Oso vicioso, de Elizabeth Banks

Algo supuestamente divertido que no volveré a ver

Oso viciosoEs lo que tienen las cosas que son supuestamente algo, cuando ese supuestamente se basa en puro humo, en elucubraciones en base a situaciones o hechos peregrinos que animan a cierta comunidad armada de mucho tiempo libre a hypear antes del visionado cualquier medianía con (o incluso sin) ínfulas. Eso cuando no hay patrocinios encubiertos, a veces ni siquiera remunerados económicamente (el fandom es muy altruista a veces y se conforma con poco). Algo parecido ha ocurrido con este Oso vicioso. A priori las andanzas de una bestia salvaje enfarlopada suelta por un bosque georgiano atacando a montañeros despistados puede prometer un espectáculo divertido y sangriento, pero no es normal el entusiasmo que despertó simplemente con anunciarse su título (la «traducción» al castellano supuestamente divertida también) y sinopsis (con el añadido de que está basada en hechos reales, como si eso aportara algo sustancial). Phil Lord y Chris Miller han puesto pasta en esto. Se ve que tienen sentido para los negocios sabiendo cómo funciona el boca a boca con según qué cosas, y se entiende toda la campaña previa porque cuando la gente vea el producto final lo normal será que se frene el entusiasmo.

Oso vicioso

Más allá de la premisa, supuestamente, insisto, divertida, en lugar de toparnos con lo prometido, esto es, un oso furioso eviscerando los cadáveres de lozanos amantes de la naturaleza, nos encontramos con un grupo de personajes anticarismáticos (ni siquiera el pobre Ray Liotta pudo levantar esto), de los que algunos son exterminados, sí, pero sin pizca de emoción ni gracia, y con los justitos (que no suficientes para amortizar el precio de la entrada) desmembramientos o esparcimientos hemoglobínicos, mucha música ochentera fuera de lugar, un montaje desastroso que da ganas de huir, particularmente en las escenas de acción, un abuso de planos cenitales que nos hace considerar si nos habremos confundido de película y en lugar del plantígrado la amenaza es un monstruo alado, sin olvidarnos de mencionar un guion concesivo que es capaz de bordear la incorrección pero que también es en todo momento consciente de los límites de esta y de que no quiere traspasarlos, no sea que la MPA le casque un NC-17. Tampoco es que sorprenda nada de todo esto siendo su directora Elizabeth Banks, perpetradora de Los Ángeles de Charlie (2019). Para osos asesinos me quedo con el de la estimable En el bosque. Sobrevive (Backcountry, Adam McDonald, 2014). Tampoco parece que la nueva aventura de Winnie the Pooh, de la que se ha cacareado tanto o más que de este Oso vicioso, vaya a ser una amenaza.

El extraño, de Chloe Okuno