Más de tres millones. Más de tres millones de copias ha vendido la novela Reina Roja, de Juan Gómez-Jurado, desde que se publicara en 2018. Más de tres millones de lectores que esperaban ver transportadas a la pequeña pantalla las aventuras de Antonia Scott tras apreciar el potencial audiovisual de la novela. Y es que Reina Roja tiene los todos los elementos para ser un fenómeno seriéfilo: una trama que engancha, un tono fresco y fácil de seguir y unos personajes carismáticos que la distancian de los otros millones de thrillers policíacos.
A pesar de que todos estos elementos están en la serie que ha estrenado recientemente Prime Video, la adaptación no ha conseguido traducir el encanto del texto y se ha quedado en otro policíaco simpático, pero poco original. La narración de la investigación de Jon Gutiérrez (un inspector de policía suspendido) y Antonia Scott (la mujer más lista del mundo) persiguiendo a un misterioso asesino por la ciudad de Madrid tiende a caer con demasiada facilidad en lugares comunes y se esfuerza demasiado en ser la novela.
La serie tiene claro dónde están sus fortalezas. La química entre los personajes principales es el elemento más atrayente de la historia. Antonia Scott (Vicky Luengo) y Jon Gutiérrez (Hovik Keuchkerian) representan el cerebro y el corazón en un arquetipo de pareja de detectives que se remonta a los tiempos de Cervantes y de Arthur Conan Doyle, pero que no por clásico es menos funcional. Brilla particularmente Keuchkerian interpretando a un personaje con el que es difícil no encariñarse por sus valores férreos, su sentido del humor y su amor por la comida. Representa al espectador dentro de la ficción y sus reacciones, con las que la audiencia empatiza, nos permiten creernos algo más una trama criminal que resulta inverosímil sobre el papel.
El resto de los actores, por desgracia, no están a la altura de los protagonistas. Y no es por falta de talento: Nacho Fresneda, Emma Suárez o Alex Brendemühl han demostrado ser grandes intérpretes en cantidad de proyectos, el problema está en el guion de Reina Roja. Luengo y Keuchkerian encajan en esta historia porque parece que juegan al mismo juego que la historia; una historia que es barroca narrativamente pero que no se toma nunca demasiado en serio. Es una ficción muy consciente de serlo, y el resto del reparto parece implicarse demasiado en un texto que no parecen entender. El guion no les brinda ningún tipo de complejidad y parecen parodias de los arquetipos que deberían encarnar.
Dicho esto, la serie funciona a nivel de trama y el formato de estreno en plataformas le funciona bien porque invita a consumirla en una agradable maratón. En ningún momento busca ser más compleja o artística de lo que es la novela: una buena trama policial que mantiene la intensidad al máximo todo el rato. Este nivel de histeria podría comprometer el tono (si todo es muy intenso, nada lo es), pero su punto fuerte es saber tener siempre el gancho puesto, del mismo modo que lo tenía la novela de Gómez-Jurado.
La dirección de Koldo Serra (La casa de papel) peca de lo mismo que el guion. No consigue equilibrar la grandilocuencia y exceso de la serie con el alma y el cariño con los que están diseñados los protagonistas. Serra, como ya hacía en La casa de papel, parece querer alardear de presupuesto con escenas muy recargadas de CGI y con secuencias violentas demasiado estilizadas: tiroteos a cámara lenta y versiones balada de himnos pop que sacan al espectador del punto de vista de Jon Gutiérrez.
En cualquier caso, la narrativa se sostiene por si misma y resultara fácil para el espectador dejarse llevar por la historia y los personajes. Es una buena serie policíaca dentro de los centenares de producciones españolas del mismo género, pero decepciona un poco teniendo en cuenta el material original, el presupuesto y las expectativas que tenía el público de cara a este estreno. Juan Gómez-Jurado terminaba el epílogo del libro con la frase “Antonia y Jon regresarán”, y no cabe duda de que Luengo y Keuchkerian también lo harán, pues las adaptaciones de Loba Negra y Rey Blanco pueden ser la oportunidad perfecta de enmendar los errores de Reina Roja, a la vez que se repitan sus aciertos.