Al calor del soju
Por razones geográficas, estilísticas, de producción, de prolijidad y también de calidad, Hong Sang-soo se ha convertido casi en el emblema del FICX, receptor natural de su cine en España. En esta edición dos de sus títulos, minúsculos en producción y grandes en resultado, destacaban con nitidez entre todo lo visto a competición. No sorprende que la pregunta más formulada en estos días de festival fuera “¿cuál de los dos Hong te ha gustado más?”. Esta dupla nos ofrecía además una de las dicotomías entre las que parece dirimirse ahora mismo su cine: una cierta tendencia hacia la linealidad y sencillez estructural que todavía se alterna con su gusto por los juegos narrativos.
In Front of Your Face es un ejemplo claro de la primera vía, y nos cuenta el retorno a Corea y a su ciudad de una mujer para visitar a su hermana y acudir a una potencial cita de trabajo con un director de cine, dado que ella había hecho sus pinitos como actriz años atrás. Hong sigue así abundando en el creciente protagonismo femenino en su obra, que yo creo la hace más sensible y humanista. Mientras tanto, el personaje masculino muestra una vena caprichosa e incluso vagamente demiúrgica, como otro de esos remedos autocríticos o autoirónicos en pantalla de sí mismo a los que nos tiene acostumbrados el coreano. La preceptiva escena soju, realmente el corazón de este film, funciona como tantas veces como catalizadora de las emociones y tendencias de los personajes, en una obra especialmente delicada y elegante donde la muerte vuelve a jugar un papel clave como elemento argumental, como ya hiciera en Hotel by the River, dentro de un espíritu paradójicamente vitalista en el que el aquí y el ahora cobran una gran importancia.
En Introduction también hay una escena soju que entra a la médula de su argumento con un personaje masculino del mundo del cine, actor en este caso, quien repite con una vehemencia rayana en lo cafre que cualquier abrazo (o beso), incluso los que se dan actores durante un rodaje, es una señal de amor. Este film sería una muestra de su cine más estructurado, más proclive al juego narrativo, organizado alrededor de tres bloques físico-temporales cuyo foco de atención va variando hasta culminar, precisamente, con sendos abrazos. Éstos definirían el tránsito sentimental de su protagonista, el relato, un tanto oblicuo, de lo que podemos entender como su primera relación amorosa importante, aquella que quizás le va a dejar más huella. El primer abrazo representa el amor infantil, el segundo se lo da a su novia cuando trata de aferrarse a ella, y el tercero lo recibe de un amigo cuando ya la ha perdido. Así, la película nos traza un camino de maduración con matizada carga melancólica, alimentada por otra de esas memorables escenas soñadas o imaginadas que pueblan su filmografía y que ilumina de manera agridulce el estado emocional de su protagonista.
Pero si Hong parece cada vez menos preocupado (o con menos dinero) por la pulcritud del acabado de sus films, con una fotografía sobreexpuesta y, en el caso de Introduction, una llamativa baja definición, ambos títulos abundan en su inconfundible estilo visual, en planos largos donde el estudiado montaje se hace dentro de los mismos a través de suaves movimientos de cámara y el ya mítico uso del zoom, y que intensifican esa sensación de expectativa ante lo que nos van a mostrar los personajes, ante sus palabras y reacciones, siempre con un matiz inopinado, y unos diálogos que van desgranando el argumento con sutileza y una gran gestión de la información que se le ofrece al espectador.
En fin, mientras sigan llegando sus películas con regularidad para iluminar la programación del festival, no sé si tendremos la fortuna de verle algún día por tierras asturianas. Si se diese el caso igual ya habría que bautizarle con el sobrenombre de Gijón Sang-soo.