La presentación de este especial corre a cargo esta vez del profesor Frink —quien, al pasar por delante de una pantalla de rayos-X, tiene en su aparato digestivo uno de los bichos de Alien, el octavo pasajero (Alien, Ridley Scott, 1979)—. Ha encontrado en un mando a distancia especial la forma de adelantar escenas, protegiendo así la inocencia de los niños ante el despliegue de brutalidad de este tipo de episodios. Pero falla en su intento de minimizar la pelea entre Homer y Bart que se está viendo en una pantalla, destrozando la emisión. Por ello decide aplicarse a sí mismo su invento, acelerando su envejecimiento hasta terminar convertido en un montón de polvo —algo que recuerda la muerte de los morlocks de El tiempo en sus manos (The Time Machine, George Pal, 1960)—. El monstruo que habita en su sótano —remedo del de Frankenstein— toma el mando, comenzando una parodia de la cabecera de la serie The Office (Id., Greg Daniels, 2005-…), con la «pandilla del terror» —la Momia, el Hombre-lobo, un zombi, una bruja y el propio Frankenstein— como protagonistas, trabajando en un lugar llamado «Monster Mifflin».
En el primero de los segmentos, War and Pieces, el celo de Marge por proteger a los niños hace que trate de conducir a Bart y Milhouse de los videojuegos ultraviolentos hacia los juegos de mesa de toda la vida, mucho más seguros. Pero al descubrir uno que se llama «El camino de Satán» («Satan´s Path») su vida se convertirá en algo parecido a lo que ocurría en Jumanji (Id., Joe Johnston, 1995), insertándose los niños en medio de un siniestro juego de supervivencia entre juegos clásicos mortales y de tamaño descomunal: «Escaleras y toboganes», «Operando», «Hundir la flota», «Atrapa el ratón», etc. Milhouse morirá para salvar la vida de su amigo —utilizando los creadores como referencia la escena del ahogamiento de Jack Dawson (Leonardo DiCaprio) en Titanic (Id., James Cameron, 1997)—, pero Bart logrará terminar el juego y todo volverá a la normalidad. Sin embargo, al nombrar el juego «El ahorcado» ellos volverán a padecer los efectos de la maldición, siendo ejecutados por la estulticia de Milhouse.
Master and Cadaver podría parecer en un principio una imitación de Master and commander: Al otro lado del mundo (Master and Commander: The Far Side of the World, Peter Weir, 2003), pues incluso utiliza la sintonía de ésta para su comienzo. Sin embargo, inmediatamente nos encontramos ante una copia de Calma total (Dead Calm, Phillip Noyce, 1989), al presentar a Marge y Homer en un yate, rescatando a un náufrago al que, con el paso de los minutos, consideran un psicópata homicida. Por ello deciden matarle antes de que él les asesine a ellos —“Lo más decente es enterrarlo en el mar”, dice Homer, una frase que vista con posterioridad no puede dejar de traer a la memoria todo el asunto del asesinato de Bin Laden—. Comenzará entonces una rueda de asesinatos encadenados… pero todo será producto de la fantasía de la pequeña Maggie, quien acaba mirando a cámara bajo el aspecto del Alex de La naranja mecánica (A Clockwork Orange, Stanley Kubrick, 1971).
La última de las historias, Tweenlight, será una parodia de Crepúsculo (Twilight, Catherine Hardwicke, 2008), con los amores preadolescentes entre Lisa y un joven vampiro —¡de 400 años de edad!— que no acepta su condición, rebelándose contra las imposición genéticas de su familia. Al escapar ambos niños, Homer deberá acompañar al padre del muchacho, llegando a «Dracula-la Land», un gueto en el que conviven todo tipo de vampiros, desde el de Nosferatu el vampiro (Nosferatu, eine Symphonie des Grauens, F.W. Murnau, 1922) hasta el de Drácula, de Bram Stoker (Dracula, Francis Ford Coppola, 1992), pasando por el abuelo de La familia Monster (The Munsters, Joe Connelly & Bob Mosher, 1964-1966), el Conde Chocula de los cereales o el Conde Draco de Barrio Sésamo (Sesame Street, Joan Ganz Cooney & Lloyd Morrisett, 1969-…). Pero Lisa se negará a participar de la sociedad vampira, pues no estará dispuesta a tener ocho años para siempre. Para salvar a su hija, Homer se dejará morder por el padre y el hijo, matándoles al transmitirles su colesterol. Pero lo mejor del episodio será la transformación de Milhouse, quien víctima de los celos se transmutará en… ¡un caniche de circo! Toda una declaración acerca del patetismo de este personaje.