Death Note

Selecta Vision ha reeditado en formato pack las tres temporadas de este anime dirigido por Tetsurō Araki e inspirado en el manga de Tsugumi Ōba (seudónimo que presuntamente esconde al autor Hiroshi Gamou) con ilustraciones de Takeshi Obata. El punto de partida de Death Note es el encuentro del joven Light Yagami con un cuadernillo con propiedades mágicas, de las que la más importante es que puede matar a alguien si se escribe su nombre en él.

Este Light es un estudiante modelo que goza de éxito entre el género femenino. Guiado por su gran responsabilidad social y sin cuestionarse demasiado los límites éticos de sus actos, comienza a utilizar el cuaderno para limpiar Japón de criminales. Pronto verá perseguidos sus pasos por el detective L, una especie de Sherlock Holmes japonés con cierta aura de misterio y una perspicacia proporcional al radio de la tierra, aunque no sepa sentarse como las personas ni coma otra cosa que dulces.

Partiendo de un interesante dilema moral y jugando con la guerra psicológica entre el mayor asesino en serie de la historia y su perseguidor, la serie puede verse como un continuo juego plagado de twists argumentales donde a pesar de que solo descansaremos al final cuando sepamos si triunfa el bien sobre el mal o tal vez el guapo era un bellaco al final, se disfrutan al máximo todos y cada uno de los treinta y siete episodios.

Por supuesto lo que hace Light es moralmente reprobable, pero habría que ver lo que hacíamos nosotros con un cuaderno así en los tiempos que corren. Por eso disfrutamos con sus actos, por eso no queremos que le atrapen, y por eso nos gusta tanto cuando va un paso por delante de ese detective tan condenadamente sagaz, o de su sucesor Near, que también se las trae.

Al margen del duelo entre los protagonistas, lo que la serie nos cuenta con trazo clásico es todo un policiaco aderezado con toques humorísticos encabezados por la figura del shinigami (dios de la muerte) devorador de manzanas Ryuk, propietario del cuaderno que Light encuentra, y al que sólo él puede ver, y la joven modelo Misa Amane, fan del asesino Kira (así le bautizan los medios) y enamorada hasta las trancas de… Light.

La serie no pierde fuelle ni un momento, pues continuamente se van incluyendo ingredientes que enriquecen la trama inicial dejando siempre la cuestión moral lo suficientemente al fondo como para que el entretenimiento sea lo que prevalezca, pero transparentándolo de vez en cuando a la superficie. Aparecerán más cuadernos y sus correspondientes shinigamis, importantes corporaciones que querrán usarlos en su beneficio y los Estados Unidos intentarán, cómo no, resolver el desaguisado. Pero a Japón no hay quien le gane.