Obsérvese qué pocas (y en qué condiciones y con qué éxito de taquilla y atención crítica) se han estrenado en España: así es fácil decir a) que el cine está mal, b) que ya no es lo que era (a veces sí y otras lo que es está muy bien también), y c) que la gente ya no se interesa por el cine. Tres falacias muy extendidas.
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Independencia (Raya Martin, 2009). Confirmación (en otro terreno, entre Mizoguchi y Anatahan [Josef von Sternberg, 1953]) del extraordinario talento de Raya Martin, uno de los nuevos directores filipinos (Lav Diaz, por ejemplo) que parecen a la altura de los grandes de los 70-80 (Bernal, Brocka, O’Hara, etc.), esta vez narrativa (aunque misteriosa) y de apariencia clásica (en el fondo, no lo es).
Historias extraordinarias (Mariano Llinás, 2008). Un rebrote del gusto (hasta regusto) por contar y fabular (al mismo tiempo), claramente consciente, culto, intelectual y hasta borgesiano, un poco en la estela de Invasión (1969) de Hugo Santiago, pero tan juguetón y divertido y loco como el Lynch de Twin Peaks (Frost & Lynch, 1990. ABC). Una película no sólo escrita, sino muy bien escrita, tanto sobre papel como con los actores y la cámara. Se le perdona el episodio final (había que acabar).Después de ver las películas de Moguillansky y sobre todo Matías Piñeiro, hay que perdonarle sus discípulos (y esperar que no haga escuela).
Two Lovers (James Gray, 2008). No sé si la mejor (quizá The Yards, 2000-2002, la supere), pero sí la película más difícil (y más realista y emocionante) de Gray, con tres (por lo menos) prodigiosas interpretaciones.
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Vincere (Marco Bellocchio, 2009). Gran superviviente de la generación de los 60, mezcla con energía, contundencia y vigor melodrama, ópera y política. Redime el cine italiano de los últimos 30 años. Fantástica Giovanna Mezzogiorno.
Ne change rien (Pedro Costa, 2009). Costa da tregua a la asfixiante realidad mítica de Fontainhas y aplica a la fabulosa actriz Jeanne Balibar (aquí en su faceta de cantante) la óptica de observación del trabajo que ya nos revelara a Huillet & Straub.
Un lac (Philippe Grandrieux, 2008). Confirmación del tenebroso y sensual talento de Grandrieux, el más físico de los cineastas franceses, y el más cercano, curiosamente, al cine mudo. Un cine de sensaciones que traspasan el cuerpo, como los altavoces muy altos y próximos de un concierto de rock.
Morrer Como Um Homem (João Pedro Rodrigues, 2009). Otro tercer largo, confirmación asombrosa e imprevisible de la imaginación y el desgarro nada autocomplaciente ni conformista que pone Rodrigues en sus trágicas historias de incertidumbre sexual.
A Religiosa Portuguesa/La Religieuse portugaise (Eugène Green, 2009). El insólito mundo frontal de Green se traslada a Portugal y nos da un asombroso retrato de Lisboa y de Leonor Baldaque.
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O Quinto Império ontem como hoje (Manoel de Oliveira, 2004). Uno de los Oliveira históricos, teatrales, largos y fascinantes, quizá con «Palavra e Utopía» la mejor suya de los últimos años.
Invictus (Clint Eastwood, 2009). Muestra que todavía cabe el cine épico, en este caso de obligada visión para los políticos del país (y otros).
Yuki & Nina (Suwa Nabuhiro & Hippolyte Girardot, 2009). Enigmático trabajo conjunto del actor francés y el mejor cineasta japonés actual, con un penetrante estudio de dos niñas. Casi no tiene historia, pero no le sobra un minuto.
Singularidades de uma Rapariga Loira (Manoel de Oliveira, 2009). La vertiente buñuelesco-hitchcockiana, concisa y misteriosa de Oliveira.
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Yumurta (Semíh Kaplanoğlu, 2007). Un film turco verdaderamente sorprendente, para mí muy superior a Ceylan.
Merde (en Tokyo!) (Leos Carax, 2008). Confinado a un episodio breve de un film absurdo, Carax continúa sus andanzas irreverentes con esta reencarnación (en Tokyo) del Opale de Le Testament du Docteur Cordelier (Jean Renoir, 1959). La incorrección y la provocación en estado incandescente. Que le produzcan un largo.
Bellamy (Claude Chabrol, 2008). Un Chabrol interesado por lo que cuenta y con un Depardieu muy denso da lugar a una intriga simenoniana fascinante.
Jal aljido mothamyeonseo (Like You Knew It All) (Hong Sang-soo, 2008). Hong más autocrítico que nunca, quizá el mejor director de comedias (no muy alegres) en activo.
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La Danse-Le Ballet de l’Opéra de Paris (Frederick Wiseman, 2009). Penetrante documental sobre el trabajo que resulta fascinante hasta para un alérgico al ballet.
Koma (en Visitors) (Kawase Naomi, 2009). Siempre con fantasmas, Kawase se adentra en la pura ficción mizoguchiana.
Yihe yuan (Summer Palace) (Lou Ye, 2006). Aunque todo el mundo puso a caer de un burro su película de 2009 (Chun feng chen zui de ye wan / Spring Fever), esta de 2006 a mí me parece un fresco histórico como los que a tantos (Bertolucci sin ir más lejos) les gustaría hacer y no les sale.
Orae-doen jeongwon (The Old Garden) (Im Sang-soo, 2006). Otra novelesca historia histórica, esta coreana.
