El festival de cine independiente de Barcelona L’Alternativa ha celebrado este año su trigésima edición. Apostando una vez más por una opción híbrida con proyecciones presenciales y algunas películas a través de la plataforma Filmin, l’Alternativa ofrece una gran variedad de cine independiente en su catálogo, buscando la diversidad y la libertad creativa.
El encuentro cinéfilo no ha perdido la ocasión para proyectar todo tipo de propuestas, algunas de ellas gozando del reconocimiento anterior de otros festivales. Es el caso de la película de inauguración, Fallen Leaves (Kuolleet Lehdet), del emblemático director finlandés Aki Kaurismäki (Luces al atardecer, La chica de la fábrica de cerillas), que en Cannes consiguió el Premio Internacional del Jurado y a quien en San Sebastián se le otorgó el Gran Premio FIPRESCI a la mejor película. Por otro lado, también se encontraban las ganadoras de la Espiga de Oro y la Espiga de Plata en la SEMINCI, que son La imagen permanente (Laura Ferrés) y La chimera (Alice Rohrwacher) respectivamente. Ferrés, que estuvo para presentar la película y asistió a un coloquio posterior a la proyección, cuenta en su debut una historia inteligentemente narrada, construyendo un guion lleno de detalles que desvelan de forma intuitiva la relación de los personajes en pantalla. Todo en un tono humorístico y unas interpretaciones que recuerdan al cine de Kaurismäki, en este caso llevadas a cabo por actrices no profesionales que parecen recitar el texto tal cual lo leen del guion. Una propuesta arriesgada, pero La imagen permanente resulta íntima y entrañable, permitiendo que de las escenas más cotidianas surja una historia extraordinaria. Con un estilo muy dispar a la de la directora catalana y el director finlandés, La chimera apuesta por una atmósfera misteriosa y onírica para contar “las aventuras” de Arthur, un saqueador de tumbas que dispone de una habilidad única para encontrar objetos escondidos. Rohrwacher alterna en esta película entre diferentes formatos de pantalla con la misma agilidad que mezcla la narrativa convencional con la fábula, con momentos en que los personajes hablan directamente a cámara, rompiendo la cuarta pared, o cantan canciones típicas de un juglar en unos montajes musicales que mitifican al ladrón protagonista. La directora italiana guía al espectador por un cuento donde la difusa línea entre lo real y lo mágico llega por momentos a desaparecer, manteniendo un argumento claro pero lleno de dudas sobre qué le sucede a Arthur y a su entorno. Lois Patiño también se apunta a la ambigüedad al alternar entre la ficción y el documental en Samsara, utilizando el espiritismo cómo hilo narrativo para acercarse a los monjes de Luang Prabang y a los residentes de un pueblo costero de Tanzania, contemplando con ritmo pausado sus costumbres y convivencia. Lo más destacable de Samsara es el puente para pasar de una región a otra, donde Patiño pide al espectador que cierre los ojos y lo transporta en un viaje sensorial transmitido mediante una cuidada coreografía de destellos y sonidos. Deborah Stratman, una regular del certamen barcelonés, también juega a mezclar géneros en su película más reciente, Last Things. El viaje de corte experimental que ofrece Last Things combina información científica con narraciones ficticias sobre el futuro. De este modo, Stratman explora la historia de la humanidad a partir de la observación de las rocas y especula sobre como estas perdurarán más allá de nuestra especie. El filme cuenta con imágenes psicodélicas repletas de colores y formas que van desde lo abstracto a grabaciones a través de microscopios. Para finalizar con esta dualidad entre lo real y lo falso, el divertidísimo documental And the King Said, What a Fantastic Machine (Axel Danielson, Maximillien van Aertryck) hace un repaso histórico de la cámara y la capacidad de capturar videos e imágenes, ofreciendo una interesante reflexión sobre la facilidad con la que se puede manipular la realidad. Mediante un espléndido montaje del material de archivo que abarca desde el cine mudo hasta videos típicos de las redes sociales, el dúo de directores ofrecen una crítica ácida repleta de contrastes, ejemplos y, sobre todo, de sentido del humor satírico con la clara intención de ridiculizar la condición humana ante un invento como la cámara. En ese aspecto recuerda en gran medida al cine del director sueco Ruben Östlund, que figura como productor ejecutivo del documental.
