Sitges 2024. 9 de octubre

Meanwhile on Earth (Pendant ce temps sur terre, Jérémy Clapin, 2024) – Oficial Fantàstic Competició

Saltando a la imagen real, el director de la inmensa J’ai perdu mon corps (2019) —presentada en el Festival de Sitges hace cinco años— propone una especie de Invasión de los ladrones de cuerpos en clave minimal, con un fondo emocional que versa sobre la inspiración y la pérdida. Jérémy Clapin logra una factura efectiva, con ideas de puesta en escena que fortalecen la intensidad sentimental de la película, especialmente, durante sus insertos animados, donde se proyecta su personalidad en el trazo. Sin embargo, el conjunto no llega a encajar su cometido, transitando una planicie constante que emborrona la mirada que dirige más allá. Elsa (Megan Northam), la protagonista, sustenta un viaje ligeramente desorientado, que tiene claro su propósito —encontrar a su hermano perdido, un cosmonauta que vaga por el espacio—, pero no consigue hacer atractivas sus incógnitas más allá del dilema moral que atraviesa para conseguirlo. Una obra, paradójicamente, poco inspirada que hace plausible su profundidad, poniendo los pies en la tierra sin salirse de órbita.

Víctor Dalmau

Meanwhile on Earth

Canina (Nightbitch, Marielle Heller, 2024) – Oficial Fantàstic Competició

El Hollywood más carca y comercial se ha entretenido poco en retratar la parte negativa de la maternidad y en ahondar en cómo, todavía a día de hoy, esta puede suponer una potente arma de represión contra las mujeres. Las primeras escenas de Canina nos introducen en la vida cotidiana de una mujer que ha abandonado su carrera —y cualquier otra actividad de su gusto— para dedicarse a tiempo completo a la maternidad —y al cuidado de las tareas domésticas, que parecen ir de la mano—. Pero esta decisión que cree haber tomado a plena conciencia, resulta cada vez más asfixiante para la protagonista. Es entonces cuando su cuerpo empieza a rebelarse, devolviéndole su lado más salvaje, adoptando gradualmente las características de una perra. Una premisa potente, la de relacionar la maternidad con el lado animal de la mujer y abrazarlo para devolverle la libertad que le ha sido arrebatada, que, por desgracia, se acaba viendo reducida a una anecdótica metáfora. En lugar de abrazar la radicalidad de la propuesta, la directora opta por el camino de lo discursivo y subraya su mensaje hasta la saciedad, no de manera precisamente sutil. Un mensaje que, aunque feminista, no resulta nada transgresor y palidece en comparación a otros filmes que han abordado temáticas similares, como la notable Tully (Jason Reitman, 2018). A pesar de esto, cabe destacar su divertido sentido del humor y, sobre todo, el trabajo de una imperial Amy Adams que dota de múltiples capas a su personaje, resultando tierna, trágica y empoderadora a partes iguales, y que eleva la propuesta de la película. Y también que, pese a la simplicidad de su discurso, parece haber indignado a más de uno en la sala, y eso es motivo de celebración.

Gisela Junyent

Nightbitch

Azrael (E.L. Katz, 2024) – Oficial Fantàstic Competició

Tras un evento apocalíptico no determinado, una gran mayoría de la sociedad ha decidido optar por el mutismo. Los motivos se desconocen, quizá la palabra fue lo que les llevó al caos y no quieren tropezar dos veces en la misma piedra, quizá unas criaturas humanoides y antropófagas que parecen salidas de una unidad de quemados son sensibles al sonido (como los alienígenas de Un lugar tranquilo) y no quieren atraerlos más de lo necesario. Podremos elucubrar pero las causas nunca las sabremos con certeza. El film de E. L. Katz —Juegos sucios (Cheap Thrills, 2013), que también vimos en Sitges— nos cuenta la odisea de una mujer (Samara Weaving), que se salva de ser sacrificada y/o asesinada unas cuantas veces, siendo el survival horror sin duda uno de los subgéneros en los que encajar esta arriesgada —en ausencia de diálogos, solo encontraremos un monólogo compuesto por interrogantes (no somos los únicos que nos preguntamos cosas)— propuesta que deja al espectador sin demasiados asideros, a merced de sus cruentas imágenes y una banda sonora como la única concesión que nos acerca al espejismo de una narrativa elocuente. Para hacer sufrir a la protagonista, una secta liderada por una embarazada con muy malas pulgas (es lo que tiene ser la portadora del Mesías), y en paralelo, para nuestro disfrute, algunos excesos sanguinolentos (incluyendo un par de decapitaciones) que sin embargo se ven atenuados por la nocturnidad y una fotografía macilenta. El virtuoso cripticismo de Azrael la convierte en una rara avis nada acomodaticia para los estándares del género y ese puede ser su mayor problema para un amplio espectro del público ávido de estándares.

Sergio Vargas

Azrael

Fuerza Bruta: Castigo (The Roundup: Punishment, Heo Myeong-haeng, 2024) – Òrbita

La película comienza, un grupo de incautos traficantes de drogas son pillados con las manos en la masa. Cuando uno de ellos intenta huir en moto, esta arranca y el motor ruge con fuerza, sin embargo no avanza ni un centímetro. Cuando el pazguato al manillar se gira confuso ante la situación, descubre el motivo: el grandullón de Ma Dong-seok (también conocido como Don Lee) está sujetando la moto como quien no quiere la cosa. La cuarta entrega (que se dice rápido) de la saga Fuerza Bruta volvía a sacudir los asientos del Auditori a base de puñetazos y, por parte del villano de turno para esta ocasión, de cuchilladas. El especialista en acción Heo Myeong-haeng, después de haber debutado este mismo año con Cazadores en tierra inhóspita (una extraña cinta de acción ambientada en el mismo universo que Concrete Utopia), vuelve a ponerse al mando del bestiajo de Ma Dong-seok, protagonista del filme y el cual debe enfrentarse a un mundo completamente ajeno a él: las estafas online. Así Don Lee recupera a su carismático personaje Ma Seok-do, el bruto policía que todo lo resuelve a base de puñetazos y que confunde “sincronizar en la nube” con “sintonizar cuando está nublado”. La investigación que lleva a cabo Seok-do se desarrolla mediante un argumento sencillo y sin sorpresas, cuya principal función no tiene más ambiciones que llevar al protagonista de un gag a otro con gente a la que aporrear de por medio. Al final, esa es la esencia de Fuerza Bruta, las espectaculares coreografías, con peleas multitudinarias y uno contra uno dignas de la alocada acción coreana, y el humor de la torpeza (y brutalidad como remedio) de Seok-do y sus compañeros policías. Puro divertimento y adrenalina que los fans de la saga adorarán, dejando un profundo deseo de que, crucemos los dedos, la siguiente edición de Sitges cuente con una quinta entrega.

Dani Álvarez López

Sitges 2024. 8 de octubre