ATENCIÓN SPOILERS
El plano secuencia de Victoria en el que la protagonista, que se llama como la película y se siente sola en Berlín ya que es madrileña y no conoce a nadie allí, está bailando sola en una discoteca, pasa a la barra y tras intentar infructuosamente ligar con el barman, sale a la calle y conoce a unos auténticos berlineses con los que recorre la ciudad tomando unas yonkilatas mientras pasea en su bici, después se sube a una azotea con sus nuevos amigos y a continuación uno de ellos la acompaña a la cafetería en la que trabaja porque tiene que abrir en un par de horas, y entonces ella toca el piano para él, una cosa muy melancólica, con mucho sentimiento, pero lo que parece que acabará romántica y/o eróticamente se complica cuando vuelven los amigos del muchacho, que tienen que realizar un trabajo turbio y al margen de la ley para salvarle el pellejo a uno de ellos, que estuvo en la cárcel y debe el dinero de su protección, un trabajo para cuatro, pero para el que el cuarto hombre, que celebraba su cumpleaños, está demasiado ebrio y entonces Victoria se une al equipo como conductora, y van a un sótano donde un señor alemán trajeado y con muy malas pulgas, escoltado por varios tipos con ametralladoras, y que no hace más que llamar «perra» a la española, les explica como tienen que ejecutar el atraco y les obliga a drogarse delante suya para que se sientan más violentos y decididos de cara a no fracasar en la misión, así que se embarcan en el asunto y consiguen el botín, pero la policía termina persiguiéndoles por las calles berlinesas y acaba dándoles caza uno a uno, salvándose Victoria y su amante bandido, pues ya se han dado algunos besines entre tanto jaleo, y acaban infiltrándose en un edificio de las inmediaciones, metiéndose en el apartamento de una pareja que tiene un bebé, se visten con unos chándales feos tras intimidar a los padres de la criatura a punta de pistola y salen a la calle con el bebé como si fuera suyo, y tras esquivar a la policía nuevamente que les toma por una pareja de bien, dejan al bebé en la tienda de enfrente como habían prometido a los progenitores de la criatura, porque Victoria ha delinquido por amor, pero tiene buen corazón, y se van a un hotel a disfrutar de dicho amor, pero el joven berlinés que tantos desvelos ha causado a nuestra querida protagonista se está desangrando a causa de una bala policial bien atinada, así que a ella no le queda más remedio que dejarlo allí moribundo, con gran pesar de su corazón, y se lanza nuevamente a la calle, sin rumbo, para finalizar una jornada digna de contar a sus nietos. Ese plano.