Le Voyage en Arménie (Robert Guédiguian, 2006). El hombre tranquilo de Guédiguian muestra el caos que es el mundo, el desastre imperante, pero también su belleza. Magnífica, como siempre, Ariane Ascaride.
Niupi er (Oxhide II) (Liu Jia Yin, 2009). Minimalismo de verdad. Todo lo accesorio ha sido eliminado. Fascinante.
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La Fille du RER (André Téchiné, 2009). Téchiné en forma. Revelación de Émilie Dequenne.
Jogo de Cena (Eduardo Coutinho, 2007). Combinación de realidad y ficción, en la que es fácil creer que actúan los personajes reales y que son reales las actrices.
Lost in the Mountains (en Visitors) (Hong Sang-soo, 2009). Hong en breve cuenta un poco la historia de siempre, esta vez con la ayuda de la voz interior de la más desequilibrada y bebedora de las chicas.
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Tetro (Francis Ford Coppola, 2009). Un semifracaso tan personal y ambicioso, tan insólito en el cine americano actual que es casi una victoria. Muy bien Maribel Verdú y Vincent Gallo, aunque otros desentonen.
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A Caça ao Coelho com Pau (Pedro Costa, 2008). Corto del Costa más jacquestourneriano, otro apéndice (como «Tarrafal») a «Juventude em Marcha».
Phantoms of Nabua (Apichatpong Weerasethakul, 2009). Un Apichatpong breve que explica algunas de las incertidumbres de sus últimos tres largos.
Walang Alaala ang mga Paru-paro (Butterflies Have No Memories) (en Visitors) (Lav Diaz, 2009). Reducida a 42 minutos (su montaje original era de cerca de una hora), Lav Diaz en metraje breve resulta más esquemático y menos misterioso de lo usual, pero a pesar de ello consigue transmitir una visión sintética de la situación modesta y nada espectacularmente tremenda.
P.D. Aunque demasiado pobre y breve, sobre todo para lo que acostumbra, citaría además la un poco decepcionante pero extremadamente fascinante y misteriosa 36 vues du Pic Saint Loup (Jacques Rivette, 2009), algo así como el «vacío barométrico de la puesta en escena» que señaló en Beyond A Reasonable Doubt (Fritz Lang, 1956), y también inédita, claro.
Siempre imprescindibles las indagaciones de de Don Miguel en el cine más combativo.
Lo peor es que acabamos teniendo por combativo (rebelde, diferente, alternativo) un cine que a veces sólo está ausente de las pantallas españolas por inexplicables caprichos de la distribución-exhibición española.
Totalmente de acuerdo, Sergio. Pero el público tampoco pone mucho de su parte para asumir este cine, que ya tiene sus plataformas…
Yo comprendo aunque no comparta el rechazo del público a lo combativo, rupturista o diferente, pero algún día nos tienen qué explicar el por qué películas como «Two lovers», «My blueberry nights» o «Paranoid park» tardan tanto en ser estrenados que su público potencial ya se la ha bajado. Luego son un fracaso y su profecía queda autocumplida.
O porque películas como «35 rhums» de Claire Denis (y seguramente podemos poner una larga ristra de ejemplos) no se estrenan cuando son terrible y apoteósicamente ACCESIBLES para un público no interesado en rupturas.
¿Qué sucede con la distribución española?, ¿realmente la asustan los críticos patrios que van a festivales y ponen a parir todo lo que no sea clasicismo a la Eastwood?, ¿o no saben de películas más que comprar baratijas francesas por lotes?. Es indignante, aquí aún esperando a ver en pantalla grande «Two lovers» (una maravilla) y en Europa ya la venden en los kioscos.
muy interesante la lista de marías.
observaciones:
«oxhide 2». el «minimalismo» de lo que retrata (una familia china cocinando pasta) cabe en el «maximailismo» de cómo lo cuenta (nueve planos a tiempo real, la cámara girando alrededor de una mesa, a lo largo de más de dos horas)
«invictus». pues no sé dónde está la épica de este film, sin en un Mandela a lo Muchachada Nui o en una final de rugby repetitiva y carente de emoción.
«jogo de cena». el juego que propone el film es fascinante, pero los brasileños, que conocen a sus estrellas de cine (los actores son todos muy populares) no podrán disfrutar la película. es como si aquí se hace el mismo juego de máscaras (¿quién actúa y quién no?) con gente como marisa paredes, maribel verdú, imanol arias o lola dueñas. uno se pregunta por qué coutinho no seleccionó actores de menor celebridad. en todo caso, la película es magnífica
«two lovers». es verdad que es la más emocionante de Gray, pero no estoy seguro de que sea más realista que sus anteriores. cuando volví a verla, sentí que era un sueño lo que nos contaba.
«le danse»- creo que la película efectivamente va dirigido a los «alérgicos» al ballet. tiene más posibilidad de encandilar a estos que a los entendidos.
«un lac». no creo que sea una confirmación, pues con la «nouvelle vie» ya estaba todo dicho sobre el extraordinario talento de Grandrieux. Lac no hace más que ahondar en lo mismo, pero no supone nada nuevo respecto a las anteriores, por no hablar de Sombre. Creo que a partir de aquí, G. buscar otras formas de expresión para su cine, pues corre el peligro de repetirse indefinidamente.
«morrer como un homem». una de las películas más sobrevaloradas por la crítica. como si fassbinder nunca hubiera existido.
«tetro». un fracaso es un fracaso. una «marcianada» no es per se una victoria. el último coppola, qué quieren que les diga, da vergüenza ajena.