Rebel Moon, parte dos: La guerrera que deja marcas, de Zack Snyder

¡Esto es Veldt!

Rebel Moon parte dos La guerrera que deja marcasEn Netflix continua la épica espacial del director Zack Snyder que Rebel Moon – Parte 1: La niña de fuego dio comienzo el diciembre del año pasado. En aquella introducción, un grupo de rebeldes, muy dispares tanto en su diseño como en su trasfondo argumental, se conocían y decidían colaborar juntos para defender a los habitantes de la luna de Veldt del ataque de Mundomadre, el mal común en todo el universo creado por Snyder. Ahora, en Rebel Moon – Parte 2: La guerrera que deja marcas el grupo ya está reunido y solo les queda esperar el ataque del general Noble (Ed Skrein). Como sucedía con los espartanos de 300 (Zack Snyder, 2006), deben prepararse todo lo que puedan para resistir el asedio de Noble pese a la inferioridad numérica ante el enemigo, contando esta vez con los granjeros de Veldt en lugar de la furia espartana como ejército.

Más allá del concepto del asedio a Veldt, no hay mucho más a nivel argumental. La segunda parte de Rebel Moon relega toda la primera mitad de la película a profundizar en los personajes, construir los conflictos por los que luchan y, cómo hacían los granjeros en La niña de fuego (y la propia película en sí), sembrar las emociones que luego serán la principal fuerza motora en los momentos de acción. Es especialmente importante hacer hincapié en el hecho de que la película se detenga en contar quienes son estos misteriosos viajeros. En la crítica de la parte 1 ya hacía mención de la falta de background de los personajes (a excepción de la protagonista Kora, interpretada por Sofia Boutella), especialmente tratándose de una película de Zack Snyder, que nunca duda en introducir secuencias que bien podrían funcionar como cortometrajes independientes y que relatan, siempre desde la épica mitológica que tanto le caracteriza, la vida o acontecimientos clave de un individuo concreto. Watchmen (Zack Snyder, 2009) comprende un par de ejemplos de lo mencionado, ya que tanto el Doctor Manhattan como el conflictivo Rorschach detienen la trama principal para explicar sus orígenes. Y en La Liga de la Justicia de Zack Snyder (2021), Victor Stone se contempla a sí mismo mientras se convierte en Cyborg. La ausencia de narraciones de este estilo se resuelve cuando el grupo protagonista, reunidos en una mesa, confiesan lo qué les ha llevado a estar dispuestos a dar su vida en combate. Aunque breves, en estos pequeños relatos tan característicos de Snyder que combinan la voz en off con impactantes imágenes deliciosamente encuadradas (y a cámara lenta) se dan algunos de los planos más memorables de todo el filme.

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De este modo, Snyder se detiene en los detalles, en las labores en el campo que muestra con su ralentizado estilo y en la camaradería que se crea mediante el trabajo y los festejos, saltando de lo jovial a lo solemne y viceversa. El tono calmado en la primera mitad, de un modo similar las escenas que preceden la guerra contra los caminantes blancos en el capítulo La larga noche (Miguel Sapochnik, 2019) de la serie Juego de Tronos, dota de peso a la espera  hasta que estalla el combate contra Mundomadre y se desencadena una gran batalla que enlaza una escena de acción tras otra durante el resto del metraje. Aquí, la tensión y angustia acumulada antes del asedio da rienda suelta a la épica, repleta de sacrificios, ataques sorpresa y apariciones en los momentos más inesperados acompañados por la grandilocuencia de la música de Tom Holkenborg. La acción, aunque caótica y sin llegar a ser tan resultona como en otros trabajos del director, cuenta con destellos de genialidad, sobrecargadas imágenes de heroísmo en las que Snyder se permite aminorar el frenesí para sacar a relucir esos planos tan espectaculares que acostumbran a surgir en su filmografía. A destacar, la aparición de Jimmy (Anthony Hopkins), épica donde las haya, y la impresionante (y disparatada) pelea entre Kora y Noble mientras todo colapsa a su alrededor.

Con Rebel Moon – Parte 2: La guerrera que deja marcas, Zack Snyder aporta un desenlace epopéyico a la historia que comenzó con La niña de fuego. La trama no queda cerrada del todo, el final da pie a que aún haya más secuelas y el universo creado ofrece infinidad de hilos de los que tirar. A falta de ver las versiones del director tras las que tanto se escuda el realizador de Wisconsin, con Rebel Moon no parece que Snyder esté en el mejor momento de su carrera. Pese a disponer de dos películas para contar una historia, esta se siente superficial y por momentos atropellada, resultando en una obra que en su conjunto es un tanto irregular. Dicho esto, es de agradecer encontrar trabajos tan personales que abrazan con tanta honestidad los gustos temáticos y artísticos de su autor. En el caso de Snyder, el heroísmo mitológico y la decisión de engrandecer cada momento desde la saturación en la puesta en escena.

Rebel Moon – Parte 1: La niña de fuego, de Zack Snyder