De un lado a otro, de Retiro a Tramuntana y de Auditori a Prado; las horas de visionado dentro de una sala de cine en los últimos días ya se pueden contar con dos dígitos. Habiendo atravesado el ecuador del festival vamos intuyendo los títulos más celebrados de las distintas secciones, sacando a relucir aquellas joyas ocultas que rescatar. Entre el nervio y el
entusiasmo, estas son algunas de las películas que hemos podido ver.
Awareness (Daniel Benmayor, 2023) (Oficial Fantàstic – Sesiones Especiales)
Awareness sigue en la línea de cierto tipo de cine español sin identidad, que intenta copiar las fórmulas de la acción norteamericanas sin el despliegue técnico ni interpretativo —énfasis en esto último—, pero con todos los clichés posibles en la narración. La premisa de la película bien podría ser la de cualquiera de las series de ciencia ficción que han pasado por el catálogo de Netflix sin pena ni gloria, sufriendo, en la mayoría de casos, cancelaciones prematuras. No me voy a esmerar mucho con la trama, que sigue a un chico con el superpoder de hacer ver a la gente cosas que no están allí, y que se ve perseguido por los malos malísimos de dos bandos contrarios, que quieren dominarlo para obtener su poder. Realmente hay poco que decir sobre esta película, cuyo interés seguramente recae más en el hecho de que está protagonizada por algunas de las estrellas de La casa de papel, cosa que quizás pueda ser un reclamo para algunos, que en sus logros cinematográficos. Aunque tal vez algunos fanáticos acérrimos de dichas series de Netflix encontrarán cierto disfrute en ella.
El exorcismo de Eastfield (Nick Kozakis, 2023) (Panorama)
En su tratamiento formal y narrativo El exorcismo de Eastfield funciona como una película de posesiones al uso. Sin embargo, se distingue al trasladar el foco del horror de sotanas y crucifijos del lado de quien las lleva. Esta decisión dota de interés el conflicto, acorralando a la protagonista entre sus demonios y un marido devoto con su séquito de fieles. Curiosamente, no hay una posición determinante sobre estos dos extremos; ambas amenazas son palpables y no existe una dinámica que anteponga una por encima de la otra. Esta decisión rivaliza con el misterio y la calidad demoníaca, que se traslada a un segundo plano mientras anula su trascendencia dramática, terminando por caer en lo anecdótico y convirtiendo el conjunto en una extrañísima denuncia a la validez moral sobre la práctica de exorcismos.
The Soldier’s Tale (R.O. Blechman, 1984) (Anima’t – Sesiones Especiales)
Adaptando la obra del compositor Ígor Stravinski, The Soldier’s Tale amplifica el relato musical a través de una animación que muta en pos de la máxima expresión, revelándose como una cima absoluta escondida entre la historia del cine. La película de R.O. Blechman conecta con el trazo de autores como Jimmy T. Murakami o Joanna Quinn e imprime el estilo de las vanguardias artísticas de posguerra, incidiendo en el expresionismo y la abstracción de Kandisky y Malévich. Además, las voces protagonistas del director yugoslavo Dušan Makavejev (La tragedia de una empleada de teléfonos) y el actor Max von Sydow como la Muerte enriquecen el culto que merece una película de esta índole. En poco más de 50 minutos, el festival de imágenes que asalta al espectador está repleto de ideas brillantes, eminentemente cinematográficas y conectadas con una pulsión orquestal, convirtiendo una historia sobre la tentación y las pasiones en una obra maestra a reivindicar.
Sorcery (Christopher Murray, 2023) (Oficial Fantàstic Competición)
El chileno Christopher Murray apuesta con Sorcery por una fábula de terror rural ambientada en la isla de Chiloé a finales del siglo XIX. Las diferencias entre colonos alemanes e indígenas chilenos, abordando aquí un discurso político-social siempre oportuno, dará lugar a un relato de venganza en el que Rosa, una joven que trabaja en una de las granjas alemanas, buscará justicia tras el violento asesinato de su padre. Un coming of age sobre el crecimiento forzoso, donde la protagonista se insertará en una especie de culto ancestral con el objetivo de rebelarse contra aquellos que le han arrebatado lo que más quería. Lejos de pertenecer al tipo de cintas que aterran, lo más eficiente en Sorcery es su excelente ambientación, donde la
naturaleza se torna tangible y poderosa: el mar y los bosques abrazan a unos personajes que deberán aliarse si quieren sobrevivir. Película que podría dialogar con Propriedade (Daniel Bandeira, 2022), otra de las propuestas latinoamericanas de esta edición en la que los trabajadores de una finca estallan contra los terratenientes tras su inminente despido. A diferencia que, en el caso del film brasileño, resulta complicado empatizar con la clase oprimida debido al carácter violento y ruin sobre el que están construidos sus personajes.