sonora de Yoshihiro Ike que remite por momentos (o al menos a mí, que tengo una memoria selectiva muy extraña) a la de Pi de Clint Mansell, crea las atmósferas que la serie necesita para cada momento, desde la acción hasta el suspense o los momentos más introspectivos de los personajes, y los temas de apertura y cierre, a cargo de Monoral (Kiri) y Radiohead (Paranoid Android) encajan en el conjunto a la perfección.
S. V.
Phantom (F.W. Murnau, 1922. Divisa)
Tenía serias dudas sobre cómo abordar un breve comentario de este film del genial Friedrich Wilhelm Murnau (1888-1931) porque lo vi por primera vez no hace pocos años y tenía un gran recuerdo de él, pero a la vez sabía de la pereza que me había supuesto decidirme a descubrirlo: dos horas de cine mudo intimida bastante en estos tiempos en que la tecnología nos acomoda en que todo sea más rápido, directo e instantáneo… sea para mal o para bien. Para lidiar con estas dudas he optado por verlo de nuevo (en esta versión, editada ahora por Divisa, de la restauración realizada por encargo de la FWMS en 2002 que añade intertítulos perdidos y los filtros de colores a partir del guión y el negativo originales) y no he podido levantarme de mi sofá hasta el final. ¿Cuál es la conclusión? Para mí desde luego que lo antiguo, lo aparantemente superado (aspecto que el propio Murnau consideraría con alta probabilidad como cierto), puede tener la misma extraña o cercana capacidad para fascinar, sorprender y entrenter. (Y no solo en el arte como demasiadas veces nos apresuramos a sentenciar: la tecnología por ejemplo también tiene sus memorables orígenes). Pero hay otro apunte aún mejor de todo esto: Phantom no es una película del todo redonda ni goza del mismo halo que otras del periodo/autor, y aún así es plenamente disfrutable tanto por su vertiginosa narrativa, que sortea con habilidad las impericias del guión de la sobrevalorada Thea von Harbou (que adapta a Gerhard Haumptan, premio Nobel en 1912), como por su poderosa expresividad (vid. los insertos que muestran el pensamiento de los personajes o sus miedos como la imagen superpuesta y reiterada del coche de cabellos… y atención a la extroardinaria secuencia titulada El día tambaleante prolija en distorsiones y movimientos de cámara). Quizá todas estos argumentos están demasiado relacionados con una mirada especializada, o más concretamente por un interés superlativo en la técnica cinematográfica. Si bien me inclino a pensar que esto es solamente un parte, porque la realidad es que aunque suene a tópico no resulta fácil compartir en unas pocas líneas con un futurible nuevo espectador de Phantom sus virtudes y sobre todo las sensaciones que consigue trasmitir.
José David Cáceres Tapia