En el año 2018 el mundo de la animación (y el mundo del cine en general) vivió una revelación con el estreno de Spider-Man: Un nuevo universo (Bob Persichetti, Peter Ramsey, Rodney Rothman). La película protagonizada por el vecino y amigo favorito de la ciudad de Nueva York fue un éxito de público y crítica por su original guion y, sobre todo, por un estilo de animación nunca visto que mezclaba una estética 2D estilizadísima —para transportar al espectador a un cómic— con los últimos efectos visuales por ordenador. El éxito de la película y su Oscar a mejor película de animación resucitaron a Sony Animation cuando el estudio arrastraba una serie de fracasos y parece que Nickelodeon Movies ha buscado copiar la fórmula con el estreno de Ninja Turtles: Caos Mutante (Jeff Rowe, Kyler Spears); centrándose esta en otros queridísimos héroes de la ciudad de Nueva York: las tortugas ninja.
La película narra la primera aventura de unas tortugas ninja más teen que nunca. Leonardo, Rafael, Michelangelo y Donatello viven en las alcantarillas sobreprotegidas por su padre adoptivo. Este no les deja salir a la calle temiendo su interacción con unos humanos que no han demostrado más que odio hacia los mutantes. Pero los adolescentes, curiosos por el mundo exterior deciden salvar la ciudad de una gran amenaza para ganarse el favor de los neoyorquinos y poder ser “chicos normales” e ir al instituto. Para ello requieren de la ayuda de una joven April O’Neal que, al igual que las tortugas, sufre un rediseño respecto su icónica imagen para adaptarla a un estándar más reconocible para la generación Z. Y es que toda la película gira alrededor de unas tortugas que pertenecen a la era Tiktok, que ven anime y que hacen referencia a las omnipresentes películas del universo Marvel. No se puede pedir menos de unos guionistas como Seth Rogen y Evan Goldberg que, desde su debut Supersalidos (Greg Mottola, 2007) parecen ser el tándem que mejor conoce la jerga y las inquietudes de los adolescentes y que destacan por un humor plagado de referencias a la cultura pop. Es cierto que ver a Donatello hablando de Twitch o mencionar a Mark Ruffalo resulta chocante y el lenguaje juvenil de los personajes resulta algo cargante nada más entrar en la película pero si el espectador es capaz de aceptar estos términos, son el condimento perfecto para las set-pieces de acción de los dos últimos actos donde emoción, tensión y humor maridan perfectamente.
Sin duda, otro de los aspectos más llamativos de la película es su estilo de animación, que coge algunos elementos de la ya mencionada Spider-Man: Un nuevo universo y los adapta a otro Nueva York: la subterránea y nocturna gran manzana de las tortugas. A pesar de que el estilo resulta moderno, la comparación con el de la película del hombre araña es inevitable y Caos mutante, sale perdiendo sobre todo si tenemos en cuenta el salto de calidad que ha dado Sony con la secuela: Spider-Man: Cruzando el multiverso (Joaquim Dos Santos, Kemp Powers, Justin K. Thompson) este mismo año. En cualquier caso, la apuesta por una paleta de colores y una articulación de los personajes muy expresivas encajan como anillo al dedo con el tono gamberro de la cinta. No es Nickelodeon el único estudio que apuesta por innovar con el estilo de animación, y es que Hollywood se ha dado cuenta que no puede competir con Pixar a nivel técnico y recientemente hemos podido ver como, por ejemplo, Dreamworks también busca un estilo más cartoon en cintas recientes como Los tipos malos (Pierre Perifel, 2022) o El gato con botas: El último deseo (Joel Crawford, Januel Mercado, 2022).
Más allá del espectáculo visual que supone Ninja Turtles: Coas mutante, la película no olvida apostar por un guion con mucha alma que intenta abordar muchos temas (en ocasiones puede parecer que demasiados) respecto el salto a la madurez de los adolescentes protagonistas. El filme trata aspectos complejos como la familia, la aceptación social, el abandono de la burbuja del hogar o incluso el racismo (al más puro estilo de los X-Men usando los mutantes como analogía). Las escenas más emocionales fluyen entre las batallas frenéticas y los chistes constantes de tal manera que Rogen y Goldberg consiguen un tono muy fresco y nada paternalista para afrontar discusiones maduras y complicadas. El guion es capaz de dar una personalidad distinta a cada uno de los cuatro protagonistas a los que se une un reparto de secundarios muy carismáticos y, algunos de ellos, con una gama de grises morales muy interesante de ver en un filme orientado al público juvenil/familiar.
En definitiva, Ninja Turtles: Caos mutante es un coming-of-age muy efectivo que aprovecha todas las particularidades del medio de la animación y nos muestra una versión necesariamente renovada de unos personajes queridos durante décadas. La escena post créditos de la película deja la puerta abierta a una segunda entrega, así que habrá que ver si hay una idea a la altura para seguir desarrollando este universo o si simplemente el estudio se guarda las espaldas para un posible bombazo comercial.