No sólo Bardem
El empobrecimiento del discurso a que nos ha conducido la sobreabundancia informativa —al contrario de lo que muchos afirman— provoca que una vez que ha calado un mensaje, repetido y amplificado por su sencillez y superficialidad, apenas si merece la pena tratar de desactivarlo, pues la comodidad general del lector/espectador lo impide casi por completo. El mensaje sobre Biutiful ya se ha consolidado, antes del estreno de la película en España: lo mejor/lo único valioso es el trabajo de Javier Bardem. Imposible luchar contra ello: un porcentaje alto de espectadores acudirá a ver el filme por la presencia del actor, un porcentaje alto de comentaristas apenas si hará el esfuerzo de entender el cine del mexicano; otro porcentaje importante de espectadores apenas si buscará más allá de la experiencia fílmica a flor de piel, y otro porcentaje importante de los críticos se instalará, de nuevo, en esa posición (muy cool) sobre la supuesta incapacidad de González Iñárritu para construir relatos complejos.
Para mí Biutiful es una de las mejores películas del año.
Es cierto que la interpretación de Javier Bardem es eminente como, por otro lado, la mayor parte de sus trabajos: estamos hablando de uno de los mejores actores del mundo en este momento; no es menos cierto que ese esfuerzo no tendría eficacia alguna si no estuviese realizado sobre la base de un personaje tan complejo, tan profundo y tan ambiguo como el Uxbal creado por González Iñárritu, Armando Bo y Nicolás Giacobone; y, yendo más lejos, de nada serviría el atractivo de ese personaje si no estuviese integrado en un dibujo social y moral que dota a Uxbal de un significado singular y genera un aluvión de matices semánticos, ideológicos, políticos, sociales, psicológicos y éticos.
Por otro lado, me sigue asombrando la facilidad con la que se desdeña, en líneas generales, la puesta en escena de este cineasta mexicano. A mí me ocurre, viendo todas sus películas, que no puedo dejar de mirar el plano; eso es lo que me seduce de su cine, y tiene, evidentemente, una base objetiva en su forma de construir los filmes. González Iñárritu es perfectamente consciente de que el acto de colocar una cámara y un micrófono no es inocuo, y que ambos espacios, el de la imagen y el del sonido, son lienzos en blanco sobre los que volcar toda la emoción y todo el significado. Dos lienzos que se fusionan y que juguetean entre ellos (en ocasiones el silencio deja todo el escenario a la imagen, a veces el vacío del plano nos obliga a escuchar el paisaje sonoro) pero, sobre todo, dos lienzos repletos de detalles que se interrelacionan y enriquecen mutuamente. Es asombroso cómo la composición, el encuadre, la luz, el sonido, la perspectiva… todos los elementos del lenguaje cinematográfico son puestos en juego por el autor para hacer indivisible el corpus emoción-reflexión.
En Biutiful, como en sus otras películas, esta estrategia conduce a imágenes inolvidables, de una pregnancia y de una fuerza emotiva difíciles de hallar en el cine contemporáneo (la escena del mar abandonando en la playa los cadáveres de los inmigrantes chinos, la panorámica sobre una Barcelona lujosa plagada de grúas que sabemos manejadas por inmigrantes explotados) pero, además, esta película ofrece una singularidad añadida: una mixtura genérica (documental, fantástico, melodrama, terror) en plena coherencia con la complejidad del personaje y del entorno. Una mixtura ligada con maestría, donde resulta igual de increíble el retrato de corrupción rodado en tono documental en las calles de Barcelona, como reales parecen los espíritus de los muertos que es capaz de ver Uxbal.
