Hemos preguntado a amigos y colegas un momento a retener de esta edición del certamen catalán. Todas las respuestas a continuación sin orden ni concierto… pero sobre todo sin cortes ni censura. En la encuesta, pedíamos además un top5 a cada compañero y lo hemos recogido en Favoritas Sitges 2013.
Óscar Brox
El mar, su miedo atávico y los mitos encapsulados entre la espuma de la orilla y las corrientes interiores. El escenario de dos películas tan hermosas como Leviathan y For Those in Peril, que nos ha enseñado tanto su belleza sensorial, como la violencia brutal que abriga dentro de él. Un sonido, un gesto, una imagen para describir esta edición de Sitges.
Alberto Rodríguez
Rueda de prensa palmarés Sitges: niña de 6 años «acreditada» preguntando sobre más animación de cara a próximas ediciones justo después de la pregunta más incómoda sobre el trato de la organización a la prensa y curiosamente ver como una pregunta y momento preparado con anterioridad sirve para subestimar e infravalorar un lenguaje cinematográfico mal ubicado como género por mucha prensa especializada.
Rosendo Chas
El momento más Sitges que destacaría en esta edición fue la presentación de una proyección nocturna en el cine Retiro de The Green Inferno que hicieron Eli Roth y Nicolás López. Ante la atónita mirada de Ángel Sala, la traducción al español que hacía López de las palabras de Roth fue desternillante y perfecto ejemplo de lo que uno espera cuando acude a una sesión de Midnight X-treme
Samuel Valderas
El momento selecto se queda en esas charlas entre-pelis y las posteriores copitas nocturnas con todo el selecto grupo de Miradas. Y en lo que al festival se refiere, me quedo con anécdotas como las apuestas en directo durante la proyección de Raze, uno de los presentadores del Festival llamando «Van Mierder» al director de Borgman (Marc van Warmerdam), y que en el vídeo homenaje a una carrera para Charles Dance pongan de música el Let’s Dance de Bowie.
Alvaro Peña
En Possession, la escena en que Brillante Mendoza consuma la traición a su parroquia crítica, y les dice que a veces el Mal no se revela en palimpsestos, en imágenes fantasmáticas, en alteraciones de la materia fílmica o en el diálogo entre los cuerpos. Que, sencillamente, a veces el Mal te sale del coño.
Sergio Vargas
La secuencia de la post-merienda de los caníbales de The Green Inferno, después de zamparse a una de las protagonistas con unos cuantos gramos de marihuana en su interior.
José Luis Losa
Cada mañana, el día de la marmota a las 06.59.59 seg.
Elisa G. McCausland
En el pase en el Auditori, los dos momentos en los que se cortó The Congress fueron pura metáfora: el subrayado del viaje entre realidades (o responsabilidades). Muy Matrix todo.
Diego Salgado
Los cortes durante las proyecciones de The Congress y Open Grave en la sala Auditori, momento álgido de la edición menos gratificante de Sitges a la que uno ha asistido.
Sergio Herrada
La escena de The Congress donde tienen que escanear las emociones de Robin Wright, escena bellísima y con un trabajo sensacional por parte de la la actriz.
Víctor de la Torre
Esta edición del Festival de Sitges, la quinta si no recuerdo mal en la que he podido dejarme caer por la maravillosa localidad barcelonesa, ha sido con diferencia la que más he disfrutado, entre otras cosas por haber permanecido más días, elegido con más criterio los títulos a visionar y, sobretodo, haber huido como de la peste de las proverbiales aglomeraciones del fin de semana de la clausura. No aburriré al lector con el anecdotario de momentos disfrutados en compañía de buenos amigos, hablando de esto y aquello pero siempre con el cine, nuestra pasión, como telón de fondo. A lo mejor conviene matizar que uno es tanto espectador como crítico y analista cinematográfico, correspondiéndome encarnar una labor pedagógica que, en sus diferentes manifestaciones, constituye el pan y la sal de cualquier festival que se precie. Mal harían los responsables del evento, con Ángel Sala a la cabeza, en priorizar el vil metal al libre ejercicio de esta función por los encargados de ejercerla, pero a buen seguro en el pecado, como apunta sabiamente el refrán, estará la penitencia. Dejemos pues de lado el dinero y hablemos de cine; mi gran momento de Sitges 2013 no puede ser otro que el visionado de la magistral Sólo Dios perdona (Only God Forgives, Nicolas Winding Refn, 2013) que disfruté, con el Auditori lleno a reventar, sumido en un limbo sensorial equidistante entre la sugestión hipnótica y la pura fascinación onírica. Sus ajustados noventa minutos de metraje, donde caben toneladas de lo mejor que puede ofrecernos un arte que con figuras como Winding Refn demuestra que aún no ha consumido sus (infinitas) posibilidades expresivas, justifican por si solos la asistencia a un festival en el que el balance general ha sido, en mi modesta opinión, más que aceptable.
Roberto Morato
The Wind Rises. Auditori. Se nos impide la entrada a la prensa que por derecho podía acceder al pase. Al ver mis protestas una chica me tiende su entrada desde dentro para que pueda acceder a ver la película. No fue hasta después de terminar de ver el último largometraje de Miyazaki que comprendí que ese gesto era algo más que un acto de amabilidad. Que por mucho que algunos se empeñen en secuestrar el Festival, al final Sitges es el público, se vaya con una acreditación de prensa o con una entrada de público, el festival pertenece al aficionado. Era el mismo gesto que yo había tenido el 2º día de festival con una chica a la que no dejaban acceder a The Zero Theorem. Sitges somos nosotros.
Roberto Alcover
Final de la Rueda de Prensa de lectura de premios: una niña pequeña pregunta al director del festival si el próximo año se programarán más películas infantiles.
Antoni Peris
El discurso de Harvey Keitel a Robin Wright en The Congress. una reivindicación del trabajo actoral, de la dignidad personal y una declaración de amor que pone la piel de gallina.