…y al tercer año, resucitó.
No, Godard no. Para eso habrá que esperar.
Me refiero a las ganas de no hacer nada. De estar tirado en un hotel esperando que algo les pase a los
demás. Laxitud, desespero, abandono.
En Sundown (Michel Franco, 2022), Tim Roth cervecea con la vista perdida en el horizonte. ¿Hay alguien
a su lado? Tanto da. Algo sabe, algo lo suficientemente trascendental como para dejar abandonada a la
familia, al siempre impreciso futuro, a las impostadas responsabilidades de quien lo tiene todo (lo que no
importa).
En la segunda temporada de The White Lotus, otros norteamericanos riquísimos escenifican sus crisis de
pareja, sus traiciones a fuego lento, su vocación putera con excusa de búsqueda ancestral. Pero se
equivocaron de continente: Europa e ingenuidad son antónimos.
Por último, en Aftersun (Charlotte Wells, 2022), una hija rememora el último verano mediterráneo con
papá. Un papá a la fuga de sí mismo, tocado y hundido por la vida loca y el “piensas demasiado”.
El verano, flashforward de la muerte, nos recuerda quizás que dejar de hacer es dejar de ser.
PS: en realidad, la explicación a este tsunami de historias de sol y playa es más sencilla. Los hoteles,
abandonados a su suerte tras la resaca pandémica, resultaron ser platós agradecidos. La función crea al
órgano. Y cine es oportunista por definición.