La exploradora observa atentamente aquellos seres que le resultan tan extraños. Viene de lejos y debe examinar minuciosamente sus costumbres, su modo de vida, los hábitos alimentarios o las relaciones que establecen entre sí. Adopta una forma de camuflaje para no llamar la atención, para poder moverse en su hábitat. La situación tiene cierto riesgo pero no puede renunciar a su objetivo. Puntualmente hay que seleccionar alguno de los especímenes para un análisis más detallado. El modo de emparejamiento de la especie es utilizado para atraer algunos sujetos y atraparles. Es un proceso elaborado aunque se trata de capturarlos evitando violencia o sufrimiento innecesario.
… El estudioso, de hecho, forma parte de un grupo extraterrestre que observa a los humanos. Infiltrados entre nosotros nos miran, nos observan y analizan nuestro entorno personal y social. Aunque camuflados en forma de hombres y mujeres no pueden desarrollar hábitos más allá del lenguaje. No se alimentan, hablan lo mínimo y contemplan a hombres, mujeres y niños manteniendo un distanciamiento necesario. Aun con forma humana, resultarían escalofriantes por el acecho al que someten a nuestros semejantes, al que podrían someter a cualquiera de nosotros, si la protagonista principal de este grupo alienígena no fuera otra que Scarlett Johansson.
Johansson, enfundada en un traje de cuero, observa a la humanidad con progresiva atracción, sin comprender completamente la actitud de cada uno de nosotros. En los momentos más fascinantes de la película actúa como una planta carnívora, atrayendo a los machos con su voluptuosidad hacia una trampa en la que se deslizan ellos mismos y de la que nunca podrán escapar. Jonathan Glazer culmina la película en tres secuencias desarrolladas en ese misterioso “no lugar”, esa cámara infinita, sin límites, que contiene el plasma brillante dónde las víctimas, mesmerizadas por la sensualidad de Johansson, se sumergen. Secuencias y espacio tan hipnóticos como persistentes serán en el recuerdo del espectador. Sin embargo la sensación ambivalente de admiración y malestar que generan no surgen por sí solas. La exquisita fotografía, predominantemente nocturna, y la desasosegante banda sonora acompañan las rutas de observación de los alienígenas transmitiendo al espectador tanto la frialdad del análisis extraterrestre como la extrañeza que provocan en ellos sensaciones y actitudes que desconocen o no comprenden.
Tal vez tan fascinada (quizás fascinado) por los terrestres como podemos estar los espectadores por ella, la mujer acaba por ponerse en la piel de los humanos. Después de haber seleccionado cuidadosamente algunas presas macho que no revelaban tener lazos con otros seres, observa con extrañeza como los humanos pueden arriesgarse o sacrificarse por otros para, finalmente, tratar de entender por qué actuamos de tal manera. La mujer se implicará en una última investigación situándose al nivel de los especímenes observados… Under the Skin data de 2013 y ya ha sido vista durante los años transcurridos en festivales o internet. Aun considerándola una obra de culto, cabría plantear la justificación de un estreno comercial precisamente en el año más próximo a un argumento de ciencia ficción que nunca hayamos vivido en las últimas generaciones. Más allá de haber representado un excelente motivo para disfrutar en pantalla grande del cine en toda su capacidad de atracción, Under the Skin da pie a que, como su protagonista, reflexionemos y desarrollemos una empatía por todos los semejantes de los que nos hemos visto forzosamente alejados durante la pandemia.