Bajo esta perspectiva, la de diversas texturas y elementos heterogéneos urdidos con precisión, con rigor narrativo y con extremado lirismo en ocasiones, nos encontramos con otra de las ideas fuerza del cine de Iñárritu, llevada en este filme —quizá el más personal de todos los suyos— al extremo, que determina también un estilo y una moral: el principio de contradicción. Desde el mismo título (la transcripción incorrecta de “beautiful”, “bello” —que nos informa ya de uno de los temas de la película: el estrato cultural en función de la nacionalidad, es decir, de la renta— choca frontalmente con el feísmo, estético y ético, que domina buena parte de la película), pasando por Uxbal (un ser generoso pero al mismo tiempo corrupto, padre voluntarioso pero ciudadano poco ejemplar, etc.) hasta el propio retrato de la ciudad catalana (bellísima en la luz del atardecer, oscura y sucia en los callejones donde ocurren las cosas de las que no queremos saber)… todo es ambiguo y contradictorio, todo es y debe ser objeto de procesamiento y de reflexión. Iñárritu, al contrario que algunos de los popes del cine contemporáneo animados por algunos de los popes de la crítica contemporánea (recuerdo ahora a Fincher, Nolan o Haneke) no propone un camino único y dogmático —y, por tanto, casi siempre tramposo— para acceder a las ficciones, sino que compone poemas abiertos, donde la libertad creativa se impone a las ideas preconcebidas, y donde la moral de lo controvertible vence la batalla a la anti-ética de los imanes de la cultura. Si me gusta su cine es porque me deja espacio para pensar. Tiempo y espacio. Precisamente por eso no será fácil, en esta época en la que se van buscando aprisa respuestas cerradas, que su cine pueda despuntar más allá de algunos defensores acérrimos entre los que, por el momento, me encuentro. Porque González Iñárritu sí es consciente, y lo lleva coherentemente a la práctica, de que justo ahora que creíamos tener todas las respuestas, nos han cambiado las preguntas.
Estoy bastante de acuerdo con tus comentarios. Felicidades por el articulo, pero me temo que hay ciertas aristas que se me antojan repetitivas y que no aportan, desde mi punto de vista, nada a la historia. Me resulta un exceso el personaje de su hermano y, por tanto, alguna de las tramas asociadas a él. El drama de la madre tampoco lo necesita, ni siquiera el hecho de la casi orfandad de Uxbal.
Hay ciertos hechos, tópicos, que pueden ser narrados de otra manera, fuera de una discoteca, por ejemplo, porque realmente bajan el excelente ritmo y discurso de la película.
Aparte de estos matices, el cine de Iñarritu sigue siendo excelente. Ah, y mecion de honor a la musica de Santaolalla.
Gracias por comentar, Millán, y por la felicitación 🙂
Yo creo que el personaje del hermano es importante porque uno de los temas de la peli es la familia; la familia como problema pero también como lugar de felicidad. Su relación con el hermano es problemática, y le da pocas alegrías, pero su relación con los hijos es lo único que de verdad le hace feliz; entre medias, su pareja, a la que quiere pero con la que no puede estar. Creo que es importante.
¿Excesos? Muchos. Pero no sólo en esa parte de la peli. La escena en la que se abraza a su hija en el baño, por ejemplo, aunque es muy emotiva, creo que se le va de las manos con esos latidos que, aunque discretos, son un exceso melodramático. La peli juega a eso y gana casi siempre, pero a veces se le va la mano. No es perfecta, tiene debilidades, pero está a años luz del 90% del cine que se hace.
A mí la escena de la discoteca me gusta mucho. La discoteca siempre me ha parecido un lugar terriblemente ambiguo, donde el hecho de evadirte por completo choca emocionalmente con la realidad cruda que hay ahí fuera, y eso produce siempre un efecto muy potente. Las escenas de discotecas, a no ser que estén muy mal rodadas, me suelen gustar. En eso quizá soy subjetivo. Coincide, además, que utiliza una canción, «El ritmo de la noche» que me ha parecido siempre extraordinariamente cinematográfica, y que, de hecho, tengo en unos apuntes para un guión 🙂 Cosas de la vida.
Santaolalla es muy muy bueno. El segundo mejor compositor del momento, siempre detrás del eminente Alexandre Desplat.
Un abrazo
Kike
Muy de acuerdo contigo y con lo que indicas de la opinion general y como esta puede imponerse a la particular.
(Inicio espoiler)Quedé maravillado (terriblemente eso sí) con las escena de los trabajadores chinos muertos en la playa, parecían delfines muertos, los mismos que como una premonición se ven en la escena en que Bardem va a comprar los radiadores. (Fin espoiler)
Felicidades por la crítica, me ha gustado.
Gracias, Georgemikan.
Por comentar y por felicitarme. Agradezco mucho todo el feedback que se recibe de los lectores. Esa escena que describes, y a la que me refiero en el texto, me parece una de las más impresionantes que he visto en el cine contemporáneo.
Me alegro de que te gustara la peli. Hoy ha sido nominada a los globos de Oro, y creo que puede ser favorita.
Saludos
Kike
Gracias, Georgemikan.
Por comentar y por felicitarme. Agradezco mucho todo el feedback que se recibe de los lectores. Esa escena que describes, y a la que me refiero en el texto, me parece una de las más impresionantes que he visto en el cine contemporáneo.
