Cuatro días en el festival y ya instaurados en la nueva normalidad: evoluciones zombi en plano secuencia, amenazas vegetales y, por supuesto, asesinas, turbulentas metamorfosis y algo de chusca ironía, que tampoco es oro todo lo que reluce.
MadS (David Moreau, 2024) – Oficial Fantàstic Competició
En una carrera de relevos, MadS (David Moreau, 2024) encamina una estimable propuesta zombi desde su progresiva transformación. Filmada enteramente en un plano secuencia, este recorrido por la infestación y la violencia de la noche bombea sangre, drogas y garra, acercando el relato a la histeria juvenil de un grupo de protagonistas entregados a la causa. A través de un planteamiento sencillo, la nueva película del director de Ils (2005) se caracteriza por el riesgo y la técnica de su apuesta, una que no es especialmente imaginativa, pero se resuelve con gracia mediante un crescendo tonal que induce al espectador a ese viaje hasta las profundidades de la desesperación. Para bien o para mal. David Moreau contagia su emoción por el género desde su pulsión más salvaje, en un ejercicio de estilo que responde desde su concepción elemental y su gusto por la violencia a lo que fue el New French Extremity desde su explotación festiva a principios de siglo. Para adeptos y cafeteros del género; un entretenimiento lúdico e infernal a partes iguales.
Ick (Joseph Kahn, 2024) – Sitges Collection
Ick es, indudablemente, una película de la era TikTok. Los diez primeros minutos abarcan prácticamente una veintena de años de la vida del protagonista, desde la adolescencia hasta bien entrada la edad adulta, pasando por todos los tópicos posibles del cine americano de instituto –el quarterback, el prom king y el adulto fracasado anclado al pasado– e incluyendo todos los episodios que cambiaron la trayectoria de su vida: desengaños amorosos, lesiones, la muerte del padre, su alcoholismo y la extraña presencia de una especie de planta invasora que parece haber sido la causante de muchos de sus males –el ick que da nombre al filme–. Rápidamente, esta misteriosa sustancia se revela como una verdadera amenaza asesina para los habitantes del encantador y típico pueblecito americano, dando comienzo a un auténtico festival de vísceras, sangre y criaturas viscosas que inundan la pantalla. Ick es lo que podríamos denominar como «cine de la saturación». Ni un solo plano de más de tres segundos o sin banda sonora –una, por cierto, muy nostálgica de la década de los 2000–, ni una pausa mínima después de soltar alguna de las numerosas «bromas» para que estas pueda respirar –como si para suplir la falta de ingenio fuera suficiente un bombardeo de chistes fáciles–, ni siquiera un momento de tregua entre un ataque visceral y el siguiente. Es tal el nivel de saturación que ni el público de Sitges, siempre dado al aplauso, ha tenido tiempo de responder a golpe de palmas a las escenas más sangrientas de la película. A pesar de algunos buenos momentos paródicos, especialmente el que traza un divertido paralelismo entre la América del covid y la situación que plantea la película, dejando en evidencia la estupidez de la sociedad americana y su obsesión con la supuesta libertad, la propuesta se consume por agotamiento. Al final, la repetición en grandes cantidades de los mismos golpes de efecto hacen que estos pierdan totalmente el sentido y los numerosos giros ya no producen ningún tipo de impacto, sino sólo hastío.
A Different Man (Aaron Schimber, 2024) – Oficial Fantàstic Competició
Sitges recupera la película de Aaron Schimberg que compitió por el Oso de Oro en Berlín este mismo año. Hablamos de la particular y extravagante A different man, un extraño cruce entre Abre los ojos (Alejandro Amenábar, 1997) y Charlie Kaufman, por mencionar los dos ejemplos que con más claridad me han venido a la cabeza, pero en realidad hay muchas influencias más que se podrían mencionar y que cada espectador reconocerá según la intensidad con la que le llamen la atención. Y es que la película esta sobrecargada de detalles en prácticamente todos los departamentos, especialmente el guion. Este es complejo, rocambolesco y está plagado de metáforas y objetos como herramientas narrativas, hilando todos los elementos del argumento a medida que avanza sin resultar confusa, pues los mensajes que quiere transmitir son más bien claros y la trama, por retorcida que sea, muy directa. El filme cuenta la historia de Edward, un hombre acomplejado que decide apostar por un experimento que le cambia el aspecto por uno mucho más de su agrado, un argumento que puede recordar a la película evento de Sitges, La sustancia (Coralie Fargeat, 2024), pero en este caso centrándose en la inseguridad de Edward, de la imagen que él tiene de sí mismo y la que transmite a los demás. En el reparto hay que destacar a un magnífico Sebastian Stan, cuya fisicidad se transforma según lo requiera el personaje, complejo y cambiente durante todo el filme, y al divertidísimo y carismático Adam Pearson, actor recurrente de Schimber que sufre neurofibromatosis, condición que comparte con el director de la película. A different man es excéntrica, excesiva por momentos y una particular combinación de géneros como la comedia, la ciencia ficción e incluso el body horror. Una perfecta proyección para ver en el auditori como parte del festival de Sitges.
Rich Flu (Galder Gaztelu-Urrutia, 2023) – Oficial Fantàstic Competició
Hablaba ayer de tipos de películas. De modo muy grosero, buenas, malas e interesantes. Olvide hablar de las irritantes. Y Rich Flu, desafortunadamente, es un gran ejemplo de éstas.. La nueva cinta del autor de El hoyo (que vimos hace unos años en el festival) plantea una plaga que acaba con los millonarios. El buen planteamiento y el prometedor arranque, presentando a una ejecutiva agresiva (muy agresiva, de hecho) subiendo peldaños en su compañia por encima de los cadáveres (figurados) de competidores y colaboradores por igual. Las muertes pasarán a ser reales a partir del inicio de la pandemia y la protagonista, como tantos otros millonarios, trata de desembarazarase de su patrimonio y de huir. Galder Gaztelu-Urrutia podría haber desarrollado una farsa cruel con los esfuerzos de todos ellos por empobrecerse o retratar una purga violenta de los mismos por parte de la turba, pero opta por la peor de las opciones. Tras escapar a los tumultos y linchamientos de ricos en el Reino Unido, la ejecutiva y su familia emigran (ilegalmente) hacia Africa, siguiendo el camino inverso de los inmigrantes. Rich flu pasa a provocar verguenza ajena, en esta torpe emulación del sufrimiento de cientos de miles desfavorecidos, olvidándose de la trama de la epidemia y sus efectos en la sociedad, y se vuelve más patética en su pretendida ironía poniendo a los blancos ricos en la ruta de salvación de Norte a Sur, de Lampedusa a Libia, del Mediterráneo a Sahara, con naurfragios, raptos y tráfico de órganos incluídos.