En la 57ª edición del festival de Sitges, el actor, guionista y productor Nick Frost era galardonado con el Premio Máquina del Tiempo 2024 en honor a su carrera en el cine de género fantástico. Especialmente conocido por la trilogía Three Flavours Cornetto, compuesta por Zombies Party (Shaun of the Dead, 2004), Arma Fatal (Hot Fuzz, 2007) y Bienvenidos al fin del mundo (The World’s End, 2013), en las que colaboraba con el director Edgar Wright y el actor Simon Pegg, el actor británico se ha ganado el cariño de los fans y se convertido en un icono del terror cómico. En el programa de este año había tres películas que contaban con la presencia de Frost. Aparece como actor en Timestalker, la nueva propuesta de Alice Lowe, en Krazy House, dirigida por el dúo Steffen Haars y Flip Van der Kuil, y en Get Away, de nuevo con Haars en la dirección. Además, Frost es el escritor de Get Away y produce las dos colaboraciones con Haars. Aprovechando su paso por Sitges, en Miradas tuvimos la ocasión de asistir a una mesa redonda con otros medios para hablar sobre la carrera del actor británico.
Para comenzar la entrevista fue preguntado por su inclinación al terror enfocado desde la comedia, un estilo con el que aseguró sentirse cómodo. “El encanto del género es que puede ser cualquier cosa. Puede ser humor, pero también ciencia ficción, terror… y la gente está feliz, o aterrada, enfadada, cachonda… puede ser todo eso. Por eso creo que el género me gusta tanto, porque al final se trata seres humanos sintiendo todo a la vez, y es genial para escribir o actuar, porque van a salir personajes geniales, lo cual es divertido. Es bueno poder interpretar personajes que no son solo bidimensionales, creo que al público le gusta más, pueden sentirse más identificados, como me ocurre a mí. Y por eso me gusta tanto el género, porque así hago películas para gente que es como yo en ese sentido. Estar sentado en casa o en el cine y pensar ‘¡así soy yo!’, creo que esa conexión sucede con más fuerza en este género que en cualquier otro. Al terror cómico, me refiero”.
Sobre la doble colaboración con Steffen Haars en el festival comentaba que “tenía gran parte del guion para Get Away acabado e íbamos a rodarla antes que Krazy House, pero los tiempos no funcionaron de ese modo y tuvimos que rodar Krazy House primero. Pero estuvo bien, fue un rodaje de 22 días muy duro y lo hicimos cronológicamente, así que el set que ves al final es cómo acabamos la grabación, pero llegar hasta eso era lo difícil. Steffen fue muy bueno y generoso creativamente hablando, muy colaborador, y resultaba divertido estar con él, así que desde el principio supe que la cosa iba a funcionar. Porque lo peor hubiera sido tener un rodaje horrible en Krazy House y luego pensar ‘Uf, ahora tengo que seguir haciendo esto durante 6 meses más’, ¡y además en Finlandia! Creo que encontramos a cineastas y personas con mentalidades similares en el sentido de ‘nos encanta esta peli, nos hace reír… no deberíamos reírnos de esto, pero lo hacemos en secreto’. Llegados a ese punto ya sabía que podía trabajar con Steffen”.
En concreto explicó que el rodaje de Get Away debía durar “teóricamente, seis semanas, pero desafortunadamente tuvimos un pequeño incidente de COVID y acabaron siendo siete semanas. Al final, siempre estas intentando sacar todo lo que puedes del presupuesto disponible, lo que se traduce en llegar al set a las 7 de la mañana y estar trabajando todo el día sin parar. En realidad no es una mala forma de trabajar, también lo he hecho en el caso opuesto, cuando hay mucho presupuesto, y es mucho más lento. No es una crítica, simplemente es que es así. Tienes más tiempo, cincuenta grúas, un motón de cámaras… y dispones de más tiempo para disfrutar de todo eso”.
En relación a la tendencia en su carrera de encarar el terror desde la comedia le preguntamos qué elementos hacen que lo siniestro, lo grotesco o la incomodidad se conviertan de repente en algo gracioso para él.
