Hace años, muchos considerábamos Miradas de Cine el buque insignia de la crítica online. Ahora no tiene sentido tal concepto, porque en el cine actual no hay aventura que justifique una flota. ¿Por qué elevar nuestros escritos por encima de cineastas que sin pestañear han incorporado su trabajo a los nuevos flujos de capital que aplanan la imagen e imponen su moral corporativa? Con felices excepciones de compañeros que veréis (o no) en estas listas, la escritura a partir del cine se ha acompasado a la propia escritura del cine, los textos a las imágenes, y ambos trabajan para crear una ilusión de sentido. El sentido que no pueden dar metrajes hinchados, fotografías sin noción de profundidad de campo, montajes inconsecuentes, injertos de planos ornamentales para maquillar escenas muertas u otros recursos de una industria que querría orientarse al cómodo streaming o a los no menos estabulados festivales, si lo permitiera la molesta exhibición en salas donde todavía debe bregar sus beneficios. El cine no muere, sino que se le atribuye su vida a espantajos que tratan de suplantarlo; a veces por dinero, a veces por pagarés de futuro. Los que aún volcáis inquietudes reales en vuestros textos quizá hayáis notado cierta soledad, la misma que como espectadores al notar que ya ni siquiera el abismo os devuelve la mirada. Sin embargo, cuando repaso las películas que componen mi lista, me parecen espejismos la pereza o el desengaño que han presidido muchos de mis visionados de 2022. Dan una imagen del año cinematográfico en la que yo mismo no creo. Y, aunque no puedo comprobarlo en el momento de escribir estas líneas, estoy seguro de que si dentro de dos décadas alguien accede al conjunto de tops aquí reunidos creerá que este año fue una época fértil para el cine, como muchos creíamos hace veinte, cuando empezábamos a leernos en Miradas. Puede que ya no haya flota, pero sí náufragos venidos de todas partes, reencontrados por la corriente. Y un náufrago no es otra cosa que alguien que creía y que está obligado a seguir creyendo. Esa fe en la luz que cierra The Batman, la última película de mi lista, y con la que me gustaría cerrar un año más.