Alexandre Aja. Entrevista en Sitges 2024

El cineasta Alexandre Aja, director de películas como Infierno bajo el agua (Crawl, 2019) o el remake Las colinas tienen ojos (The Hills Have Eyes, 2006), presentaba en Sitges su nuevo largometraje, Nunca te sueltes (Never Let Go, 2024), filme que fue seleccionado para ser la clausura del festival. En la película, protagonizada por Halle Berry en el papel de una madre que hará lo que sea por proteger a sus dos hijos, Aja crea una atmósfera asfixiante para trasladar al espectador a un mundo en el que el Mal parece haber acabado con todo menos una casa aislada en el bosque. El terror psicológico cobra fuerza gracias a la duda y el desconocimiento, los elementos clave sobre los que se construye un guion cargado de terror y de simbolismos para tratar temas como la familia (muy presente en su filmografía), la sobreprotección y el miedo a lo desconocido. En Miradas de Cine hemos tenido la ocasión de charlar con él para entrar en los entresijos del argumento, comentar posibles influencias y hablar sobre el terror en general.

Los personajes de la película tienen miedo al Mal, que solo la madre (Momma, el personaje interpretado por Halle Berry) tiene la capacidad de ver. Me ha llamado la atención que el Mal se presenta con el aspecto de familiares. ¿Qué es el mal para ti? ¿Y por qué son los familiares en este caso?

[Ríe] Por suerte mi familia no aparecería como el Mal para mí. La familia, de un modo u otro, está siempre en el centro de casi todas mis películas. Creo que es porque, habitualmente, la familia es el centro de todas las relaciones entre humanos y puede ser muy compleja, unas veces está llena de amor y otras de odio, puede ser tóxica, protectora, en algunos casos sobreprotectora. Todo esto son cosas en las que estoy muy interesado en explorar. Pero cuando el miedo viene de tu propia familia, de tu propia madre, esto fue algo que se me quedó grabado cuando leí el guion por primera vez. Ves al Mal adoptar cualquier forma para llegar hasta Momma, pero en realidad no solo tiene que lidiar con miembros de la familia, también son personas de las que tuvo que separarse para proteger a sus hijos del mal que les infectó. O, al menos, eso es lo que ella cree. Pero así es como eran, no hay lugar a dudas de que Momma ha sido maltratada en su pasado. Está claro que su madre no era muy buena, y probablemente tampoco su padre. Su marido, el padre de los hijos, definitivamente no era una buena persona. Esas son todas las heridas con las que ella tiene que cargar. Las marcas que ella tiene en su espalda representan todo el trauma al que hace frente desde su niñez, y que lo mismo viene de una madre que a su vez también venía de un doloroso pasado.

Nunca te sueltes

Al final es lo que ella conoce como el Mal, lo que lo representa a sus ojos.

Sí, exacto.

Sobre lo que comentabas de los padres siendo sobreprotectores, la temática en Nunca te sueltes de la madre queriendo proteger a sus hijos manteniéndolos en la casa me ha recordado mucho a Canino (Kynódontas, 2009) de Yorgos Lanthimos.

¡Sí, tienes razón! Hay algo ahí, de vivir aislado del mundo y creando tus propias reglas, tu propia forma de vivir. El modo en el que entramos en la historia de Nunca te sueltes es mediante dos niños que han crecido en un lugar en el que lo único que saben es que el mundo ha desparecido, que el Mal lo destruye todo, que mientras estén en la casa bendita o conectados a ella con una cuerda estarán protegidos, y se creen todas las reglas que les han enseñado, porque no es tan distinto del cuento que leen cada noche. Pero un día, uno de los niños simplemente se pregunta: “Hoy me he soltado de la cuerda y no ha ocurrido nada, ¿Cuál es la verdad?”. Y creo que, del mismo modo que en Canino, no importa qué inventes, no importa lo que hayas creado, mientras haya el instinto de salir fuera, la curiosidad tan característica en la naturaleza humana por explorar, siempre habrá el impulso de cortar la cuerda y jugártela con el Mal antes que quedarte prisionero en un lugar. Así que sí, definitivamente las dos películas tienen relación.

