Esto es España
El Santiago Segura que conocemos tiene unas cuantas virtudes, entre las que destacan dos: la inteligencia y cierta honestidad. La segunda se sustancia en que nunca ha engañado sobre sus intenciones: ganar dinero haciendo cine; aunque hay que relativizarla en relación con la idea que tiene sobre su personaje, puesto que su supuesta ironía ha traspasado ese límite hace tiempo y, sabedor de que la gente no se ríe «de Torrente» sino «con Torrente», él sigue afirmando que se trata de un personaje despreciable, sin querer reparar en que su gran éxito no proviene, precisamente, de esa consideración sino de la fascinación que genera la inmundicia que le rodea. La primera virtud mencionada es indiscutible: porque detrás de un fenómeno social de esta magnitud siempre la hay (y en este caso el proyecto nace y crece en la cabeza de Santiago Segura) pero, sobre todo, porque resulta asombroso cómo logra embarcar en sus películas a personajes públicos de todos los ámbitos para reírse de ellos, sin que se den cuenta (e incluso consiguiendo que lo disfruten): a Kiko Rivera, ‘Paquirrín’ (Julito/Rin Rin) lo presenta como un vago y un inútil; a Belén Esteban (arrendadora) como una verdulera; al cantante Francisco (Rocamora) lo dobla con la voz de Pepe Navarro, quitándoles a ambos sus bienes más preciados (la voz al primero, la imagen al segundo); a Kiko Matamoros (Otxoa) lo caricaturiza como un recluso atrabiliario; y un largo etcétera.
El fenómeno Torrente no es más cine que televisión. En la televisión nació (de la mano de la publicidad gratuita en el programa Crónicas Marcianas y de la habilidad de Segura para el marketing) y de la pequeña pantalla se nutre para seguir viviendo, no ya sólo mediante las consiguientes apariciones propagandísticas de su creador en programas de todo pelaje sino, sobre todo, gracias al uso que realiza de los personajes provenientes de todos los grandes hits televisivos: la crónica rosa (Kiko Rivera, Belén Esteban, Ana Obregón, Álex Lecquio, Carmen Martínez Bordiu, Kiko Matamoros, María Patiño, Mari Cielo Pajares, Octavio Aceves…), el fútbol (Cesc Fàbregas, Sergio Agüero, Sergio Ramos, Álvaro Arbeloa…), los frikis que hicieron o hacen fortuna (Cañita Brava, Carmen de Mairena…), viejas glorias hace tiempo lejos del cine (Fernando Esteso, Joselito…), presentadores y humoristas de éxito (Andreu Buenafuente, José Mota, Risto Mejide, Pablo Motos, El Gran Wyoming, Florentino Fernández, Xavier Deltell…) e incluso algunos actores de series o programas populares (Javier Gutiérrez, Carlos Areces, Emma Ozores…). Si a esto le unimos la nulidad del lenguaje cinematográfico utilizado por Segura (ni falta que le hace mejorarlo), como verá el lector, aquí cine… lo que se dice cine… hay bien poco: es televisión proyectada en salas; televisión por la que logra (vean si es inteligente) que millones de espectadores paguen una media de seis euros por hora y media.