“Bueno, a mí siempre me ha gustado el hecho de ir a una película y que ocurra algo como lo que hicimos en Bienvenidos al fin del mundo, que llegados a un punto es una peli sobre la relación entre un grupo de cuarentones… y de repente hay un robot con sangre azul. Para mí ese siempre es un buen comienzo para hacer que vaya en una dirección y luego cambiarla por completo. Si lo puedes ocultar bien, creo que al público realmente le encanta ese susto. También, si te pasa 35 o 40 minutos creando una película sobre hombres humanos normales y de repente aparecen robots es algo tan raro que puedes sentir al público simplemente dejarse llevar, y es algo genial poder construir algo así. Los sustos que den miedo son diferentes, porque son raros. ¿Qué queda que de miedo hoy en día? Las noticias dan miedo, pero eso no es entretenido, por desgracia. Así que, intentar dar miedo en la actualidad, ahí está el truco. ¿Qué da miedo? Un hombre de 50 años abriendo su declaración de la renta, eso es aterrador, pero no creo que la gente encuentre eso divertido. Hay que encontrar el equilibrio con los jumpscares, que son el método clásico para asustar a la gente. Creo que lo más aterrador que he visto recientemente es Hereditary (Ari Aster, 2018), vamos es que tuve que apagar la televisión. Y Midsommar (Ari Aster, 2019), necesité dos o tres intentos para acabarlas. ¿Sabes cuando tienes siete u ocho años y coges una gripe? Estas películas me hicieron sentir como un niño de siete años con fiebre otra vez. Es bueno tener la capacidad de construir algo así. Especialmente para Get Away y lo siguiente que estoy escribiendo, esas películas me parecen un buen ejemplo a seguir de cómo crear algo aterrador. Y si además consigues que el público se ría, ya los tienes”.
Al ser preguntado por la mítica trilogía cornetto explicó su experiencia al rodarlas.
“Cada película fue diferente, pero con la primera (Zombie’s Party) estaba aterrado, porque no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, además se trataba de una película, no un programa de televisión. Y yo nunca quise ser actor, así que tener que hacer una puta peli era mucha presión de repente y estuve muy nervioso y con ansiedad durante todo el proceso. Arma Fatal fue más fácil, porque ya sabía entonces lo que estábamos haciendo, pero de nuevo era una presión a la que no estaba acostumbrado. Yo había sido camarero durante 8 años, hacía comida para la gente, no era actor. Pero aprendí mucho más en Arma Fatal que en Zombie’s Party. Para cuando hicimos Bienvenidos al fin del mundo, hace ya 8 o 10 años quizás, ya había estado actuando durante 15 años, así que lo disfruté mucho más, porque sentía que pertenecía allí, que me había ganado el derecho a estar allí, había demostrado que podía actuar. Mi personaje era fantástico desde un punto de vista actoral, era todo un regalo, y sentía que Simon y el resto del reparto eran actores tan grandes con los que trabajar que para mí era maravilloso. Era impresionante. ¿Sabéis en Men in Black cuando Will Smith atrapa a un tipo, le abre la cara y ahí dentro hay un alienígena diminuto a los mandos del cuerpo? Pues yo soy ese alienígena. Me paso la mayor parte del tiempo conduciendo por la escena, pulsando el botón que dice ‘di este diálogo o parpadea’. Pero poder ver lo que hacían el resto de actores era fantástico”.
Sobre Edgar y Simon comentó: “Creo que la relación entre Edgar, Simon y yo siempre ha sido similar. Mientras Edgar está dirigiendo, Simon y yo nos encargamos del resto en cuanto a hacer que los demás se rían, estén felices y disfruten del tiempo en el set. Y con Edgar, siempre sabes cuando está disgustado porque se queda de píe solo y se rasca la barba, así que cuando lo hace sabes que es el momento de acercarse a echarle una mano y de apoyarse los unos a los otros. Es el encanto de ser amigos durante 30 años, sabes que es lo que Edgar necesita y no lo tiene que decir. ‘Oh, ¿quieres hacer esto? Ok, sé exactamente lo que necesitas’, y eso delante de la cámara. Besos y abrazos también. Es todo eso, lo bonito de trabajar con tus mejores amigos durante 30 años, porque sabes cuando cerrar el pico y cuando ayudar”.
Ante la posibilidad de una cuarta película, se le preguntó si querría participar en ella. “Sí, claro. No me importa el tiempo que pase entre películas, porque eso nos está dando algo que nunca había visto en el cine británico, un grupo de actores que se están haciendo mayores, aparte de Monty Python, supongo. Eso me gusta, me gusta la idea de que lo mismo en la próxima película seremos hombres de 60 años, que por otro lado también me pone triste decirlo, pero es que para cuando escribamos y empecemos producción ya tendremos 58. Creo que eso nos da la oportunidad de jugar con los personajes otra vez, y ver la evolución de la amistad. Bueno, en realidad todas nuestras películas iban sobre la evolución de amistades entre hombres, y de cómo tienen que evolucionar o morir. Así que, sea lo que sea lo siguiente, estará genial… espero. Pero tiene que valer la pena, no queremos hacer cualquier mierda solo por el hecho de que la gente espera una cuarta película, ¿sabes? Prefiero no hacer eso”.
