En la particular cosmogonía de Charlie Kaufman, a la fuerza permeada por una visión del mundo que combina pesimismo y humanismo de manera única, se alternan momentos de apatía vital (las mañanas grises de un Jim Carrey que ha olvidado cómo querer o las noches alcohólicas de un David Thewlis convertido en marioneta de stop-motion), con idiosincráticos estallidos de esperanza cotidiana, puntos de contacto con algo más allá de la rutina, que sin embargo no pueden entenderse sin conocer las costumbres culturales y sociales de nuestro siglo XXI. Cuando Lisa (Jennifer Jason Leigh), la primera mujer que hace sentir algo a Michael (Thewlis), el protagonista de Anomalisa, en años, se arranca a cantar a Cindy Lauper, primero en inglés y luego en italiano, sabemos que estamos ante la depuración de un estilo que extrae oro de estos momentos, entre patéticos y sublimes, que marcan el día a día íntimo de miles de pobres diablos de todo el mundo.