Inocencia y desencanto
Damsel (David Zellner y Nathan Zellner, 2018)
La segunda coincidencia ante las cámaras de Robert Pattinson y Mia Wasikowska tras Maps to the Stars (David Cronenberg, 2014) es nada menos que Damsel, el sexto filme de los hermanos Zellner, un western poco convencional que desafía con humor las convenciones de(l) género. Si en la anterior Kumiko, the Treasure Hunter (dirigida por los Zellner en 2014), la actriz Rinko Kikuchi interpretaba a una inocente japonesa obsesionada con la película Fargo y empeñada en encontrar el supuesto tesoro que dicho filme se escondía, en Damsel, los guiños a los hermanos Coen tienen su continuación, ya que la rocambolesca historia de (des)amor entre Samuel (Pattinson) y Penélope (Wasikowska), nos recuerda por momentos a algunos de los alocados guiones de los hermanos de Minneapolis. Tras ver a Pattinson encarnando a un padre que ha de pasar el resto de sus días junto a su hija en una nave espacial en High Life (Claire Denis, 2018), su papel en Damsel es ahora el de un enamorado que, convencido de que han secuestrado a su prometida Penélope, emprende una arriesgada expedición por el oeste de los Estados Unidos para rescatarla. La sorpresa llegará en la segunda parte de la película, cuando el espectador descubra que las cosas no son lo que parecen y un inesperado giro argumental le otorgue a Penélope todo el protagonismo, dándole así la oportunidad de demostrar que, más que una damisela en apuros, es una mujer de armas tomar.
We the Animals (Jeremiah Zagar, 2018)
Si en la anterior crónica os hablamos de The Miseducation of Cameron Post, la ganadora del Premio del Jurado en el Festival de Sundance, en este caso nos acercamos a la ganadora del Premio Next en este mismo festival. Se trata de We the Animals, un emotivo drama sobre la infancia, la violencia de género y la complejidad de las relaciones familiares. Un explosivo coctel que podría haber desembocado en un melodrama excesivo propio de las sobremesas televisivas, pero que en manos del debutante (en el cine de ficción) Jeremiah Zagar se transforma en una obra tan dura como conmovedora que se sirve de secuencias de animación e imágenes oníricas para hablar de la transición a la vida adulta de Jonah, hijo de una familia de clase obrera. El pequeño Jonah vive con sus padres y sus dos hermanos mayores al norte de Nueva York y su rutina es una suerte de montaña rusa en la que instantes de profunda afectividad familiar se alternan con momentos de extrema violencia protagonizados mayormente por su agresivo padre. En este ambiente tan convulso Jonah tendrá que aprender a sobrevivir, desarrollando su pasión por el dibujo y la escritura, y decidiendo si quiere o no parecerse a su padre. Con We the Animals, el hasta ahora documentalista Jemeriah Zagar da un —muy acertado— salto al cine de ficción y nos ofrece un amargo pero vital relato sobre la pérdida de la inocencia que conlleva la entrada en la vida adulta.
Minding the Gap (Bing Liu, 2018)
El debut en la dirección del joven Bing Liu llega a este festival y también simultáneamente a la plataforma de streaming de Movistar avalado por una torrencial lluvia de premios (casi medio centenar y otras tantas nominaciones), entre los que se encuentran el Premio al Mejor Documental en el Festival de Cine de Bergen, el Premio al Mejor Documental en el CAAMFest de San Francisco, el premio Truer Than Fiction en el Film Independent Spirit Awards, un Premio Especial del Jurado en Sundance o incluso una nominación al Oscar al mejor documental. Minding the Gap es, ni más ni menos, que la crónica de la evolución de una amistad. Durante más de doce años, Liu documentó las vidas y rutinas de sus mejores amigos: jóvenes skaters de Rockford, Illinois, que han de empezar a asumir las responsabilidades de la vida adulta. Individuos para los que el skate no es tan solo un deporte sino que constituye un modo de vida. La incuestionable pericia de Liu con la cámara logra sin duda captar la esencia del skate y la pasión por el riesgo de los protagonistas, así como la intimidad de sus hogares y la relación con sus seres queridos. Lo que tal vez no tenga tanto interés ese cierto aire a reality yanqui un millón de veces visto a través de la MTV, ese empeño en mostrar lugares comunes de la América semiprofunda, en captar escenas de una emotividad algo impostada y en retratar las vidas de persona(je)s muy de carne y hueso, sí, pero admitámoslo, que no guardan excesivo interés.