Productor, escritor, actor… a Frost solo le faltaría dirigir, pero no es algo que tenga del todo claro que quiera hacer: “A ver, Get Away la he producido, la he escrito y la he protagonizado. En parte creo que sí, me gustaría dirigir, pero no es algo que me preocupe demasiado en realidad. Me gustaría, y definitivamente creo que podría hacerlo. Pero si no llegara a pasar nunca, ya estaría contento de haber sido productor, escritor y actor. No quiero ser avaricioso, porque entonces también estaría haciendo la comida, metiéndome en los camiones, mirando el foco… tendría que preguntarme por qué lo estoy haciendo. ¿Es porque me quiero poner a prueba a mí mismo o es porque quiero hacer una gran película, tengo algo que contar y crearé una buena historia? Habrá que ver, nunca digas nunca”.
Además, respecto a estos roles, comentó su punto de vista en base a la experiencia.
“Escribir es agradable porque estoy yo solo en mi casa, así que hago lo mismo cada día, me preparo una pequeña mesa, y cada día me paso 6 horas viendo películas de terror. Me encanta. Y luego me pongo a trabajar, escribo e intento hacer todo lo que pueda. Siento que hay cierto encanto en esa rutina. Actuar es genial, porque tienes la oportunidad de pasar tiempo con otros actores y es divertido. Es algo que siempre me aterra, y me gusta el hecho de llevar 23 años en esto y que me siga asustando. Me mantiene alerta, me obliga a esforzarme y querer hacer siempre un buen trabajo. Ese aspecto no ha cambiado nada, mi principal objetivo sigue siendo hacerlo lo mejor que pueda, hacer que todo el mundo se sienta bien y que el set sea inclusivo en el sentido de que todos puedan dar su opinión, algo que me gusta mucho. Producir está bien, pero es lo menos divertido. Cuando eres actor, el productor sabe cosas que tú no tienes que saber. Es más, ya se aseguran de que no te enteres de estas cosas. Pero aun así lo he disfrutado. Por ejemplo en Get Away habíamos perdido toda esperanza en una financiación que parecía casi segura cuatro semanas después de empezar el rodaje, y pensé ‘Ugh, ojalá no fuera consciente de esto’, porque luego eso me lo llevo a casa y me siento pensando ‘joder, ¿y ahora qué hacemos?’. Hay algo divertido en no saber estas cosas, es mejor. Pero al final pudimos hacer la película, así que, ya sabéis, bien está lo que bien acaba”.
En su carrera como actor ha interpretado a un elenco muy variado de personajes, cada uno con su propia personalidad y distintos entre ellos. Su personaje en Timestalker es muy mala persona, y al preguntarle sobre si le gustaban estos personajes el actor explicó lo siguiente: “Creo que mi estado por defecto es maldad absoluta, pero lo interpreto como si fuera un tipejo majo. En realidad es lo que decíamos del género, creo que la gente no es simplemente una cosa. Por ejemplo, el personaje que interpreto en Truth Seekers (Simon Pegg, Nick Frost, 2020) es como es porque fue muy maltratado cuando era un niño, eso es lo que le hizo ser así. No creo que nadie sea así sin más, llegan hasta eso a causa de una serie de traumas horribles provocados por padres o hermanos… cosas de ese estilo. Lo bueno de Timestalker es que George no debería gustarte ni lo más mínimo, porque es una persona horrible, un completo imbécil, pero para el final piensas ‘oooh, tampoco es tan malo…’. Hay algo muy agradable en poder hacer que el público se sienta de esa manera, me encanta interpretar ese tipo de papeles, porque no creo que nadie sea completamente malvado, ¿sabes?”
Quisimos ahondar en este tema preguntando por las características que más le gustan en un personaje como actor, y cuáles como escritor.
