Roman Polanski: Se busca

Mirando hacia atrás con ira

Los hechos

El 25 de septiembre de 2009 fue detenido Roman Polanski en Suiza. El cargo era conocido por muchos. Fue liberado provisionalmente hace unos pocos días, tras el pago de una alta fianza. Se encuentra a la espera de ser extraditado a Estados Unidos para que le dicten sentencia sobre unos hechos sucedidos en 1977 cuando, en la casa de Jack Nicholson, Polanski citó a Samantha Geimer, una joven modelo de 13 años, para una sesión de fotografías. La chica denunció a Polanski de drogarla, violarla y sodomizarla. El director aceptó su culpabilidad en uno de los cargos, corrupción de menores, siendo absuelto de los demás, con la idea de reducir la mínimo su condena. Tras pasar un periodo en la prisión de Chino (Los Ángeles), fue enviado a una prisión para su evaluación psiquiátrica durante tres meses. Tras 47 días fue emitido un informe positivo que parecía dar fin al proceso.

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Con lo que no contaban los abogados de Polanski, ni siquiera el fiscal, fue con el juez Laurence J. Rittenband, cuyo afán de estrellato fue cada vez a más incumpliendo reiteradamente su palabra de dar carpetazo al asunto, con lo que fue aplazando la libertad del director. Se llegó a un punto en que Polanski, temeroso de que el protagonismo del erigido como personaje lo llevara a pronunciar una condena ejemplar, decidió huir. Huyó de Estados Unidos en 1978 mientras estaba en libertad bajo fianza de 2.500 dólares. Tras huir de la justicia, el cineasta obtuvo la ciudadanía francesa, evitó la extradición y no volvió a pisar territorio estadounidense.

Roman Polanski tiene en la actualidad 76 años. Se podría decir que es un anciano. Podría recordar a aquellos ancianos que son detenidos muchos años después de saberse que gasearon a miles de judíos. Son personas, pero los cargos son diferentes. No hay que olvidarlo, aunque la persecución tiene parecidos. Siendo prófugo no podrá defenderse hasta hallarse en territorio estadounidense. Pero es ahí donde aparece el fantasma de la superpotencia, como bien declaró el ministro de cultura francés Frédéric Mitterrand: «De la misma manera que hay una América generosa que amamos, hay una América que nos da miedo, y es esa América la que acaba de enseñarnos la cara». Por eso, hasta que no esté en Estados Unidos no podrá defenderse y archivar el caso, mediante algún acuerdo, tal como han intentado sus abogados, alegando que tanto la conducta del juez como del fiscal que en su día se encargaron del mismo no se ajustó a Derecho.

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El documental

El germen y el posterior proceso de los hechos es lo que retrata y relata el documental de Marina Zenovich. Pero hay algo extraño que hiede en el retrato elaborado en Roman Polanski: Wanted and Desired, que atenaza a la sociedad estadounidense y que sucedió diez años antes, en 1967, cuando Charles Manson y sus acompañantes asesinaron a la esposa de Polanski, Sharon Tate y a tres amigos de la pareja, Abigail Gibby Folger, Wojtek Frykowski y Jay Sebring en la casa del director, cuando éste estaba en Inglaterra, preparando un largometraje. Los rumores de orgías, sexo y sadismo en la casa del director, por infundados que fueran, acompañarían de por vida a éste, a lo que acompañaría una segunda losa socialmente demasiado pesada. Se observa en el documental que parece que la sociedad estadounidense no le perdonó al director no estar en su casa, no ser una víctima más. Después de los hechos parece que Polanski no tenía derecho a rehacer su vida, tenía que ser un viudo ejemplar, que no sucumbiera a una vida de trabajo y juega, a ser famoso y mostrarse alegre, en esos díscolos años setenta que retrata con sólida prosa Peter Biskin en Moteros tranquilos y toros salvajes. La bienpensante y puritana sociedad estadounidense esperó su oportunidad de ejecutar sentencia. Y sucedió en 1977, cuando una adolescente de trece años denunció a Polanski, con ello la sociedad estadounidense pudo dormir tranquila, puesto que habían conseguido condenarlo. Cumpliría condena por no estar junto a Sharon Tate el 9 de agosto de 1969 en su mansión californiana.