Tuvimos la buena fortuna hace unos años de ver la anterior película de Ana Lily Amirpour, Una chica vuelve sola a casa de noche (A Girl Walks Home Alone at Night, 2014) en el festival de Sitges dónde ganó el premio del jurado joven y de la directora revelación. Teníamos interés en ver su nueva obra, The Bad Batch, una suerte de western distópico (que comentamos en la crónica del 50 Festival de Sitges), y que es ahora estrenada en plataforma digital como Amor carnal. Pudimos hablar con ella y comentar ambas cintas.
—Llama la atención el contraste entre tu película anterior y la actual. Vas del blanco y negro nocturno, en interiores, a una pantalla panorámica en color y grandes espacios. ¿Cuál es tu opción preferida?
—No me gusta el cine en blanco y negro. Prácticamente La ley de la calle (Rumble Fish, Francis Ford Coppola, 1983) es la única que me gusta. La producción de Una chica vuelve sola a casa de noche precisaba el blanco y negro y así fue. Permitía trabajar el contraste. Pero mi referente en aquel caso no fue cinematográfico sino los comic de Frank Miller, específicamente Sin City.
—¿Cómo surgió la idea de Amor carnal? Fue primero la historia o los escenarios. Las grandes extensiones de desierto tienen un gran peso en esta ocasión.
—Se fue desarrollando de modo simultáneo. La historia precisaba un contexto visual y el cine, para mí, es eminentemente visual. Por ello le di tanto peso a la representación del paisaje. En este sentido busqué los espacios como hacía Sergio Leone.
—La música juega un papel importante en sus películas. ¿Puedes comentarlo?
—La música es esencial en mi vida. La música me da la energía diaria. Ahora mismo me interesan la música que suena en Burning Man (un festival que tiene lugar en el desierto de Nevada y cuyas imágenes son identificables con las de Confort, en Amor carnal) o Life on Planets. Me dan inspiración y la utilizo mientras trabajo. De hecho, pongo la música en el set de trabajo para compartirla con todo el equipo. Me ha gustado jugar con diferentes músicas para escenas a las que pueden acompañar bien. Aunque en ocasiones el contraste sea muy marcado… ¡Poco se imaginaría Culture Club lo bien que Karma Chameleon encajaría con una escena de canibalismo (risas)! Me siento tan satisfecha de esta banda sonora que la editaremos.
—La historia no deja de ser extraña, en su mezcla de mundos… los bad batch, desterrados, los caníbales, los habitants de Confort.
—El cine puede, debe, ser fantasía. Da posibilidad de crear, de crear en una realidad onírica. Y eso es lo que he hecho en mis dos películas. Son cuentos de hadas situados en realidades muy cruentas. Las dos protagonistas se enfrentan a peligros pero pueden salir adelante. La fantasía permite plantear diferentes cuestiones, problemas o temas graves, de un modo seguro.
—¿Es el muro del que es desterrada Arlen el muro de Donald Trump?
—En absoluto. La idea ya estaba escrita mucho antes de que apareciera Trump y su idea del muro. Es el planteamiento del destierro de los outsider, de los diferentes, para permitir la narración fantástica que quería desarrollar. Desafortunadamente algunas ideas macabras pueden llegar a plantearse como reales.
—Háblanos un poco de Confort. ¿Cómo entender este lugar, porqué el nombre?
—Todos buscamos nuestro espacio de confort. Somos acomodaticios. Necesitamos seguridades. Hay que arriesgarse; pero también hay que entender que la comodidad es una necesidad humana. Puede ser distinta en distintas sociedades. Hay necesidades básicas prioritarias, la supervivencia, la comida… Pero luego todos buscamos un entorno que nos dé seguridad. Creo que incluso en un contexto distópico o post apocalíptico, puede existir un espacio donde la gente busque refugio, tenga fiestas, baile… El Confort de Amor carnal sería un “proxy” para ciudades reales.
—Has contado con un reparto estelar: Jim Carrey, Jason Momoa, Keanu Reeves. ¿Qué puedes decir de la experiencia?
—Que ha sido un lujo contar con ellos. Fue un buen rodaje… Y no olvidemos a Diego Luna.
—Comentabas que te gusta rodar en exteriores y buscar los grandes paisajes pero la película se estrena en plataformas digitales y será vista mayormente en la pequeña pantalla. ¿Qué puedes comentar al respecto?
—Es lo que tiene el mundo del cine. Hay que contar con la producción y la decisión de los canales de exhibición les corresponde a ellos. Yo prefiero que se exhiba en pantalla grande. Pero gracias a los productores pude hacer la película y ahora será vista por un gran número de espectadores, tras su compra por las plataformas. Tal vez aun debamos aprender marketing para conseguir atraer suficientes espectadores a las salas y tener un modelo eficiente.