Me alegro de que te gustara la peli. Hoy ha sido nominada a los globos de Oro, y creo que puede ser favorita.
Saludos
Kike
Gracias, Georgemikan.
Por comentar y por felicitarme. Agradezco mucho todo el feedback que se recibe de los lectores. Esa escena que describes, y a la que me refiero en el texto, me parece una de las más impresionantes que he visto en el cine contemporáneo.
Me alegro de que te gustara la peli. Hoy ha sido nominada a los globos de Oro, y creo que puede ser favorita.
Saludos
Kike
En casi todos tus artículos te refieres a «la nueva crítica» o «la crítica contemporánea»… y no sé, ya cansa, ¿por qué no pones nombres y apellidos? Yo no sé quiénes son esos «popes» que defienden a Haneke, Nolan y Fincher… Pero en fin, que parece que siempre, para apoyar tus argumentos tienes que atacar a un fantasma que no existe…
Hola, Miguel.
Muchas gracias por el comentario. No es irónico, es verdad. Primero, por el sólo hecho de comentar. Segundo, por seguir mis críticas, ya que lo que planteas denota que las has leído. Y tercero, por hacer la crítica en buen tono, a pesar de que se percibe tu irritación 🙂
Como has seguido algunas de mis críticas, recordarás que alguna vez he citado la revista «Cahiers du Cinema España» como representante inequívoco de eso que llamo «nueva crítica» (aunque, por supuesto, hay más gente); «nueva» porque nace en gran medida como escisión de la revista «Dirigido» y, por tanto, se pretende nueva y en cierto modo lo es en cuanto a planteamiento en nuestro país. Pero la entrecomillo porque es una traslación, en lo ideológico y en las bases, de la que hace esa revista en Francia desde los años 60 y, por tanto, tiene poco de nueva, más bien de antigua.
Lo repito mucho, sí, y quizás lleves razón: demasiado. Me voy a poner como deber no hacerlo en las próximas, porque si a ti te irrita es muy probable que a más lectores también. Y no es mi propósito. Mi propósito es llamar la atención sobre ello, algo que parece que en algunos lectores de la revista ya he conseguido. Intentaré ser más selectivo con mis alusiones.
Los «popes» tienen nombres y apellidos, claro, pero creo que citarlos es poco elegante porque, además, es fácil identificarlos entre los promotores y máximos representantes de la revista citada. Podríamos hablar mucho de esto, pero quizá no viene demasiado a cuento profundizar en ello ahora. Además, es subjetivo y sujeto al gusto, y entiendo que puede haber fans tanto de esa revista como, en general, de esa forma de hacer crítica.
El fantasma existe, eso seguro 🙂 Porque no es un fantasma, es una realidad. Mírate las calificaciones de las pelis de los directores citados en la revista de referencia, y verás la «rara» unanimidad entre el 8 y el 10. Luego mira en el cuadro de Miradas (y en otros) y verás que también hay 0, 1 y 2… Que es lo lógico. En fin, creo que me explico.
Gracias de nuevo por tu apunte
Un saludo
Kike
Es que precisamente la última de Haneke recibió en Cahiers du Cinema España notas de todo tipo, desde el 9 hasta el 5, si no me equivoco. Y bueno, a la última de Nolan creo recordar que muchos críticos de esa revista le dieron bastante caña.
Bueno, ahora mismo estoy mirando las notas de La red social y también tiene notas del 5 (Monterde) hasta el 9.
Así que en general diría que los ejemplos que aportas no son del todo correctos (sería más lógico poner Kiarostami, Godard o Apichatpong). Pero esa unanimidad también se da en Miradas… de hecho he recordado al instante Toy Story 3 y… todo 4-5 estrellas menos un 2… no está mal…
Y bueno, en fin, que lo que quería decir es que me parece mal buscar argumentos basándose en los posibles errores de los demás. Y más cuando ese argumento es inexacto y se repite en varias críticas. Que yo tampoco quiero defender a CdC España, porque hay muchas cosas que no me gustan (posiblemente más que las que me gustan), de hecho, por otras críticas en las que hablabas de «nueva crítica» pensaba que te referías a otros medios…
Las críticas de Kike son personales y como todo ese tipo de críticas son parte más de Miradas. Porque aquí estamos mucho más por lo plural de diferentes miradas que por la mirada única sobre la diferencia y lo plural. Por eso somos Miradas y no Mirada. Obvio
Aquí somos muchos los fans de Fincher o Haneke (le hemos dedicado especiales coordinados ambos por mí) y a Nolan estuvimos a punto. A Godard, Apichatpong y Kiarostami también. Es decir, en Miradas queremos destacar por lo plural de nuestra propuesta. Y creo que algo de eso sí que conseguimos.