Y en cuanto a ti o a los escritores, ¿qué películas venían a la mente o han influenciado en la creación de Nunca te sueltes?

Pues a los escritores no lo sé. Lo que sé sobre mí es que, cuando leí el guion por primera vez, me recordó a El resplandor (The Shining, Stanley Kubrick, 1980). Es una historia distinta, aunque en ambos casos hay una familia aislada que se está destruyendo, pero lo que me hizo pensar en El resplandor fue la posibilidad de diferentes interpretaciones. Veo El resplandor como, no sé, quizás dos veces al año, creo que es mi película favorita, y cada vez que la veo tengo una interpretación distinta. Es la razón por la que creo que es una obra maestra. Del mismo modo que en la literatura gótica, por ejemplo Otra vuelta de tuerca (The Turn of the Screw, Henry James, 1898) u obras de Edgar Allan Poe, se pueden encontrar múltiples explicaciones. ¿Es psicológico? ¿Es sobrenatural? ¿Las dos a la vez? No lo sabemos. Otra peli que he tenido en cuenta a la hora de hacer Nunca te sueltes es la japonesa de los 60 Onibaba (Kaneto Shindõ, 1964), que me encanta. Una oscura historia de hadas en blanco y negro sobre una mujer que vive en el Japón medieval. En la película están matando samuráis para vender sus armaduras y armas. Un día deciden quedarse con una máscara y está parece poseer a la persona que se la pone, pero nunca llegas a saber si se trata de una posesión real o algún tipo de enfermedad mental generada por la envidia que sentía por los demás. Esta ha sido una película que, por el estilo de la dirección y el tono, realmente ha sido una inspiración para Nunca te sueltes. Y otra película en la que pensaba mucho es Carrie (Brian De Palma, 1976), porque también se trata de una cuento muy oscuro donde la relación maternal es muy tóxica y es el centro de la historia.

Cierto, y también con la sobreprotección presente.

Exacto, la sobreprotección, las reglas a seguir, el exterior como el mal… todo eso era muy importante. Pero la última, un clásico entre clásicos, sería The Night of the Hunter (Charles Laughton, 1955), por los niños expuestos a la cruda maldad de la naturaleza humana en los adultos, aquello fue para mí un elemento de lo más aterrador.

Nunca te sueltes

Aquellos en la película que muestran un mayor rechazo por el Mal son los que acaban causando más daño a su alrededor. De algún modo, se acaban convirtiendo en aquello que más temen. ¿Estás de acuerdo?

Hay una paradoja, porque ella (Momma) quiere proteger a sus hijos, quiere salvarlos y está dispuesta a hacer cualquier cosa. HARÁ cualquier cosa. Al mismo tiempo, actuando de esta manera también los está matando, está haciendo exactamente lo que quiere evitar. Ella se encuentra en ese dilema y por momentos puedes sentir que está dudando, que no sabe cual es la decisión correcta que debería tomar. Aunque no sea a ese mismo nivel, como padre creo que todos hemos sentido ese miedo a la hora de juzgar qué es lo correcto e incorrecto, y encontrarte en situaciones en las que ninguna solución parece ser buena, y es algo que da miedo, porque los niños confían en sus padres. No se dan cuenta de que somos simplemente humanos y a veces hay que aceptar la oscuridad de los padres para liberarse del trauma generacional.

El terror en Nunca te sueltes se siente distinto. En tus anteriores películas, el peligro es habitualmente algo físico, algo real que puede atacar en cualquier momento, ya sean caimanes o mutantes. En esta película se siente especialmente psicológico, o al menos es una de las posibles interpretaciones, como que los personajes creen estar en peligro pero es posible que realmente no lo estén. ¿Qué es el terror para ti?

