Para un autor como Miguel Gomes, obsesionado con la fabulación y los niveles narrativos, acudir a esta mítica colección de relatos como soporte estructural de su última obra supone una operación tan lógica como estimulante, ya no digamos si el resultado es una trilogía que se extiende a lo largo de más de seis horas de metraje. En el contenido, sólo se mantiene contacto con su referente literario en lo concerniente a Sherezade, la nueva esposa del sultán que necesita mantenerle en vilo encadenando historias sin solución de continuidad para detener su dinámica sanguinaria. Por encima, Gomes añade otro nivel metanarrativo e introductorio del que es protagonista, en cierto sentido como ya había hecho en Aquel querido mes de Agosto. Pero el núcleo del film lo compone la recopilación de historias inspiradas en hechos reales del Portugal actual y servidas en diferente grado fabulador. Así, se erige un fresco del rescate económico, navegando entre la ficción y el documental, la fantasía y el reflejo de la realidad, desde la metanarratividad y una muy jugosa libertad de tono. En un trayecto que va desde la oralidad hacia el texto sobreimpreso, Gomes da salida a la trilogía poniendo en crisis el relato y su vorágine, reflejo de la que sufre la propia Sherezade al principio de la última entrega, y de esta manera se termina disolviendo la narración. Podría ser también una forma de sugerir la marginación de los relatos socio-económicos alternativos al oficial y dominante. Como resulta lógico en una propuesta de este tipo, necesariamente fragmentaria y en la que se juntan materiales de muy diversa naturaleza, la irregularidad es inevitable, pero el global muestra una gran consistencia. Desde luego Gomes va sobrado de audacia y ambición, y seguramente estemos ante la obra cinematográfica de referencia sobre la crisis del euro.