Presentación

El Cine-Ensayo y el Diario Filmado, Ross McElwee, el Documental Japonés, Alan Berliner, el Re-montaje, James Benning…  hacer un repaso de los cineastas o movimientos a los que Punto de Vista, Festival de Cine Documental de Navarra, ha dedicado cada una de sus ediciones habla sobradamente de la poderosa y heterodoxa línea de trabajo marcada desde la organización. Como parece inevitable en muchas de las citas de los últimos meses, los cambios y renovaciones también han llegado a Pamplona: Carlos Muguiro deja la dirección artística del festival tras estar al frente desde sus inicios, pero el trabajo no se detiene. Un año más —y van seis— el invierno navarro acoge uno de los festivales más tempraneros de la temporada (o, según se mire, el último coletazo de la anterior), una rara avis en el territorio nacional dedicada al cine de no ficción, en torno al documental más exigente y sus derivaciones más experimentales; no en vano Punto de Vista está  consagrado a la memoria de un cineasta tan inclasificable como Jean Vigo.

Si el año pasado con la retrospectiva dedicada a James Benning, Pamplona acogía el que, sin duda alguna, fue uno de los acontecimientos cinematográficos más importantes sucedidos recientemente en nuestro país, este año, allí donde el cineasta de Milwaukee proponía estatismo, contemplación y una minuciosidad de orfebre para la composición, encontraremos el sugerente reflejo que producen la inmediatez y melancolía de las evanescentes, pero igualmente poderosas, imágenes del neoyorquino Jem Cohen, conocido militante del underground fílmico y musical (a él debemos trabajos en los más diversos formatos sobre o en torno a Elliott Smith, Vic Chesnutt, Sparklehorse, Patti Smith o Fugazi). 34, ni más ni menos, serán los trabajos de Cohen que se podrán ver esta próxima semana en Pamplona [1].

Pero la osadía del pequeño (por modesto) festival pamplonica va más allá de la elección de unos cuantos nombres destacados con los que llenar proyecciones, afirmando como uno de los primordiales objetivos del encuentro el propiciar el diálogo y difuminar los límites que separan la proyección de la producción. Cohen se encargará de la apertura del festival con una muestra de algunos de sus trabajos todavía en proceso y presentará la mayor parte de sus sesiones. Además, por vez primera —pero intuimos que no última—, la organización propondrá al cineasta invitado desarrollar un proyecto audiovisual durante su estancia en el festival. Si a esto le añadimos la edición de una monografía sobre su trabajo (Signal Fires: el cine de Jem Cohen), veremos que el círculo se cierra completamente.

Otros nombres que acompañarán a Cohen con repasos a su filmografía son por ejemplo, los de  Chick Strand una de las fundadoras de la mítica distribuidora de cine independiente y experimental Canyon Cinema, recientemente fallecida, o las desconocidas, por estas latitudes, Lynne Sachs y Alisa Lebow, quienes además formarán parte del jurado. A esto debemos añadir, por supuesto, los 21 filmes que componen este año la sección oficial —ya sean largos o cortometrajes, en una decisión menos habitual de lo que debiera y que honra a cualquier festival— entre los que debemos estar atentos a Ben Russell y su Let each one go where he may, al parecer, una de las joyas de la temporada. En secciones habituales como La Región Central se rescatarán obras destacadas de otros festivales como Locarno, Cannes y Marsella (Oxhide II (2009), de la china Liu Jia Yin, The Anchorage (2009), de C.W. Winter y Anders Edström y Material (2009) de Thomas Heise). Y salpicando aquí y allá entre el tejido conformado por las diversas secciones, piezas de autores tan necesarios, como habitualmente inéditos por aquí, como Alain Cavalier, Chris Marker, Chantal Akerman o James Benning (que regresa con Ruhr, su primer trabajo en formato digital). Finalmente, Las afinidades Vigo, propondrá una preciosa selección de películas realizadas durante las tres primeras décadas del pasado siglo que se conectarán y reflejarán en trabajos de la primera década del siglo XXI.

Pero no se vayan todavía, que aún hay más. La reivindicativa sección Heterodocsias —referente al cine nacional históricamente relegado o más desconocido— se amplía en esta edición, desdoblándose en dos secciones (de ahí, Heterodocsias). Por un lado, en Rewind: Contactos 40 años después, se consagra  a uno de los hitos del cine underground patrio de la década de los setenta, festejando con una proyección y una mesa redonda el cuarenta aniversario de la realización de Contactos de Paulino Viota. Por otra parte, Proyecto X Films será una iniciativa que ofrezca continuidad a propuestas de ediciones anteriores tan interesantes como La mano que mira —encargada en su momento de poner en valor la capacidad de los formatos domésticos para la captación de lo real— y que reunirá este año a un comité de expertos y cuatro jóvenes cineastas con el objetivo de desarrollar una pieza en formato de diario fílmico que se verá en la próxima edición del festival.

Por si todavía quedaba alguna duda al respecto, con la sesión especial dedicada a Creative Commons —que incluye la proyección de la impactante To Shoot an Elephant de Alberto Arce— la organización del festival aboga claramente por el debate en torno a problemas de actualidad en relación al audiovisual, como son los derechos de autor. Como reza el programa: Al presentar este film queremos activar la reflexión y la discusión entre todos los implicados: autores, productores, intermediadores y público.

Punto de Vista es la evidencia que viene a señalar indirectamente muchas otras líneas de programación de otros tantos festivales esparcidos por nuestra geografía sin más objeto o necesidad que el dejarse ver o ser vistos. Si lo que quieren es ver cine, acérquense a Punto de Vista.

[1] Aviso para navegantes: Cohen pasará también por el CGAI (A Coruña) en una extensión, como ya sucediera el pasado año con Benning, de la retrospectiva.