“Pues, como actor, me gusta que sean vulnerables. Incluso si no se sabe de inmediato o si su vulnerabilidad está escondida por la ira, por el miedo o por una bravata. Pero una vez puedes mostrar al público que este personaje es vulnerable, no solo físicamente, sino también emocionalmente y espiritualmente, creo que la gente también siente esa vulnerabilidad. Y la ansiedad está bien para la escritura, porque con personajes ansiosos puede pasar cualquier cosa. La ansiedad puede llevarte a un montón de sitios jodidamente extraños que no tenías planeados”.
Un fan de Dr. Who mostró interés en su cameo como Santa Claus en la serie.
“Estaba encantado. Además, ser el invitado estrella en un episodio especial por Navidad era muy gordo”. Siendo el Frost otro fan de la icónica serie, mencionó que su Dr. Who favorito era Tom Baker, y aunque luego perdió el interés, cuando se incorporó Matt Smith volvió a engancharse. Sobre su aparición, ya con Peter Capaldi en la serie, Frost dijo: “El rodaje fue fantástico, porque hice que Peter se riera un montón, que al parecer no era algo que él hiciera a menudo, pero yo le hacía reír todo el rato y nos lo pasamos genial. Un recuerdo importante que tengo es que una vez paró una hora entera para enseñarme Tardis por dentro y explicarme qué hacía cada botón, estando solo nosotros dos. Fue realmente increíble. Soy muy fan, así que estaba encantado de poder aportar mi granito de arena”. Frost cerró la anécdota comentando una posibilidad que no llegó a hacerse realidad: “Y esto no llegó a pasar, pero Peter estuvo hablando de quizás hacer que Santa Claus fuera también un señor del tiempo, lo que explicaría cómo podía entregar tantos regalos a tantos niños. Me encantaría volver a hacerlo”.
El actor se mostró agradecido por el premio que le otorgaba el festival. “Siempre es bonito que a la gente le importe lo que hago, es un sentimiento muy agradable, no os voy a engañar. Que haya gente que le interese mi trabajo, que quiera venir a hablar, que le firme cosas y que nos hagamos fotos… siempre me siento muy agradecido de todo esto. Al final, siempre me acaba impresionando que alguien sepa lo que he hecho. Sé que eso puede sonar poco sincero, pero con total honestidad pienso ‘¡Wow! ¡Muchas gracias!’. Así que estoy encantado por el premio y también estoy algo nervioso”.
Para cerrar la mesa redonda respondió al interés de los entrevistadores por sus futuros proyectos.
“Acabo de participar en un live action de Cómo entrenar a tu dragón (How to Train your Dragon, Dean DeBlois, Chris Sanders, 2010), lo rodamos este año y creo que saldrá en junio del año que viene. Creo que va a ser enorme, lo más grande que yo haya hecho, y lo que he podido ver era hermoso y divertido. Siempre habrá quien diga ‘va, no es la película de animación’, y no lo es, acéptalo o simplemente no la veas, pero creo que es muy bonita. Estoy muy orgulloso, nunca pensé que podría hacer una peli así y me pasé las dos primeras semanas temblando en las escenas. Es difícil cuando llegas al set y hay 500 extras, todos mirándote, y hay tres cámaras… incluso después de 23 años me sigue pareciendo complicado. Pero hay algo que me hace disfrutar de ese miedo, me gusta. Quiero decir, en realidad no me gusta, pero viéndolo en perspectiva sí que lo disfruto”. Sobre Black Cab (Bruce Goodison), que tuvo su reciente estreno en Manchester: “Black Cab tuvo su premiere internacional la otra noche en el festival Grimmfest, en Manchester. Al parecer fue genial. Nos pasamos 20 días rodando en un taxi, nunca me había dado cuenta lo mucho que me gustan los taxis. Básicamente me pasaba todo el rato sentado en el vehículo, y la calefacción era de agradecer, porque en Manchester hace un frío que pela. Creo que muy pronto, quizás en tres semanas o así, se estrena en Shudder”. Con tanta actividad, al actor británico le costaba pasar lista de todos sus trabajos. “Oh, he participado en Star Wars: Tripulación Perdida (Star Wars: Skeleton Crew, Jon Watts). Y con Corin Hardy, director de La monja (The Nun, 2018), hicimos una nueva película llamada Whistle”.
El actor Nick Frost, con tres películas en el festival de Sitges y varios proyectos en camino, está que no para. Con el más que merecido Premio Máquina del Tiempo bajo el brazo, al icónico actor de la trilogía cornetto aún le queda mucho que decir y parece que seguirá haciendo méritos dentro del género fantástico.