Si pudiera, te daría una patada (Mary Bronstein) – Oficial Fantástic Competició
La película se abre con un larguísimo primer plano de Rose Byrne durante lo que parece ser una sesión de terapia con su hija. Sin embargo, ni la niña ni la terapeuta aparecen en pantalla. Con esta elección, la directora Mary Bronstein sienta dos de las reglas formales que marcarán el resto de la cinta: el uso de planos cerrados y la narración a través del fuera de campo, especialmente en la relación con la hija. Poco a poco, vamos conociendo los detalles de la vida opresiva de la protagonista, que se desmorona ante nuestros ojos. Y asistimos, de la mano de una Rose Byrne espectacular que sostiene todo el peso dramático del filme, al progresivo descenso a la locura de una madre al límite.
Bronstein transita con habilidad la delgada línea que separa la comedia irreverente del drama más descarnado, impregnando cada plano de una atmósfera tan inquietante como claustrofóbica. Si pudiera, te daría una patada se erige así como un retrato complejo e incómodo de los aspectos más oscuros de la maternidad. Y aunque dista mucho de ser una cinta de terror al uso —más allá de un elemento fantástico recurrente y una secuencia de body horror particularmente desagradable—, termina siendo una de las películas más perturbadoras del festival.
The Curse (Ken’ichi Ugana) – Panorama
Antes de la proyección, el presentador del pequeño pero acogedor cine Casino Prado nos advirtió que estábamos ante una de las películas más terroríficas —y también más festivaleras— de la presente edición. Y, por si alguien aún tenía dudas, The Curse arranca con una secuencia de altísimo voltaje: espíritus malignos, cuerpos decapitados y perros devorando carne humana. En resumen, todo lo que un espectador promedio de Sitges podría desear.
La trama no se aleja demasiado de la clásica historia de maldiciones, aunque aquí el detonante de todo es nada menos que Instagram, convertido en el vehículo a través del cual se propaga el mal. El director japonés Ken’ichi Ugana firma un j-horror que nos sumerge en una atmósfera inquietante sin renunciar a un humor absurdo y autoparódico, que se intensifica a medida que la película avanza. El tramo final se convierte en un auténtico festín de gore, violencia y comedia, lograda gracias a la exageración deliberada y a la repetición hasta el absurdo. Bajo toda esa capa de género, The Curse funciona también como una —poco sutil— crítica a una generación obsesionada con exhibirse en redes sociales y que se abandona a la crueldad fácil que ofrece la comodidad de una pantalla.
All you Need is Kill (Kenichiro Akimoto) – Anima’t
Segunda adaptación de la novela ligera de Hiroshi Sakurazaka (tras Al filo del mañana, de Doug Liman, de 2014). En este caso se trata de la primera obra como director de Kenichiro Akimoto, dentro del Studio 4ºC (responsable también por ejemplo de Mind Game, Masaaki Yuasa, 2004 que también trae este año a Sitges ChaO). La trama sigue a Rita, miembro de un equipo encargado de investigar y mitigar los efectos de una extraña planta alienígena que está devastando el medio ambiente a su alrededor. Durante lo que parece un rutinario día más de trabajo, la planta envía unas criaturas aterradoras que atacan a los humanos de la zona, matando a Rita en la escaramuza. Sin embargo, ella despierta de nuevo al inicio del día, descubriéndose en un bucle temporal del que no tiene claro cómo escapar.
Los bucles temporales son desde luego una temática recurrente dentro del cine de ciencia ficción. All you Need is Kill los aborda desde dos perspectivas que le interesa explorar especialmente. Por un lado, durante los primeros bucles, la trama apenas avanza de manera intencionalmente lenta, repetitiva e incluso algo frustrante. Ante un mar de interrogantes plantados por la extrañeza de la criatura antagonista, la incapacidad y el hastío de Rita (y el espectador) para lograr avances significativos parece resonar con el tedio y la repetición de la vida cotidiana contemporánea. Más adelante, el personaje protagonista descubre que su situación resulta idónea como entrenamiento militar, mostrando algunas secuencias que remiten directamente a las sensaciones que han traído a la popularidad a los videojuegos souls y rogue like. El estilo de la animación es otro de los puntos fuertes de la propuesta, valiéndose de las capacidades del 3D para presentar sugerentes e inmersivas secuencias en plano subjetivo así como una fluidez y libertad de movimiento de la protagonista (dentro de su traje biomecánico) que refuerza la sinestesia de las escenas de acción. Fuera de estos aciertos, quizás reste al conjunto un desarrollo demasiado apresurado en su segunda mitad y una conclusión algo desatada al estilo de los tropos nipones. En todo caso (y favorecida por el pinchazo de la esperada Scarlet, Mamoru Hosoda, 2025), destaca como quizás el título de animación japonesa más destacado de esta edición del festival.


