Existe una escena, extraña y aparentemente intrascendente, en El porvenir (que se podría pensar que proviene de Elle, la coetánea película de Paul Verhoeven protagonizada como esta por Isabelle Huppert) que resulta desconcertante en una primera impresión pero reveladora finalmente: después de que su marido le haya confesado que quiere iniciar una relación con otra persona y poner fin a un matrimonio de treinta años, Nathalie, por fin liberada según dice ella misma en alguna que otra ocasión, una noche en la que va al cine a ver Copia certificada (2011), la película de Abbas Kiarostami protagonizada por Juliette Binoche, es acosada, por un desconocido, primero en la propia sala, y luego en las calles de Paris: la persigue y la llega a besar, aunque ella se zafa sin aparente dificultad simplemente quitándose de encima al hombre, por cierto bastante más joven que ella, y replicando que no le interesa, que no tiene esa necesidad. A poco que pensemos sobre ello y atendiendo al devenir de un relato que deambula entre la ligereza del día a día y cierta gravedad existencial, esa secuencia se corresponde con la manera que tiene la realizadora francesa Mia Hansen-Løve de desdoblar, retorciendo los límites de la representación, a sus personajes para, alejándolos leve y temporalmente de la, de su realidad, devolverlos a ella pero ahora en un espacio donde deben comportarse como personas, eliminada ya su querencia por un dramatismo heredado o incluso robado de, por ejemplo en el caso de Nathalie, algunos de los filósofos y autores que invaden su casa y su mente. Hacia el final de este film de personalidad desbordante (esencialmente la de Hansen-Løve, que ya es una cineasta única pero que a esta ritmo ojalá se convierta en referencia, pero también la de Isabelle Huppert, una actriz que parece que haga magia pues es imposible no sentirla), dos detalles destacan la naturalidad y el sentir que invade esta historia vívida y vivida: la hija de Nathalie, que acaba de ser madre, llora de manera repentina en la cama del hospital y la ahora abuela se acerca preguntando qué le pasa sin que haya un contraplano que subraye o añada una explicación a ese momento de emoción a flor de piel; horas antes de Nochebuena, Nathalie prepara la cena, mientras su ex-marido, que ha ido a recoger algunas cosas, le comenta que él va a pasar solo estos días porque su novia se ha ido a España a pasar las fiestas con su familia… ella le urge a irse para poder terminar la cena a tiempo ya que viene los chicos.