David Leitch contaba con una longeva carrera como especialista y director de segunda unidad antes de codirigir John Wick junto a Chad Stalhesky, allá por el 2014, siendo Leitch el encargado de las escenas de acción (aunque no está acreditado). Desde la película protagonizada por Keanu Reeves, la filmografía de Leitch como director no ha parado de crecer, contando con obras como Deadpool 2 (2018), Fast and Furious: Hobbs and Shaw (2019) y el éxito en taquilla Bullet Train (2022). Su cine está caracterizado por la acción espectacular y alocada, y su nueva obra, El Especialista, no se queda atrás al respecto. Todo lo contrario, el filme supone una celebración de las locuras que tienen lugar en el cine de acción, reivindica la tradición del cine práctico que cada vez es más frecuente sustituirlo por ordenador y, sobre todo, rinde homenaje a la profesión de especialista. Leitch, el que fuera doble de Brad Pitt e incluso de Jean-Claude Van Damme, lleva a la gran pantalla un mundo que conoce muy bien basándose vagamente en la serie de los ochenta Profesión Peligro, con la que comparte el título original, The Fall Guy, y cuyos protagonistas Lee Majors y Heather Thomas hacen un cameo.
La premisa es directa y ya de por sí un tanto disparatada. El doble Colt Seavers (Ryan Gosling), debe encontrar al actor que sustituye, Tom Ryder (Aaron Taylor-Johnson), cuando este lleva días sin aparecer por el rodaje de Metalstorm, un blockbuster dirigido por Jody Moreno (Emily Blunt) que mezcla la ciencia ficción, las historias de amor y el cine de acción. Esto lleva a Seavers a verse envuelto en una conspiración para encubrir un asesinato, casi nada. Para salir del apuro, Seavers salta de una situación peligrosa a la otra con aire despreocupado y a ritmo de I Was Made for Lovin’ You (canción de base sobre la que se ha creado gran parte de la música para la película), jugándose la vida en puras escenas de acción como las que acostumbra a rodar en su trabajo. Las habilidades acrobáticas de Seavers, su familiaridad con el peligro y su capacidad para volver a levantarse después de cualquier golpe le proporcionan la capacidad para salir airoso de cualquier situación. Algo similar al personaje de Brad Pitt en Érase Una Vez en… Hollywood (Quentin Tarantino,2019), donde el doble de cine conseguía neutralizar a los integrantes de la familia Manson sin demasiado esfuerzo. El tono desenfadado y metafílmico le permiten a Leitch mezclar realidad y ficción, jugando con la credibilidad y difuminando la barrera de las actuaciones dentro de la diégesis de El Especialista, desvelando, por ejemplo, que una catana era de atrezo después de haber visto a Seavers destrozar medio mobiliario mientras hacía todo tipo de acrobacias para esquivar los espadazos de una misteriosa atacante (la cual se revela como una actriz). Los entresijos del cine se asoman para dejarse ver y formar parte del universo fílmico de El Especialista, mostrando tiroteos con balas de fogueo, a los malos saliendo volando tirados por cables perfectamente visibles o explosiones sincronizadas en un set de rodaje.
Este juego de entrelazar la vida y el cine forma parte intrínseca de la propia trama en sí, ya que Jody vuelca su experiencia personal en la película que está dirigiendo, creando en los personajes una suerte de alter ego tanto de Seavers como de ella y sirviéndose de los altibajos de su relación amorosa como base del argumento de Metalstorm. El propio rodaje les lleva a reflexionar sobre sus emociones y a enfrentarse a heridas abiertas, hasta el punto en el que Jody, megáfono en mano, le expone sus sentimientos a Seavers en un reproche encubierto en instrucciones con la excusa de darle contexto para que actúe mejor (que en el caso de Seavers es que se pegue un mejor castañazo), todo esto delante del equipo técnico, actores y alienígenas asintiendo con la cabeza. Porque las películas que optan por el espectáculo, pese a la opinión generalizada, pueden contar con un autor detrás que exprese sus inquietudes personales entre coches estrellados, saltos imposibles y carreras a contrarreloj. Es el caso de Jody sirviéndose de Metalstorm para exorcizarse de una relación que no acabó bien. La historia de amor entre la directora y el doble es el eje central en medio de la disparatada aventura de Seavers, y su desarrollo influencia directamente a lo que les sucede a los personajes de la película que quieren rodar.
Repleta de referencias cinéfilas, sentido del humor y algún que otro unicornio, el filme es puro divertimento y una celebración de la acción y los especialistas. Las intenciones quedan claras nada más empezar con un montaje que presenta varios fragmentos de acrobacias y golpetazos de películas como Atómica (dirigida por el propio David Leitch en 2017), Nadie (Ilya Naishuller, 2021) o una de las muchas Fast and Furious. La reivindicación de esta forma de crear cine queda rematada en los créditos con grabaciones del rodaje de la misma El Especialista, mostrando cómo se han hecho las escenas y con imágenes de los dobles llevando a cabo las virguerías que hemos presenciado a lo largo del metraje, los cuales siempre dispuestos a levantar el pulgar y lanzarse de cabeza a por la siguiente toma.