Hola, Miguel.
Seguramente, tendríamos que ir a personas y artículos concretos para poder hilar algo más fino. Pero mira, como estamos hablando de «Biutiful», mírate el cuadro crítico de diciembre. «El tío Boonmee…» tiene diez calificaciones (dos 8, cuatro 9 y cuatro 10). «Biutiful» tiene cinco calificaciones (el desinterés, frente a la anterior, ya es un dato), de las cuales un 3, un 2 y tres 1. La primera está la primera y la segunda, la última (de 21). Creo que ese cuadro crítico se podría enmarcar, valga el pleonasmo, y tenerlo ahí siempre como recordatorio. Yo igual lo hago.
No sólo me refiero a ese medio, hay otras personas que no están en ese medio que también van por ahí. Y no sólo en España, también fuera. Es un tema arduo y seguramente enormemente aburrido que, por cierto, cada vez me interesa menos.
Y llevas razón en parte, ya te lo decía en mi anterior comentario, así que seguramente te irritarás menos en el futuro con las críticas mías que leas.
Saludos
Kike
Lolo, si es precisamente lo que defiendo yo… la pluralidad… por eso digo que hablar de «nueva crítica cinematográfica», hablar de grupos de influencia y de grupos de directores (selecciones ya de por sí tan incoherentes que no se sostienen…) es muy inexacto. Y eso es lo que quería señalar.
No me irritan tus críticas Kike, me decepciona que un medio como Miradas, que debería estar ya asentado dentro del panorama español, se siga justificando atacando fantasmas que no existen. Como ya te dije, cualquier ejemplo que pongas de Cahiers se reproduce en Miradas y en cualquier otra revista. De hecho, ya te he puesto ejemplos.
No hay que hilar más fino, simplemente dejar de lado esos ataques, que no llevan a ningún sitio y defender la película. O si se ataca, hacerlo en base a argumentos que exponen esa revistas (que hay que citar claramente), no a si le dan más puntos a una película que a otra… Además, que si dices que es un tema que no te interesa, no sé porque lo comentas en gran parte de tus críticas…
Bueno, Miguel, en cuanto al tema de «Miradas», lógicamente, no respondo yo por ello sino que deben hacerlo sus responsables; Lolo ha apuntado ya algo en una respuesta anterior. Sólo decir que he sido siempre absolutamente libre en «Miradas», ni nunca nadie me ha dicho lo que tenía que escribir (ni siquiera insinuarlo, ni hay «reuniones de maitines» ni nada parecido), ni mucho menos se ha modificado una sola línea de lo escrito, excepto para la normal edición de cualquier publicación. Quiero que quede claro.
No menciono nunca un medio porque no hablo de un medio. Te decía aquí, en los comentarios, que CDC es «representante inequívoco» de lo que digo, pero claro que hay gente en otros medios, incluso en «Miradas» que defienden un tipo de crítica que en mi opinión va en el camino equivocado y que a mí no me gusta. Y que, por tanto, estoy en mi derecho de criticar cuando quiera y donde me dejen.
Otra cosa es que esa crítica, por insistente o por excesiva, e incluso por poco matizada en algunas ocasiones, como tú apuntas, pueda molestar, decepcionar, etc., algo que entiendo y asumo, como ya he dicho.
No es que el tema no me interese, sino que «cada vez me interesa menos», que no es exactamente lo mismo. Me ha interesado mucho ese debate, durante un tiempo, y creo que si se pusieran las cartas encima de la mesa y se profundizara me interesaría mucho más. Pero yo creo que todo el pescado está ya vendido y todo el pastel repartido, en este asunto. La crítica de cine es ya algo absolutamente marginal, tal como estaba planteada, y el nacimiento de CDC ha provocado una polarización definitva y me temo que irrecuperable durante mucho tiempo, a no ser que las cosas cambien.
El tiempo suele dejar las cosas en su sitio y veremos si me da la razón o no. De momento, más allá de dejar mis opiniones en los foros que tengo a mi disposición, no puedo hacer más que poner en marcha mis propios proyectos para defender la crítica en la que yo creo. Mi sentido constructivo, en este sentido, está muy por encima del posible sentido «destructivo» que erróneamente pueda deducirse de algunos comentarios.
