En el año 2023 las adaptaciones de videojuegos están en alza. Por mencionar un par de ejemplos, ya hemos disfrutado de grandes marcas como Super Mario Bros. o la serie The Last Of Us, ambas gozando de gran éxito entre el público, y hay muchas más adaptaciones que ya se han estrenado o que se están llevando a cabo. Para el caso que ocupa este texto, la productora especializada en terror Blumhouse trae a las salas de cine uno de los videojuegos que más furor ha causado en los últimos años. Estamos hablando del viralizado Five Nights at Freddy’s, desarrollado por el prolífico Scott Cawthon (que también produce la película), juego que se estrenó en 2014 y que ya cuenta con diez secuelas además de múltiples spin-offs y novelas. Cuando Five Nights at Freddy’s se estrenó, los videojuegos de terror independientes (a menudo desarrollados por equipos muy pequeños, llegando a ser una sola persona) estaban de moda, una corriente que se disparó en 2012 con Slenderman: The Eight Pages. En este contexto, Cawthon sorprendió con un videojuego de mecánicas muy sencillas basadas principalmente en observar cámaras de seguridad, creando además un universo propio repleto de personajes y un trasfondo lleno de misterio, plantando así la semilla que se expandiría hasta la gigantesca marca en la que es hoy.
La película, también titulada Five Nights at Freddy’s, se basa en el primer videojuego de la saga y comparte la misma premisa (la cual es muy similar a la de la gamberra Willy’s Wonderland de Kevin Lewis, 2021): un guarda de seguridad que le toca trabajar en el turno de noche del local Freddy Fazbear’s Pizza, donde tendrá que andarse con ojo con Freddy y sus amigos, unos animales animatrónicos que parecen estar vivos. Al tratarse de un videojuego pequeño que centra su jugabilidad en imágenes mayormente estáticas sobre las que hay que ejercer tareas sencillas, la narrativa queda entonces en segundo plano, siendo una llamada telefónica al inicio de cada turno lo único que aporta contexto y, llamada tras llamada, se acababa generando una historia. Sin embargo, las limitaciones de esa voz que se comunica con el jugador deja infinidad de misterios y preguntas sin respuesta, suscitando la curiosidad de aquellos que quisieran ahondar más en que sucedió en Freddy Fazbear’s Pizza. De este modo, el videojuego está lleno de secretos y huevos de pascua que requieren de la iniciativa de los jugadores para ser encontrados y desvelar así los elementos más turbios de la historia. En la película, sin embargo, todo esto se pierde, ya que al seguir una estructura argumental convencional, se ve obligada a crear personajes y subtramas que permitan ir desvelando estos misterios a medida que avanza el metraje. Por ejemplo, la película dota de un mayor trasfondo al personaje protagonista, poniendo al espectador en contexto para saber qué le lleva a aceptar ese trabajo y cuales son sus inquietudes a nivel personal, algo que no sucede en el juego. El problema de la incorporación de estos elementos narrativos es que eliminan cualquier posible misterio y acaban sustituidos por personajes y diálogos expositivos, la mayoría sintiéndose como herramientas de guion que en ocasiones pueden resultar forzadas o incluso incoherentes.
Donde la adaptación funciona con gran acierto es en el apartado visual. La reconstrucción de la pizzería y el diseño de los animatrónicos es fiel y evoca inmediatamente a aquellas imágenes estáticas de las cámaras de seguridad del videojuego. Desde el escenario donde Freddy y compañía “descansan” hasta la sala de seguridad con su ventilador, la ambientación está cuidada para disponer de esa mezcla entre el ambiente festivo, lleno de luces y colores, y el aspecto oscuro y siniestro de un local abandonado que oculta un pasado turbio. En lo sonoro también se incorporan sonidos reconocibles del videojuego que acentúan la atmósfera tan siniestra de la pizzería y, eso sí, no faltará uno de los elementos más característicos de toda la saga: los jumpscares.
La película Five Nights at Freddy’s es divertida y no le faltan sustos ni entretenidas escenas de terror, pero sobre todo es un espectáculo visual que consigue trasladar a la gran pantalla la personalidad única del videojuego homónimo. Una adaptación repleta de referencias para los fans de la marca que, sacrificando los misterios e incógnitas por una narrativa al uso, también funciona por su cuenta como película de terror.