Estados Unidos tiene a Homer Simpson y España tiene a Torrente. Este es un país maravilloso, donde —como muy bien dice el refrán— más vale caer en gracia que ser gracioso; es decir, más vale tener aliados que méritos. Y desde el mismo nombre de su productora (Amiguetes Entertainment), Segura ha tenido claro que podía alcanzar el éxito (traducido en dinero, que es lo que le interesa, según dice) sin tener la menor idea de cine, pero sí muchos amigos. Un perfecto reflejo de lo que ocurre en tantos ámbitos de las cloacas de nuestro país (y así nos va). Fíjense si este madrileño nacido hace cuarenta y seis años ha entendido bien nuestra idiosincrasia, que ha logrado hacer el mismo cine que Mariano Ozores (sí, el de las películas de Pajares y Esteso) cuarenta años después, y que la gente vuelva a reírse; allá donde unos critican el machismo de aquellas películas, otros ríen el machismo de Torrente; se llevan las manos a la cabeza por los chistes de maricas de todos esos filmes, pero ahora se desternillan con los mismos chistes de maricas de Torrente; se escandalizan con la consideración hacia los discapacitados en aquella época, pero se ríen de lo mismo con Segura; les parece de otro siglo el cine español del destape, pero quedan fascinados con las tetas y los culos que enseñan los sucesivos torrentes; se rasgan las vestiduras, en fin, con la indigencia ideológica de un cine que parecía ya destinado al simple estudio histórico, y lo revitalizan alabando no sé qué presunta intuición de modernidad en Santiago Segura. A mí, lo confieso, la mayoría de los chistes de Torrente 4 me generan una profunda repulsión, en algunos casos no sólo ética sino incluso física; el humor del caca-culo-pedo-pis me dejó de hacer gracia a los quince o dieciséis años (vergonzoso, por cierto, que, ya que existe un sistema de calificación por edades, el Ministerio de Cultura haya establecido los doce años como límite para ver Torrente 4; algo absolutamente inadecuado tras lo cual sólo puede haber intereses comerciales). Pero el público a mi alrededor, la sala abarrotada, reía, reía y reía; los llenos no son sólo efecto de la publicidad, es que la película gusta. Por eso, aunque durante la proyección sentí vergüenza de las imágenes, acabé sintiendo vergüenza por el país. España es esto. Afortunadamente, no para todo el mundo, y ya que a Segura le importa poco la opinión de los críticos, le acercamos aquí la de un espectador: «Qué pena que Santiago Segura no me pueda devolver el dinero por haberme robado 93 minutos de mi vida invertidos en esta increíble bazofia donde se intenta ridiculizar a un fascista y curiosamente acaba cayendo bien a estos últimos».
Torrente es bueno que exista y es mas moderno y altruista que mucha mierda nutrida de look moderno, hablamos de Coixet, y de muchos otros….. de alguna manera todos pretenden ganar dinero y eso a pesar del tufo católico y moralista de la crítica, no es algo malo.
Hola, Xtjano.
Gracias por comentar. No sé si moralista —esto es algo subjetivo—, aunque si juzgar ideológicamente las películas (y las hay muy cercanas a lo filonazi y otras evidentemente progresistas) lo es, pues quizá sea moralista. Pero puedo asegurarte que nada católico, no al menos en el sentido que pareces plantearlo. Pero se puede estar en un punto medio entre Rouco Varela y Torrente, o eso espero.
Si Torrente es moderno, te lo aseguro, échale un vistazo a las pelis del destape (años sesenta y setenta) de Ozores, Fernando Merino, etc… y verás que también lo son. Desde luego no puedo estar de acuerdo con eso. ¿Altruista? Pero si él mismo dice que solo hace cine para ganar dinero; altruista es trabajar gratis para los demás, que creo que es justo lo contrario.
Pero sin duda que ganar dinero no es algo malo, y mucho menos cuando cada uno es libre de entrar a ver la peli o no. Por eso le reconozco inteligencia, que creo que es una virtud.
Saludos
Kike
Hola, Xtjano.
Gracias por comentar. No sé si moralista —esto es algo subjetivo—, aunque si juzgar ideológicamente las películas (y las hay muy cercanas a lo filonazi y otras evidentemente progresistas) lo es, pues quizá sea moralista. Pero puedo asegurarte que nada católico, no al menos en el sentido que pareces plantearlo. Pero se puede estar en un punto medio entre Rouco Varela y Torrente, o eso espero.
Si Torrente es moderno, te lo aseguro, échale un vistazo a las pelis del destape (años sesenta y setenta) de Ozores, Fernando Merino, etc… y verás que también lo son. Desde luego no puedo estar de acuerdo con eso. ¿Altruista? Pero si él mismo dice que solo hace cine para ganar dinero; altruista es trabajar gratis para los demás, que creo que es justo lo contrario.
Pero sin duda que ganar dinero no es algo malo, y mucho menos cuando cada uno es libre de entrar a ver la peli o no. Por eso le reconozco inteligencia, que creo que es una virtud.