Kike, en primer lugar quería felicitarte por (casi) toda la crítica, porque ha conseguido que mis ganas de ver la película y mi predisposición hacia ella hayan mejorado. No obstante, quería incidir en lo mismo que Miguel: ¿por qué ese ataque a los popes, tanto críticos como cineastas? El ataque al cine de Iñárritu que se hace desde, por ejemplo, CDC, no me parece para nada gratuito, siempre lo he visto bien fundamentado y argumentado, y está basado en una posición ética y por tanto discutible, pero no demonizable ‘per se’. Y luego está al tema de citar a Haneke, Nolan o Fincher, ejemplos tan problemáticos como los anteriores: Nolan y Fincher han recibido mejores críticas por parte de los mismos que alaban el cine de Iñárritu que no de los detractores del mexicano. Y sobre Haneke, sólo hace falta irse a Filmaffinity y repasarse lo que dicen los críticos sobre ‘La cinta blanca’.
Con todo esto lo que quiero decir es sencillo: si hay que atacar a un tipo de crítica, que sea a esa que descalifica (con mayor o menos explicitud, que tras Boyero hay muchos otros) o alaba las películas sin reflexionar ni un momento sobre ellas, pero no a esa que da argumentos de sobra para posicionarse. En resumen, voy a ir a ver ‘Biutiful’ con mejores ojos gracias a tu crítica, algo que seguramente buscabas al escribirla, un cambio de actitud, y para eso no hacía falta la pataleta contra los que piensan (ojo, piensan, no opinan) diferente a ti.
PS: En mi crítica de ‘Uncle Boonmee’ en esta misma página también ataco a un cierto tipo de crítica, pero lo contextualizo muy claramente, citando unos determinados argumentos (reales y comprobables) esgrimidos contra la cinta que, a mi parecer, no son tolerables en una crítica seria.
No estoy para nada de acuerdo, Sergi, con que las críticas de CDC a Iñárritu estén fundamentadas. Creo que, por mucho que no te guste el cineasta mexicano, se ha utilizado como «cabeza de turco» para descargar ingentes cantidades de bilis que no tienen nada que envidiar a las que vierten otros críticos (lease Boyero, ahora tenemos que dar nombres) sobre sus popes (lease AW, Jia Zhang-ke). Porque sin ir más lejos, la crítica de «Biutiful» de este mes no puede ser más lamentable…también da la impresión que no ha visto la película, ha soltado los cuatro lugares comunes de los que critican a Iñárritu, sin un mínimo esfuerzo por ir más allá del tópico.
Por cierto Kike, felicidades por tu texto. Disiento bastante, pero me resulta muy interesante por escapar de tantos y tantos estereotipos «críticos».
Rober, me he leído un par de veces, de nuevo, la crítica de CDC de ‘Biutiful’ y no puedo compararla con Boyero o demás (por cierto, yo he dado el nombre pero no he dicho que tenga que hacerse): podrá criticar a Iñárritu por cosas parecidas a las de siempre (tremendismo, culebronero, sádico, explotador del dolor ajeno, supersticioso) pero, cuidado, Eulàlia Iglesias no lo suelta y se queda tan ancha, sino que ejemplifica cada adjetivo con momentos y hechos concretos en el film. Es por eso que no creo que se pueda hablar de ese tono como de «echar bilis» (lo digo a priori, quizá veo la película y cambio de opinión, estoy hablando del texto en sí mismo, como relato literario), si bien es cierto que me estimula más una crítica como la de Kike que esta de CDC, las cosas como son.
Por cierto, a mí Iñárritu me gusta a medias: ‘Babel’ me parece bastante buena, porque habla de los grandes temas con un tono tan grandilocuente como antropológico, consciente de su propia artificiosidad, muy poco documental, mientras que no me gusta ’21 gramos’ justo por lo contrario, por querer ser la Gran película cuando en su esencia nunca deja de ser un pequeño drama cotidiano de barrio, como si Clint Eastwood se hubiera puesto hasta las cejas de éxtasis.
