En los primeros minutos de la película, Freelance presenta a su protagonista, el ex soldado Mason Pettits, y a un ritmo vertiginoso expone su vida y los acontecimientos que le han llevado al contexto en el que se encuentra. Con la cámara subjetiva al más puro estilo Hardcore Henry (Ilya Naishuler, 2015), se suceden los recuerdos de Pettits desde su mirada acompañados de la narración gamberra de John Cena, el actor encargado de interpretar al personaje. Con una fuerte aversión por la cotidianidad y siempre en busca de emociones fuertes, Pettits explica como tuvo que abandonar su vida de aventuras tras resultar herido en una misión, conformándose con el aburrimiento de la rutina y un trabajo de abogado. En este punto, la cámara subjetiva da paso al habitual punto de vista de observador y la película adopta una postura que recurre a los estándares más convencionales del cine de comedia y aventuras, lo cual es una pena ya que esta breve introducción es quizá lo que suponga la parte más interesante del film.
Después del frenético resumen de la vida de Pettits, el ex soldado decide volver a la acción y aceptar una misión como guardaespaldas de una temeraria periodista caída en desgracia, Claire Wellington (Alison Brie), la cual, en un argumento que recuerda a La Entrevista (Evan Goldberg, Seth Rogen, 2014), tiene la oportunidad de llevar a cabo la único encuentro periodístico hasta la fecha con el dictador Juan Venegas (Juan Pablo Raba), pero cambiando la Corea que visitaban Seth Rogen y James Franco por el verde de las junglas de un país de Sudamérica. Lejos de ser un trabajo mediático relajado, la entrevista se ve interrumpida por un golpe de estado que pretende eliminar a Venegas, por lo que el particular trío de personajes deberán hacer lo que sea para sobrevivir a la situación. Pierre Morel, el que fuera el director de la ya mítica Venganza (2008) o la comedia de acción Desde París Con Amor (2010), en Freelance apuesta por las aventuras en tono cómico en un estilo más similar a la película de 2010, colando pequeños gags y chistes tanto en los diálogos como en las situaciones de acción.
Pese a contar con John Cena como actor principal, este se ve en un papel totalmente contenido que no explota su enorme carisma o la capacidad de verborrea que demostró en sus delirantes improvisaciones como Peacemaker en la serie de HBO. Aunque sigue resultando un personaje divertido, la seriedad de Cena y Brie hacen que el verdadero protagonista de Freelance sea Juan Pablo Raba en el papel del excéntrico dictador, rebosando carisma y sentido del humor durante todo el metraje. Además, es el personaje que resulta más interesante en una trama tan plana como la que presenta el filme, contando con un trasfondo más complejo y siendo su historia la que, a un nivel narrativo, desvela que nada es como parece, que el mundo está lleno de grises y que los buenos y los malos no son tan fáciles de clasificar. Engaños, manipulaciones, grandes corporaciones y sus intereses… la imagen supuestamente demoníaca de Venegas queda revelada como un sirviente a merced de fuerzas mucho más poderosas.
Los tiroteos, persecuciones y las peleas de turno son poco imaginativas y se resuelven tan espontáneamente como empiezan, sin demasiada emoción, convirtiendo a Freelance en una película sin mucho que ofrecer. Dicho esto, son los personajes y el carismático reparto que los interpreta la principal fortaleza del filme. El tono desenfadado encaja bien con las situaciones disparatadas que pueden llegar a darse, como cuando Wellington se encuentra en medio de un tiroteo entre soldados intentando grabarlo todo con el móvil. En general, Morel ofrece una película puramente convencional a la que no hay que pedir demasiado pero que puede resultar divertida.