Saludos
Kike
Respuesta cordial a Xtjano:
Decir que es bueno que Torrente exista tiene el mismo nivel moral que los que afirman que las guerras son necesarias para la economía de los países y es mucho peor en la práctica, ya que inevitablemente tras una desastre armando o natural se crean puestos de trabajo entre otras cosas, pero ante la miseria que queda tras lo que nos muestra Torrente (con la complicidad te tantos dentro y fuera de la pantalla) ¿qué porvenir nos espera? Si lo contrario al tufo del que haces referencia es aplaudir un zruño artístico e intelectual semenjante, no simpatizaré nunca con la moral católica, pero si cristiana.
Hola, Samuel:
Estamos de acuerdo en que cosas como «Torrente» no son necesarias. Pero fíjate, hay dos puntos de vista desde los que quizá tampoco sea malo que exista. Primero, que gane dinero para que luego pueda invertirse en otras películas (el mismo Segura ha producido cosas ajenas —normalmente igual de malas que sus películas, pero ahí imagino que influye la suerte—, lo que siempre será bueno para la industria del cine español. Segundo, porque no está mal que nos recuerden de vez en cuando quiénes somos como país.
Saludos
Kike
Agradezco tu comentario y sugerirme otros puntos de vista. Frente al primero que propones me considero radical al considerar que el fin nunca debe justificar los medios, si el fin de Torrente es ser vehículo para que una gran suma de dinero llegue a su responsable, fruto de su indudable inteligencia para los negocios, que lo disfrute, ni lo juzgo ni quiero participar en ello, pero las consecuencias creo que perjudican mas que favorecen el entorno (tanto industrial como social). Tampoco lo ha inventado él, se pueden citar cineastas, abanderados por Spielberg, que generan con productos comerciales dinero para luego poder realizarse personalmente, pero la distancia en los resultados no puede ser mas grande en la mayoría de los casos.
En cuanto al segundo, creo que hay suficientes cosas en nuestra vida contidiana que nos estan mostrando en todo momento cómo somos como país (tv, prensa), va siendo hora de mirar el pasado-presente para intentar mejorar, no tan solo con el fin de reir (si al menos fuera de ello, pero lamentablemente es con ello) e ir mas lejos y comenzar a mirar el futuro en el que nos gustaría algun día poder estar.
Un saludo y de nuevo, gracias.
Hola, Samuel.
En el fondo, llevas razón. Sólo que nos cuesta tanto hacernos conscientes, que a veces necesitamos «agresiones» como esta. Aunque mucho me temo que ni por esas.
Saludos y gracias
Kike
¿Porqué no es necesario Torrente?…se empieza afirmando esto y se termina matando judíos….Los fascistas sois vosotros que os consideráis que por escribir en esta revista….tenéis cierta potestad para decir lo que esta bien o esta más… Por que os guste el cine (cierto tipo de cine) y vayáis a verlo, vuestra opinión no vale más que la de NADIE
Hola, Samuel:
Estamos de acuerdo en que cosas como «Torrente» no son necesarias. Pero fíjate, hay dos puntos de vista desde los que quizá tampoco sea malo que exista. Primero, que gane dinero para que luego pueda invertirse en otras películas (el mismo Segura ha producido cosas ajenas —normalmente igual de malas que sus películas, pero ahí imagino que influye la suerte—, lo que siempre será bueno para la industria del cine español. Segundo, porque no está mal que nos recuerden de vez en cuando quiénes somos como país.
Saludos
Kike
No voy a entrar en a discutir política ni las necesidades objetivas que llevan a las naciones a un enfrentamiento armado, algo que se repite desde siempre en nuestra humana historia. Torrente tiene grandes aciertos estilísticos, no es casual que funcione…. El destape también funcionó pero por unas causas más sociales sin duda… Hay mucho esfuerzo detrás de cada Torrente, muchas horas buscando los mejores momentos …y técnicamente es impecable…. Llamar bazofia… pues me parece injusto y mas después de una critica un poco rebuscada y pesadita… que desprende que el éxito es malo, que cae bien a fascistas (¿existen datos objetivos para afirmar esto?) y que se sienta vergüenza por este país por que tiene la capacidad de reírse de sí mismo…(Quevedo ¿Dónde estabas?)…. Yo siento más vergüenza ajena por la pedantaría y por el onanismo no sexual…