Sergi, yo creo que no nos podemos dejar engañar por un lenguaje más alambicado cuando en el fondo la intención es la misma: es decir, cargar contra una representación que no coincide con tu gusto o con el gusto de tus coetáneos…..vamos, lo mismo que hace Boyero. Además, en ningún momento explica por qué ser tremendista tiene que ser negativo, y critica que una escena supuestamente «documental» esté rodada como una película de Hollywood (!!!). Podría dedicarme a desglosar todo esta argumentación con cuatro o cinco ejemplos más del texto de Eulalia, pero hay uno especialmente sonrojante que es su frase final: «Biutiful representa, en definitva, el ejemplo perfecto de todo lo que no debería ser el cine social…o el cine en general». ¿No es exactamente lo mismo se critica de Boyero cuando afirma que el cine de otros «autores» no es cine? la diferencia es que Iñárritu hace mucho tiempo que es un director a hundir, y que parece que en ciertos circulos atacadle está legitimado. Eso es lo realmente triste.
Por cierto, lo de los nombres no iba por ti…..perdona si te has sentido aludido. Un abrazo para ti.
Hola, Sergi.
Gracias a ti por comentar, por alabar parte de mi crítica y por tu interesante reflexión.
Yo, como Roberto, creo que por más que intentemos intelectualizar o revestir de una pátina intelectual nuestro trabajo, al final de todo hay una cuestión de gusto, y también de opinión. Creo que dejar eso claro es una cuestión de honestidad.
Es cierto que de fondo hay una manera muy diferente de «pensar el cine», muy diferente. Este mes he leído en esa revista bastantes textos, y leo por ejemplo, a Gonzalo de Lucas que habla lo que es «el buen cine» y «el mal cine», «la buena crítica» y la «mala crítica». De esos presupuestos neoplatónicos y dogmáticos mi manera de pensar, evidentemente, está muy lejana. O como cuando Eulàlia dice «lo que debe ser» el cine… para ella, será.
Pero hay cosas que son mera opinión, como cuando dice Eulàlia Iglesias que «Biutiful» es un «film sobrecargado y tremendista». A no ser que alguien cuente con la ecuación de tercer grado para calcular el tremendismo y la sobrecarga de una peli, creo que esto es opinión pura y dura: gusto personal. Luego hay cosas objetivamente falsas, basadas en el prejuicio hacia Iñárritu, como cuando dice que al personaje de Uxbal no se le piden responsabilidades éticas, cuando hay varias escenas enteras dedicadas a expresar su sentimiento de culpa.
En cuanto a esos «gustos», nombro a esos directores, podría nombrar a otros. Ya lo dije más atrás, a Miguel: el cuadro crítico de CDC de este mes lo dice todo, con ni una sola nota para «Biutiful» por encima de 3 sobre 10. Y esas mismas personas, o casi todas, les ponen 8 9 y 10 a Nolan, Ficnher, Haneke, Kiarostami, Godard, AW… etc.., etc.. hagan la peli que hagan, que es lo absurdo. Como si hubiera directores tocados por la varita mágica de la creatividad y otros imposibilitados genéticamente para ello. Estamos de nuevo en la inane «política de los autores» de los sesenta. ¿O es que Bergman, Antonioni, Bresson, Ozu, etc., etc., no tienen ninguna peli mala? ¿O es que lo moderno es bueno por ser moderno? Es un debate muy amplio para poder abordarlo aquí.
Por lo demás, reitero mi asunción constructiva de lo que, como Miguel, comentas aquí.
Gracias y un abrazo
Kike
mmm… perdona por ser insistente Kike, pero hay algo que me molesta (¿irrita?) bastante y es que digas «inane política de los autores». Inane desde luego que no era, equivocada puede que sí. Puede que el tema sea para una conversación más larga, pero si se trata de eso, no creo que sea bueno adjudicarle un adjetivo tan tajante y descalificador.
Y además parece, por la construcción de tu párrafo, que incluyes a Ozu dentro del grupo de la política de los autores, cuando Ozu no formó nunca parte de ese grupo porque no era conocido en Occidente. Quizás lo conocieran en los 70 y entonces seguramente los Cahiers estaban interesados en otros importantes directores japoneses como Oshima o Yoshida, que hacían sus películas contra la herencia de Yasujiro Ozu.
Y por supuesto, Ozu no es un cineasta de la modernidad bajo ningún concepto. Es clásico 100%. Si es moderno lo es en el mismo sentido que lo es Ford o lo es Renoir. Pero históricamente es clásico: por estilo en relación a su contexto, por su tratamiento del género, por su trabajo siempre adscrito al sistema de estudios japonés. Obviamente todo cine clásico puede ser analizado desde el prisma de la modernidad, pero desde el punto de vista de la Historia del Cine, Ozu es clásico, pese a que sea un error muy común (que los Cahiers de los 50/60 cometieron con Mizoguchi, por ejemplo) incluirlo al lado de Bergman, Antonioni, etc.