El festival también contó con la presencia de la premiada directora Tatiana Huezo, ofreciendo una retrospectiva de su filmografía desde Tiempo caustico hasta su nuevo documental El eco, proyección a la cual asistió para hacer una presentación previa. Entre sus obras más reconocidas se encuentran El lugar más pequeño (2012), su primer largometraje. Se trata de un documental que recoge el testimonio de los residentes de un pueblo de Cinquera que, a causa de la guerra civil de El Salvador, se vieron obligados a abandonarlo y cuando volvieron tuvieron que reconstruirlo de cero. La directora salvadoreña acompaña a los habitantes de Cinquera en su día a día, capturando momentos de lo más entrañable que rebosan humanidad. La fotografía de Ernesto Pardo capta la naturaleza y la cotidianidad del lugar en hermosas imágenes que contrastan enormemente con las narraciones de los testimonios. Las voces en off nos acompañan de principio a fin durante el metraje, dejando de lado el presente de la rutina grabada por las cámaras para remitir a dolorosos recuerdos del pasado, explicando las terribles consecuencias de la guerra. La misma fórmula que repite en Tempestad (2017), su segundo largometraje, pero llevando la escenografía más allá, a un nivel más artificioso, con metraje que por momentos llega a parecer sacado de una película de fantasía (o de terror). La atmósfera generada por la fuerza visual de la película y el cuidado sonido ambiente hace de Tempestad una experiencia sensorial tan cautivadora como escalofriante, en este caso para contar la historia de dos mujeres que han sido víctimas de la corrupción e injusticia en México. En ambas películas Huezo construye con las imágenes una capa narrativa adicional en torno a los acontecimientos explicados, acompañando temática y emocionalmente lo que las voces en off cuentan. En su tercer largometraje, Noche de fuego (2021), Huezo escribe y dirige una obra de ficción en la que adapta la novela de Jennifer Clement titulada Prayers for the stolen (2012), tratando temas similares a los de sus documentales. La película, que se estrenó en el Festival de Cine de Cannes y recibió una mención especial en la sección Un certain regard, narra la vida de tres amigas que viven su infancia en un pueblo rural que de vez en cuando es atacado por narcotraficantes y estos secuestran a alguna muchacha. Aunque quizás carece del impacto de los dos largometrajes anteriores, Noche de fuego mantiene la capacidad de Huezo para crear una atmósfera única y situaciones de gran crudeza que le encogen a uno el corazón.
Por último, con motivo del treinta aniversario del festival, mencionar dos películas que ya estuvieron en ediciones anteriores y que se han recuperado para la ocasión. Una es Counting (2015), dirigida por Jem Cohen. Con influencias de Chris Marker y Jonas Mekas, Counting es una película de quince capítulos, cada uno con una temática propia, en los que recoge grabaciones de diferentes ciudades y las ordena en un montaje asociativo. De este modo, Cohen explora Nueva York, San Petersburgo o Estambul en esta especie de sinfonía de ciudad que, mediante la observación, invita a reflexionar sobre la sociedad urbana. El otro filme recuperado es It’s Such a Beautiful Day (2012) de Don Hertzfeldt, que recopila los tres cortometrajes de animación conocidos como La trilogía de Bill. Hertzfeldt apuesta por un diseño de los dibujos de lo más sencilla y minimalista, casi parecen los bocetos que haría un alumno aburrido en el cuaderno del colegio. Sin embargo, lo que el director estadounidense logra con tan poco es realmente admirable. La combinación de varios elementos, los efectos que enfatizan y recorren los dibujos y la agilidad del montaje para unir pequeñas animaciones crea en su conjunto un relato complejo, lleno de detalles y matices. No hay que dejarse engañar por los simpáticos monigotes que protagonizan la película, porque a medida que avanza el filme surge su cargado trasfondo filosófico y la oscura realidad del argumento, un drama de lo más crudo sobre la enfermedad neurológica de Bill, el simpático hombrecillo del sombrero. Debido a esto, Bill se ve atormentado por visiones que le harán dudar sobre su entorno, sobre lo que es real y lo que es falso.
Animación, retrospectivas, cine experimental, tanto películas documentales cómo de ficción (o una combinación de ambas), el festival L’Alternativa ofrece una gran variedad de propuestas, dando visibilidad a todo tipo de cine buscando y celebrando la diversidad e independencia creativa de los autores. Porque como comentó el rey Eduardo VII al ver la proyección de La coronación de Eduardo VII (Georges Méliès, 1902): “Qué maravilloso aparato es el cine.”