El gran hotel Budapest

Andersonia absorbe Europa

I. Andersonia

Wes Anderson lleva años presentándonos a un extenso grupo de amigos. No son simples personajes, no son “unas personas”, son amigos. Y aunque les trata como a tales y nos los aproxima, como quien nos invita a una fiesta en su casa, hay que reconocer que el universo de Anderson nos acerca a tipos contradictorios, insatisfechos consigo mismos y con un mundo que a menudo les menosprecia, que ignora sus capacidades y bloquea sus posibilidades. Con no poca frecuencia las mujeres de este mundo tienen las ideas más claras y se desapegan de la relación de dependencia que pudieran tener con sus padres, sus hermanos, sus hijos o su pareja. La fauna masculina de esta Andersonia, por su parte,  suele ser, por definición, inmadura cuando no directamente infantil. Sin embargo Wes Anderson consigue hacerme desear que me inviten a sus fiestas.

II. Europa entra en Andersonia