Y te repito que, te pongas como te pongas, en Cahiers no le dan las notas más altas a Nolan y Fincher (especialmente esos dos) hagan la película que hagan. Y eso sí que no es interpretable. Es un dato objetivo y comprobable, hasta nos podemos remontar a las notas que les daban cuando estaban en Dirigido. Hay que joerse que tenga que salir yo a defender a Cahiers España…
De acuerdo.
Gracias, Antonio, por tu comentario. Sucinto y claro 🙂 Gracias por comentar, se agradece tanto si es a favor como en contra.
Saludos
Kike
Hola, Miguel, contesto a tu último comentario, que no me dejaba hacerlo en tu propia respuesta.
La política de los autores es interesante, y mucho, bajo el prisma de analizar rasgos comunes en las obras de ciertos cineastas. Pero tal como se desarrolló y en lo que se transformó, es absolutamente inane: utilizada para agasajar a algunos (autores) frente a otros (artesanos), olvidada de que el cine es un arte colectivo donde otros profesionales (directores de fotografía, singularmente; actores, muchas veces) han aportado tanta o más personalidad a las películas que los directores, empleada para colocar a algunos autores (nunca a los artesanos) en podios donde resultan intocables e incomprensibles para el gran público (complicando innecesariamente lo que no es tan complicado, para crear una jerga profesional —como la de economistas o abogados, por ejemplo— que sólo persigue crear un universo para iniciados del que los demás estén fuera), etc, etc. Todo eso me parece inane y perjudicial para la marcha del cine.
La prisa y la necesaria síntesis hace que algunas cosas quizá no estén del todo bien expresadas o comprendidas. No hablo de Ozu como un director moderno. Hablo de él como uno de esos intocables (al que adoro, por cierto, pero críticamente, como a todos), que también ha hecho pelis flojas, y creo recordar que hasta alguna mala. Para muchos es metafísicamente imposible que esto sea así, partiendo del dogma del que parten.
En cuanto a lo de las notas, la verdad es que me gustaría hacer esa recopilación, pero me es materialmente imposible, no tengo tiempo. Me remito a las notas de las últimas pelis de ambos (Nolan y Fincher), el lugar que ocupaban en los cuadros críticos y las notas que tenían. Pero no hay que centrarse en esos directores, porque los que están arriba son siempre los mismos. De todos modos, las notas son sólo una parte. Importan más las críticas que, como apoyaban otros comentaristas de esta crítica, son en algunos casos lamentables por vacías y sí, inanes.
Saludos
Kike
Bueno, pero hablas ya de la deriva de la política de los autores. La original sirvió para reconocer el papel del director en la película. Es un arte colectivo, sí, pero las películas de Ford son de Ford, por mucho que parte de ellas las protagonice John Wayne, las escriba Frank S. Nugent o las fotografíe Winton C. Hoch. No veo dónde está el problema. En su origen, que es lo que cuenta (que luego otros se reclamen herederos ya es otro tema), no la veo nada inane, ni mucho menos, sino que sirvió para crear una auténtica Historia del Cine y de la crítica.
Y lo de las películas malas de Ozu… pues las desconozco. Si nos puedes alumbrar algo más sobre el tema… supongo que te refieres a alguna muda, porque las de posguerra son todas alucinantes, mayormente obras maestras, y alguna algo más floja, como Munekata sisters o A Hen in the Wind… pero flojas para el nivel Ozu, claro. Del periodo mudo desconozco bastante, pero la verdad, me parece bastante aventurado decir que Ozu tiene películas directamente malas…
Hola
Debería ser más bien en respuesta a la respuesta de Miguel… pero, como me parece que lo tenemos mal configurado Disqus no me deja. Es off-topic en realidad pues no he visto «Biutiful».
El caso es que me consta que Kike ha visto todas (o muchas de) las pelis de Ozu, asi que seguro nos alumbrará algo al respecto. Confianza plena en él (debería sobrar tener que decirlo) aunque no siempre, por fortuna, esté(mos) de acuerdo con sus ideas, gustos y demás. Me sorprende que «Las hermanas Muneketa» la consideres, Miguel, una peli menor. A mí me parece soberbia, pero bueno entiendo que las tiene mejores (aunque no diría mucho).
