Más megalodones, más acción, más Statham
En 2018 se estrenó Megalodón (The Meg, Jon Turteltaub), una película cuya premisa era el ataque de un tiburón prehistórico gigante. A un primer vistazo, podría parecer una más del enorme catálogo de películas para aficionados al desacierto, que no son pocas, como Sharknado, Tiburón Zombi (Zombie Shark), Pirañaconda (Piranhaconda), y un largo etc. Pero esta sería una comparación no del todo correcta (aunque pertinente). El hecho de que Jon Turteltaub, director de El chico (The Kid, 2000) o La Búsqueda (National Treasure, 2004), estuviera a cargo del filme ya podría ser un indicio de que Megalodón iba por su cuenta, pero indagar en el reparto parecía confirmar la sospecha. Además de algunas caras reconocibles en papeles secundarios como Ruby Rose (Batwoman) o Rainn Wilson (The Office), la película contaba con un as en la manga: Jason Statham estaría a la cabeza del reparto. El actor británico, un habitual de las películas de acción, dispone tanto de una presencia intimidante como de un carisma entrañable, lo que le ha permitido ejercer de héroe y villano a lo largo de su carrera (o de loco caótico sin más, como en Crank, de 2006). En la saga Transporter salía sin un rasguño de peleas contra multitud de enemigos y se enfrentó el solo a Toretto (Vin Diesel) y su familia (que son prácticamente superhéroes a estas alturas) en Fast and Furious 7. Statham se ha creado una imagen que le ha asegurado una plaza en la saga Los Mercenarios (The Expendables) junto con Stallone. Así que enfrentarse a un megalodón era un buen aporte para su currículum y, además, ¿quién no querría ver a Jason Statham liarse a palos con un tiburón gigante? El resultado es una aventura tan absurda como entretenida repleta de acción y sentido del humor, distando mucho en cuanto a nivel de producción y calidad técnica de las películas de temática similar antes mencionadas.
Ahora, en 2023, se estrena Megalodón 2: La fosa, una secuela a cargo de Ben Wheatley (Kill List, 2011). En esta segunda entrega, Jason Statham vuelve a encarnar al protagonista de la primera, Jonas Taylor, acompañado por la superestrella del cine chino Wu Jing (La tierra errante y Wolf Warrior) en el papel de Jiuming. Ambos se adentrarán en la fosa, esa zona del fondo marino donde residen los megalodones, en una expedición que se complicará al descubrir que no son los primeros en estar allí. Con esta premisa, Megalodón 2 profundiza (valga la redundancia) en ese mundo subacuático que ya presentaba la primera película. Un primer tramo del filme con las escenas más tensas debido al escenario desfavorable para los protagonistas, dando pie a situaciones realmente espectaculares que se suceden una tras otras sin dar un respiro (qué adecuado). El paseo submarino dispone por momentos de una gran belleza visual gracias a los juegos de luces, aunque en general la iluminación es escasa y llega a dificultar el entendimiento de lo que sucede en pantalla, especialmente en los momentos de acción en las que el montaje acelerado apenas permite situarse en el caos. La excepción de planos puntuales que consiguen una mayor claridad, mostrando la capacidad del filme cuando le saca partido a las condiciones de los personajes bajo el agua, hacen desear que el conjunto se hubiera rodado con mayor pericia.
Quizás la mayor diferencia entre Megalodón y su secuela radica en la velocidad a la que avanza el argumento. Si en la primera película el megalodón no hacía aparición hasta bastante avanzado el metraje, buscando un mayor suspense, en esta segunda entrega hay uno en pantalla desde la primera escena. Además, se prioriza que en todo momento suceda algo por encima de la coherencia o la construcción de los personajes, consiguiendo un ritmo ágil y constante para avanzar de una acción a otra en una trama meramente funcional. La parte que transcurre en la fosa es cuando se presta más atención al argumento y consigue presentar los diferentes bandos y conflictos de la película. Sin embargo, todo trasfondo parece desaparecer en el frenético desenlace donde algunos de los personajes dan la sensación de deambular sin rumbo ni objetivo claro. Un tramo final que, eso sí, es puro espectáculo, con múltiples criaturas (no solo megalodones) y enemigos que harán la vida imposible a los protagonistas. Un caos desatado en “Isla Diversión”, donde Taylor y Jiuming serán quienes carguen con el mayor peso de la acción (sobre todo Taylor en su moto de agua), pero varios personajes tendrán su momento de protagonismo para incrementar la variedad de aventuras y la sensación de catástrofe que se produce en la isla.
En general, Megalodón 2: La fosa es una secuela que repite los mismos elementos que la primera película pero a lo grande. Más variedad de acción, más personajes, más monstruos y, sobre todo, más Statham, que en esta secuela está en su salsa y hasta participa en alguna que otra pelea contra soldados enemigos. La mayor indagación en el mundo de la fosa, abriendo un abanico de posibilidades en cuanto a las aventuras y criaturas que pueden surgir de ahí, hace de Megalodón 2 una digna secuela cuya aportación es mínima pero suficiente. Quién sabe qué más puede estar escondido en el fondo marino, quizás Taylor tenga que volver en una tercera entrega y hacer frente a una nueva bestia. Como dice Jiuming al comenzar la película, “El hombre solo está limitado por su imaginación”.