Todo puede ser muchas cosas, pero lo importante es como lo sientes, como vives el miedo. Lo que importa no es el monstruo o la gran bola de fuego cayendo desde el cielo, lo que importa es el personaje que está huyendo, y de cómo reacciona ante eso, cómo se enfrenta al peligro —se esconde, huye corriendo…— y cómo esto resuena contigo. A veces una historia es muy directa como Infierno bajo el agua. Sí, Infierno bajo el agua es sobre caimanes, y estos son salvajes y lo destrozan todo. Pero los caimanes también simbolizan algo más, son una representación de una naturaleza desatada que está destruyendo la casa familiar que el padre no quiere abandonar. En un momento dice que quiere quedarse la casa, y que prefiere morir allí antes que largarse, porque ese es el lugar donde estuvo su familia, incluso si esta ya no existe. Creo que los monstruos siempre son algo más en todas las películas, representan algo personal. Hay una interpretación del mito del minotauro en el laberinto. Si estás atrapado en el laberinto y no puedes escapar, el monstruo te acabará encontrando y te comerá, pero la interpretación que menciono explica que no hay ningún minotauro en el laberinto, solo un espejo que refleja el monstruo en el que te conviertes tras pasar semanas allí atrapado. Y siento que hay algo sobre nuestra naturaleza que hace que los monstruos siempre sean un reflejo de nosotros mismos.

En el pasado festival de Venecia, Ethan Hawke dijo en una masterclass que una película de terror debe dar miedo si quieres que la metáfora en el filme funcione. ¿Tú qué opinas?

Estoy de acuerdo. Creo que eso es lo más bonito en un pacto secreto que hay con la audiencia, y parte de lo que, en mi opinión, hace al cine estadounidense tan fuerte. Creo que si creas algo que es muy inmersivo, intenso, lleno de suspense y que dé miedo, entonces puedes hacer lo que quieras, puedes ser un autor, puedes decir lo que te plazca, tener la libertad de expresar un subtexto fuerte, pero tienes que respetar este trato. En Francia, desafortunadamente, a veces el subtexto cobra más importancia que el deseo por, ya sabes, atrapar al espectador en la historia.

Sí, en cierto modo siempre ha habido ese diálogo entre cine estadounidense y europeo.

Cierto. De los Estados Unidos han salido los mejores autores de películas terror, ya sea Cronenberg o David Lynch, y todos tienen que respetar el pacto. Todos deciden lo mismo: “Voy a crear algo intrigante y terrorífico, y con eso voy a contar algo más, pero prácticamente ocultaré por completo esa finalidad.”

Nunca te sueltes

¿Tienes los mismos gustos como director de cine que como espectador de películas?

Pues, ¿sabes? Es una buena pregunta. Muchas veces disfruto enormemente de ver películas que tengo clarísimo que no son para nada lo que quiero hacer. A lo mejor me lo estoy pasando genial viendo algo, pero no tengo el sentimiento de “Wow, ojalá pudiera hacer esta peli”. Sobre todo me pasa con películas de acción, a veces disfruto mucho de la acción pura y pienso “¡qué bien me lo he pasado!” pero luego pienso “meh, no me interesa hacerlo”. Por encima de ser cineasta me considero cinéfilo, y me encanta ver pelis, leer libros… Y siempre que hago una nueva película, intento complacer al espectador que hay en mí y no pensar en qué quiere ver el público en general, porque considero que eso siempre es un error.

Ya para acabar, quería comentar una curiosidad. En el festival hay una película titulada Please Don’t Feed the Children (Destry Allyn Spielberg, 2024), y el segundo capítulo de Nunca te sueltes se llama How Will I Feed my Children.

En mi caso, el título del capítulo es una cita directa de Hansel y Gretel, es la pregunta que la madre se hace en el cuento cuando ya no queda comida. En ese momento se considera si abandonar a sus hijos o si comérselos. Es un momento clave de supervivencia en el que, como adulta, se enfrenta a la maldad que puede ejercer como madre sobre sus hijos.