Difícil tarea la de describir el momento que vivimos en el sector cinematográfico actual, porque una de sus particularidades es el cambio continuo producido por la pandemia que tumba cualquier predicción. No obstante voy a intentar dar una visión general de lo que se esta produciendo a nuestro alrededor y los posibles escenarios que pueden darse en un futuro no tan lejano.
Lo que se esta produciendo en estos momentos, por una parte, es obvio y todos lo estamos observando, es el cierre de las cadenas y la entrada en pánico delas llamadas Majors con el retraso de sus estrenos. Blockbusters como la Viuda negra de Marvel o Sin tiempo para morir, el último 007, por poner sólo dos ejemplos, llevan un año de retraso sobre la primera fecha prevista de estreno. Aunque es fácil resumirlo como producto de la pandemia, en mi opinión, lo que ha hecho esta situación no ha sido más que acelerar la llegada de algo que todo el mundo en el ámbito de la distribución y exhibición estaba temiendo desde hacía tiempo. La covid ha dinamitado un viejo escenario comercial en un tiempo récord sin que nadie se hubiera preparado para ello.
… Muchos, digamos gurús u observadores, llevaban vaticinando el fin de nuestro sector desde hacía años, augurando que las salas de exhibición serían engullidas por las plataformas online que todos conocemos. Estrenos directos en plataforma (de modo exclusivo o compartido brevemente en pantallas) de esperadas obras de animación como el Soul de Pixar (o de Disney, en realidad), como el independiente, críptico y estimulante Estoy pensando en dejarlo de Charlie Kaufman o del oscarizable Mank de Fincher parecen certificarlo. … Y, aun así, creo que se equivocan. Y no lo digo desde un punto de vista romántico o nostálgico. Las salas de cine continuarán. Permitidme aquí hacer una diferenciación, las salas de cine que han sabido crear una fidelización de sus espectadores. Con ello no me refiero a la simple tarjeta con descuentos sino que me refiero a quien ha cuidado su programación, apostando por la diversidad, creando un nicho concreto de espectador. Es decir, salas como mucho de cinco pantallas lo tendrán más fácil. Sin embargo, las grandes cadenas con cantidad de pantallas que únicamente llenaban su programación con grandes producciones de blockbusters, repitiendo ese mismo título en casi la mitad de las salas, serán los complejos que sufrirán, porque su propio proveedor puede limitar el número de estrenos en pantallas para rentabilizar su venta a plataformas. Permitidme que dude de su capacidad de reacción. Me temo que cuando las distribuidoras americanas vuelvan a estrenar volverán a caer rendidas a sus pies y en ese caso les vaticino un mal futuro en su competición con las plataformas. No veo por mi parte la exhibición online como un enemigo. Pero se deberá dar por finalizada la época de las ventanas de protección en la exhibición y los estrenos deberán ser simultáneamente en salas y plataformas.
Creo que hay un espectador sediento de, en cuando las condiciones lo permitan, volver a las salas. Y aunque costará volver a las recaudaciones que conocíamos (y tal vez ya no las volveremos a alcanzar) habrá que adaptarse a la nueva situación
Pero hay algunos puntos más que no quería dejar de comentar. Por una parte, el papel de la crítica y el de las instituciones, por otra el de televisiones públicas.
La crítica, ahora más que nunca es de vital importancia, ante la avalancha que hay de estrenos en salas y sobre todo en plataformas ha de ser la que destaque y guíe al espectador de la mano en su elección. Pero, y esto nos llevaría a otro artículo, la crítica, al igual que las salas, debe hacer un trabajo de reflexión para preguntarse porque el espectador está mayoritariamente apartado de ella.
Por último, las instituciones. Ha de establecerse el fomento del cine en las escuelas, de que haya un conocimiento de la historia del cine. Por otra parte, las televisiones públicas deberían apostar por no solo programar cine, sino que debatirlo en tertulias. En una u otro caso, el papel de la crítica se hace especialmente relevante y precisa también de una orientación tan experta como abierta. Textos en medios generalistas de supuesta crítica que se limitan a a poco más que una sinopsis de la película o a comentarios de prensa rosa, o discusiones sesudas por expertos desde torres de marfil no ayudan a promover el interés por el cine. Sería conveniente incorporar a las nuevas generaciones de críticos, incluso youtubers o gente influyente en las redes sociales, que opina constantemente de temas audiovisuales con conocimiento de causa.
Creo que tenemos muchos retos por delante pero con una buena conjunción de distribuidores, exhibidores, críticos, televisiones y plataformas podremos convivir y seguir disfrutando de las salas de cine en nuestro país.