Me doy cuenta, mientras escribo estas líneas, de que varias de las películas que más vívidamente recordaré haber visto este año plantean un cambio en nuestra relación con las imágenes. Que una debutante y un maestro recurran a las texturas del vídeo digital para abordar la desintegración de uno mismo, de sus recuerdos, de la persona que creyó ser, arrojándose al vacío, al futuro, nos habla de la resistencia de otro modo de hacer cine en pleno auge de las plataformas y los arrogantes universos cinemáticos hiperdigitales que creen haber diseñado la próxima década de nuestra existencia. Creemos en la rebelión, en esa negación del futuro del cine, en otro futuro del cine posible, hecho con las mismas herramientas pretéritas con las que Yorgos Goussis da forma a una de las óperas primas más tiernas e insólitas de los últimos años, que a uno no le puede dejar de extrañar pasase desapercibida por los grandes festivales. En el fondo el cine puede ser tan simple y trascendental como lo que sucede cuando dos seres se encuentran, ya sea bajo el sol de la California de los setenta, de los cielos de Kutaisi, de la isla de Fårö, de la selva de Colombia o de una isla griega.
Pero me gustaría recordar este 2022 como el año en el que hasta tres películas de Hong Sang-soo se estrenaron en cines. Y una cuarta en el Festival de San Sebastián, que llegará en 2023 a salas. Hemos podido verlas, recomendarlas, asombrarnos con su lucidez, con la infinita sencillez de sus detalles, de sus azarosos encuentros y desencuentros, de su feliz intrascendencia regada en soju y cerveza. Que desde hace unos años la obra del prolífico cineasta coreano se estrene con normalidad es una grandísima noticia. En plena cultura del evento y del estreno megalómano de turno todavía hay quienes piensan y cuidan las imágenes. Introduction, Delante de ti y La novelista y su película amplían el modo en el que una película puede ser producida, escrita y dirigida. Es un cine abierto a la vida, como demuestra el memorable final de la última de las citadas. Una ofrenda, un acto de amor, una dedicatoria a Kim Minhee, un te quiero como una excusa para rodar una película. Hacer cine para compartir imágenes con otras personas, para compartir tu relación con el mundo y tus personas queridas. Eso, en el fondo, también es hacer una lista.