¿Qué tal, cómo llevamos el aislamiento? Aislamiento, porque cuarentena (todavía) no. En este momento, cuándo llevamos escasamente 5 días y empezamos a subirnos por las paredes nos vienen a la cabeza tantas imágenes cinematográficas de personajes confinados, atrapados o encerrados en muy variadas situaciones. Y de cómo las sobrellevaban unos y otros…
Se me ocurre, pues, un ejercicio que planteo compartir con todos. Si el cine puede ser una opción buena para sobrellevar el aislamiento, podemos recuperar multitud de títulos que nos ayuden, sea en las plataformas abiertas en la red (Youtube, la red de Bibliotecas pública y otras entidades que ponen a disposición libre títulos clásicos), en las de pago para algunos o en los viejos DVD que tenemos olvidados por casa. Dejemos claro, por supuesto, que no pretendo un listado exhaustivo ni riguroso, sino que planteo opciones y líneas a seguir, y a disfrutar, por cada lector.
La selección, por supuesto, variará según el ánimo de cada uno. Para aquellos con gustos masoquistas las mejores opciones, sin duda, son La amenaza de Andrómeda de Robert Wise, Estallido de Petersen y Contagio de Soderbergh. Tenemos también multitud de películas de zombies o infectados (de los lentos y de los rápidos), desde el seminal y totalmente vigente La noche de los muertos vivientes de George A. Romero al dinámico Tren a Busan.
Si queremos ponernos en situación tenemos opciones carcelarias para ver cómo mantenían la forma diversos prisioneros. No nos va a servir la excelente Fuga de Alcatraz o La gran evasión (no debemos buscar la salida) pero podemos recurrir a las técnicas de Burt Lancaster en El hombre de Alcatraz o a los ejercicios de Steve McQueen antes de su fuga en Papillon. Podemos, para decir aquello de “¡no estamos tan mal!”, buscar pelis de confinamientos forzados como el terrible accidente que encierra a su protagonista en El túnel, tenso thriller coreano sobre un conductor solitario atrapado por un desprendimiento durante semanas, superior al actioner de Stallone, Pánico en el túnel. Y si a nivel relativamente cotidiano no nos resulta suficiente, podemos pensar en aquellos personajes encerrados en sitios más “originales”, sea el fondo del mar como en la reciente Megalodón o en toda la variedad de catástrofes espaciales. Ahí tenemos un filón. Desde los astronautas de Marooned o Apolo XIII al pasaje entero de Aniara, una gigantesca nave espacial a la deriva por toda la eternidad cuya nueva versión se vio hace un par de años en el Festival de Sitges. En otro orden de cosas, tenemos los peculiares encierros familiares (habitualmente de final fatal) como son los propuestos por Yorgos Lanthimos en Canino, Michael Haneke en El séptimo continente o las propuestas bizarras (pero más ligeras que las antes citadas) de nobles confinados como La portuguesa de Rita Azevedo Gomes o Estela cadente de Luis Miñarro.
Quizás, no obstante, no estemos para más malos rollos y queramos enfocarlo todo desde la comedia. Ahí van, por supuesto, una propuesta modesta pero divertida como era Ejecutivos agresivos, en la que Demi Moore arrastraba su equipo de trabajo a una cueva en la que quedan atrapados. Están también las visiones hilarantes de Edgar Wright sobre el apocalipsis, Zombies Party y Bienvenidos al fin del mundo. Repescando el tema zombi, tenemos Little Monsters dónde Lupita Nyong’o (antes de confirmarse como una heroína del terror moderno con Nosotros, otra posible propuesta) defiende su clase de párvulos de una horda de no muertos o numerosas opciones mucho más contundente como Zombieland, su secuela y muchas otras. Y, ya que estamos en el ámbito de la comedia y la relevancia de la información (o desinformación) es absoluta, yo volvería a un clásico como Primera plana de Billy Wilder para delatar el amarillismo o a dos obras sobre la manipulación de Armand Ianucci como son In the Loop o La muerte de Stalin.
Hay, sin embargo, otra dirección totalmente opuesta. Plantear la desconexión del encierro hacia las aventuras en grandes horizontes, lo cual nos llevará a John Ford (Centauros del desierto), a David Lean (Lawrence de Arabia), John Huston (El hombre que pudo reinar) o Peter Jackson (El señor de los anillos). Aunque, si tenemos ansia de naturaleza, pero gustos más particulares, podemos bucear en las insólitas propuestas de Werner Herzog a caballo entre el documental y la ficción cómo Aguirre la cólera de Dios, Fitzcarraldo, Gasherbrum, Grito de piedra, The Wild Blue Yonder, Encuentros en el fin del mundo o tantas otras.
Aunque inevitablemente, estando en casa y sean cuáles sean nuestros gustos, lo mejor es mirar a un clásico inolvidable y de absoluta vigencia. Sin duda alguna La ventana indiscreta podrá ser el modelo a seguir y el bálsamo para esta prolongada estancia. En este caso concreto es posible que no sólo podamos revisitarla sino, directamente, revivirla.