Quería simplemente decir que siendo rigurosos de verdad la política de autores patrocinada por Cahiers estuvo bien y hasta tuvo su gracia (y no se me entienda demasiado mal), pero era poco menos que un disparate desde el mismo momento que se ignoraba (o no se sabía bien o no se entendía) como funcionaba el sistema de estudios de Hollywood o que se terminarán contando chistes (con relativa gracia) como lo de la mala peli de Hawks y la buena de Huston (provacaciones / generalizaciones en las que, me incluyo claro, hemos usado / caído todos alguna vez).
Pero vaya, naturalmente en el cine hay directores-autores. La mayoría de hecho. La política de Cahiers funcionó para llamar la atención mejor que nadie antes sobre ello. Y ya. Está superada (hasta algunos de sus «creadores» o defensores renegaron de ella tiempo después). Es, reconozcámoslo, un poco aburrido el tema (y soy de los más culpables).
Dicho esto, que es más bien poco (vamos no descubro nada a lo apuntado por Kike y ya lo explican muy bien otras voces, especialmente el critico Antonio Castro), confieso que no aguanto a González Iñarritu, me gusta más Hawks que Huston… también más que Ford, sin duda, y Ozu es muy grande, uno de los nuestros.
Felices Reyes (o lo que sea)
JD, gracias por tus palabras. Y no tanto por tu deferencia hacia mí, sino por dar luz a un hecho clave: la subjetividad. Primero, que podemos estar de acuerdo en los principios a pesar de no estarlo en las opiniones. Segundo, que podemos estar de acuerdo en algunos principios y no en otros. Tercero, que en el cine (en el arte en general) la única objetividad posible (y siempre muy incompleta) es el conjunto (intersubjetividad) de nuestras subjetividades (algunas más valiosas que otras para según quién y en qué momento).
Por eso, Miguel, y trato de cerrar por mi parte con esto el debate, la política de los autores puede ser para ti la más valiosa herramienta crítica posible, y para mí la más inane. Yo creo que tuvo un valor grandioso (más como corpus teórico que como práctica crítica, sin duda), unos pocos años, no creo que llegara ni a una década. Hace tiempo que es algo marginal, en mi opinión, y superado por el posmodernismo.
Y por eso, mis opiniones sobre Ozu te servirán a ti más o menos que a otras personas. Creo que he visto casi todo lo que se conserva de Ozu, aunque no de todo tengo anotaciones, y por tanto no sé si en esta lista está todo lo que he visto, la memoria no sirve cuando uno ha visto miles de películas:
– Esposa de una noche: Muy interesante.
– Días de juventud: Floja, tirando a interesante.
– La bella y las barbas: Mala.
– El coro de Tokio: Buena, pero menos.
– ¿Dónde están los sueños de juventud?: Interesante, pero menos.
– Caminad con optimismo: Bastante buena.
– He suspendido, pero…: Floja, tirando a interesante.
– Una mujer fuera de la ley: Bastante buena.
– He terminado la universidad, pero…: No me puedo decantar; mis anotaciones no son claras.
– Un chico impetuoso: Igual que la anterior.
– Mujer de Tokyo: Muy buena.
– He nacido, pero…: Muy buena.
– Un albergue de Tokyo: Buena.
– Kagamijishi en versión Kikugoro: Mala.
– ¿Qué ha olvidado la señorita?: Interesante, pero menos.
– Una madre debe ser amada: Buena, pero menos.
– Capricho pasajero: Bastante buena.
– Historia de hierbas que flotan: Bastante buena
– Hijo único: Muy buena.
– Los hermanos de la familia Toda: Obra maestra.
– Era un padre: Excelente.
– Una gallina azotada por el viento: Obra maestra.
– Historia del caballero de la pensión: Muy interesante.
– Fin de primavera: Excelente.
– Las hermanas Munekata: Muy buena.
– El comienzo del verano: Bastante buena.
– El sabor de la sopa de arroz: Muy buena.
– Flores de equinocio: Buena, pero menos.
– Principio de primavera: Excelente.
– Otoño tardío: Muy interesante.
– El otoño de la familia Kohayayama: Excelente.
– El gusto del sake: Magnífica.
Conclusión. Como todos los buenos directores que en el mundo han sido, son y serán (quizá con algunas y contadísimas excepciones, casi nunca de alguien que haya hecho más de quince o veinte películas) Ozu tiene cosas maravillosas, estupendas, sólo interesantes, flojas y malas. En mi opinión, claro. En opinión tuya o de otros seguramente no. Siempre que hablo de Ozu me acuerdo de los que valoraban sus películas cuando en España sólo se habían visto en japonés sin subtítulos; seguidores del cahierismo, por cierto (no doy nombres por educación).
Gracias y un abrazo
Kike